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El “terraceo” se encoge: Así fue la vuelta a la normalidad de las terrazas

“Se podía haber esperado algo más, el sector lo necesita”, dicen los clientes tras el fin de la ampliación del espacio de mesas

Por la izquierda, Javier González, Ildefonso Rodríguez y Jorge Ceñal. | Marcos León

Los clientes se solidarizan con los hosteleros y consideran que el Ayuntamiento debería haber prolongado el permiso especial para ampliar las terrazas, una de las medidas más aplaudidas por el sector para hacer frente a las duras restricciones motivadas por el coronavirus. La norma del Ayuntamiento, que quedó sin efecto ayer, permitió duplicar el número de mesas que les correspondía por licencia a cada establecimiento para tratar de compensar así las que se perdían en el exterior. La exigencia fundamental era que los nuevos espacios de terrazas no deberían entorpecer el paso de los peatones.

Ayer, el primer día en que las terrazas volvieron a su tamaño, Susana Zapico y Eva María Fernández aprovechaban el sol y la agradable temperatura del mediodía para tomar el aperitivo en una terraza del barrio del Carmen. A su juicio, que se recupere la normalidad es “una buena noticia desde el punto de vista de la situación sanitaria”, pero estiman que el Ayuntamiento “se ha dado demasiada prisa” en retirar las medidas especiales para el consumo en la calle. “La hostelería es un sector que ha sufrido mucho durante los últimos meses y habría que ser bastante más permisivos con él”, subraya Susana Zapico. El hecho de que Asturias esté disfrutando de un mes de octubre especialmente cálido, tras un verano “que ni existió”, es el argumento esgrimido por Eva María Fernández para posicionarse del lado de aquellos hosteleros que han venido reclamando, sin éxito, una mayor flexibilidad con las terrazas.

Eva María Fernández (izquierda) y Susana Zapico. | Marcos León

“Hay mucha gente que todavía tiene miedo, o digamos respeto, a consumir en el interior de los locales. Así que no hubiera pasado nada por seguir con más espacio de terrazas, porque, además, no creo que molestasen mucho”, apunta desde el exterior de una sidrería de la plaza Mayor Juan Manuel Pérez, que también disfrutó de la benigna meteorología para tomarse una caña al aire libre en mangas de camisa a mediados de octubre. A su lado, Julio Menéndez no se mostraba tan convencido. “Hay sitios por los que casi ni se podía pasar del montón de mesas y sillas que había en la calle. Aunque a lo mejor ahora, al quitarse esa medida, pagan justos por pecadores”, apuntó este vecino de la ciudad.

En un bar de la calle Cervantes hacían tertulia Javier González, Ildefonso Rodríguez y Jorge Ceñal a eso de las dos de la tarde. Los tres defienden con similares argumentos que se debería de haber retrasado algo más el final de la normativa extraordinaria de las terrazas de hostelería.

“Hay que tener en cuenta que estamos hablando de uno de los sectores que peor lo ha pasado con la pandemia y se le podía haber dejado que siguiesen con las terrazas algo más de tiempo”, indica Ildefonso Rodríguez. Sus dos compañeros asienten y coinciden en censurar la escasa flexibilidad que, a su juicio, ha mantenido en este caso el Ayuntamiento de Gijón. “No hubiera pasado nada porque la ampliación de las terrazas se hubiera prolongado unas semanas más”, coincide Ceñal.

Ambiente de terrazas el pasado martes, último día de permiso municipal de ampliación. | Marcos León

Entre las opiniones pulsadas ayer por LA NUEVA ESPAÑA en las calles de Gijón las hay que no se decantan ni por una ni por otra opción . “La gente va a seguir acudiendo a los bares igual, haya o no haya terrazas. Además, el invierno está ahí”, señaló Carlos Fernández, sentado en una terraza de Begoña. Con todo, la impresión general entre la clientela es de solidaridad con los hosteleros que defendieron la ampliación de la medida especial de terrazas.

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