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Alfredo alday | Experto en teleasistencia, ponente en unas jornadas de Cruz Roja

“El apoyo tecnológico a los mayores en su casa no debe concentrarse en un móvil diminuto”

“Ahora se controla la emergencia; está bien tener un dispositivo que avise de la caída, pero hay que pensar en otro que la prevenga”

Alfredo Alday Marcos León

Alfredo Alday es, de formación, ingeniero en Informática, pero su trayectoria se ha centrado desde hace años en el mundo sociosanitario. Fue, entre los años 2010 y 2019, responsable del servicio público de teleasistencia en el País Vasco, y apuesta por adaptar la tecnología a las personas mayores. Fue uno de los ponentes ayer, Día Internacional de las Personas Mayores, en la jornada temática que Cruz Roja organizó durante toda la mañana en su sede local de Montevil.

–El Hospital de Cruz Roja ya tiene un robot inteligente que se pasea por las habitaciones. ¿Eso entra dentro de la tecnología que se acerca a las personas?

–Sí, es una aproximación hacia a lo que nos dirigimos. Se incluye todo lo relacionado con las nuevas tecnologías de la robótica, la sensórica, el reconocimiento de la voz. Son tecnologías que ya existen y que tienen mucho potencial, pero la diferencia es ver cómo se puede aplicar en un sector tan específico como es el de los cuidados. Eso del robot es un buen ejemplo, porque su uso está centrado en la persona. Porque, ¿qué pasa ahora? Que hay gente que rechaza este tipo de soluciones porque creen que supone una deshumanización, que estamos perdiendo el contacto entre nosotros. Pero, si se hace bien, la tecnología puede servir para lo contrario. Creo que la pandemia, cuando solo nos podíamos ver y comunicar con muchos allegados con la tecnología, fue un buen ejemplo de ello, aunque resulte ya manido a estas alturas. La tecnología, desde siempre, se creó para implicar bienestar.

–¿De dónde viene ese rechazo?

–Es que el uso del lenguaje es muy importante. A veces se usa un discurso apocalíptico, se ve mucho en el cine, con las películas sobre robots. Pero, en realidad, un robot también es la máquina que te abre las barras del metro.

–Pero, ¿cómo rompemos la brecha digital con los mayores?

– El lema este año del Día de las Personas Mayores ha sido “equidad digital para todas las edades”. Y es que debemos poner hincapié en que las personas mayores deben tener acceso y una participación significativa en el mundo digital. Sobre la brecha, en realidad deberíamos hablar de brechas, porque va por fases. Está la brecha de acceso, la de uso, la de apropiación y la de participación. No es lo mismo tener un dispositivo que saber usarlo y hacerlo de forma activa en nuestro día a día. Quiero decir, el problema no es solo que las personas mayores no sepan usar un móvil, debemos ir más allá. Lo interesante de este tema es dar con un diseño inclusivo de la tecnología que les permitan formar parte de ella.

–Dice en un artículo que cuida no es controlar.

–Sí, habitualmente la tecnología en los cuidados en personas mayores se centra mucho en eso, en controlar la emergencia.

–Los sistemas de alarmas ante caídas de grandes dependientes.

–Sí, es el dispositivo más común. Y está muy bien y es necesario, pero deberíamos crear una tecnología que ayudase también a prevenir la caída, crear dispositivos que incluyan la tecnología en positivo. Hasta ahora lo sociosanitario ha tomado diseños de otros sectores. Los aparatos que monitorizan en casa son los mismos que controlan movimientos en un garaje. Hay que pensar diseños exclusivos para este otro mundo.

–¿Cómo sería un hogar del futuro para una persona mayor, entonces?

–Tendríamos un domicilio en el que la tecnología estaría en los objetos diarios, desplegada, y no concentrada en un teléfono móvil diminuto. Habría por toda la casas sistemas con sensores y dispositivos con reconocimiento de voz, que estos últimos serán claves y es hacia donde nos dirigimos en general, superando la fase de los teclados. Eso, permitir que la persona mayor interactúe en su hogar con comandos de voz y garantizando su seguridad con sensores camuflados en los muebles, es un poco hacia donde debemos mirar.

–¿La idea es evitar que los mayores que no lo quieran puedan evitar durante más tiempo las residencias?

–Sí. Dentro de no mucho llegar a los 90 años será lo normal, y la longevidad nos trae también más años de dependencia. La tecnología ayudaría a favorecer la permanencia de personas mayores en sus domicilios durante más tiempo, y las residencias se quedarían para una fase más avanzado en el que la dependencia sea demasiado alta. También ahí, en el apartado residencial, se debe y se está trabajando en cómo aplicar la tecnología para transformar esos espacios. Se podría hibridar la atención presencial y la domiciliaria y permitir, por ejemplo, a usuarios de residencia interaccionar con centros sociales, aunque sea telemáticamente. ¿Por qué no van a poder interaccionar con otras personas de otros entornos solo por estar en una residencia? La tecnología, si la usamos bien, nos hará mucho más humanos.

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