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La figura de la semana Antonio Hedrera Fernández Neuropediatra y nuevo presidente de la Sociedad Filarmónica de Gijón

Vocación musical de bata blanca

Pianista y apasionado de la ópera, desde niño demostró su empeño por ayudar a los demás con un carácter empático, sensible y muy activo

Antonio Hedrera visto por Mortiner

La capacidad de trabajo, sus amplias dotes de liderazgo y una notable aptitud organizativa convierten al gijonés Antonio Hedrera Fernández (1986), médico de profesión y músico por devoción, en el mejor director posible para asumir las riendas de la Sociedad Filarmónica de Gijón. Su amplia cultura musical, su trato cercano y accesible son las notas que más resuenan cuando sus amigos y familiares valoran a un joven que desde niño derrochó talento y una vocación de servicio y de ayuda a los demás que cada día pone sobre la mesa como neuropediatra en el HUCA. “Es una persona muy correcta, amigo de sus amigos, sensible y con mucha iniciativa y a la que siempre le gusta tirar del carro colaborando con los que tiene a su alrededor; y que sabe escuchar, con empatía y palabras agradables”, describen sus allegados.

Antonio Hedrera, que el próximo 20 de noviembre cumplirá los 35 años, heredó de sus padres, ambos médicos, las inquietudes sanitarias desde muy joven. De hecho, durante su etapa como estudiante en el colegio del Corazón de María siempre apostó por llegar a la carrera de Medicina, una meta que alcanzó y desarrolló en la Universidad de Oviedo tras completar sus estudios con los claretianos en 2004. Quienes le conocieron en las aulas le recuerdan como un alumno responsable, estudioso y, a la par, muy valorado y querido por sus compañeros gracias a su empeño por preocuparse siempre por los demás. Una de las pruebas que avalan estas loas que su entorno describe son sus servicios de voluntariado, tanto como monitor en las clases de catecismo como en los campamentos de verano, colaborando siempre en todo aquello que se necesitase.

Esas labores, además, las compatibilizó este músico en continuo aprendizaje durante los primeros cursos como estudiante de Medicina. Tras licenciarse y realizar el MIR se especializó en Pediatría y puso rumbo a Valladolid, donde pronto demostró su valía y responsabilidad. Londres y Madrid fueron otros escenarios en los que Hedrera, también aficionado a los viajes y algo de deporte, logró nutrirse de conocimientos. Poco a poco fue profundizando y orientándose hacia la neurología infantil, destacando por sus atenciones y sensibilidad ante los pacientes. Todos coinciden en que para una rama de la Medicina como la suya, en la que tan importante es lo médico como lo humano, este gijonés es una apuesta segura.

Ilustración de Mortiner

Sus inquietudes, además de seguir realizando cursos y másteres, le impulsaron también a sacar el doctorado, defendiendo una tesis sobre infecciones encefalíticas por enterovirus tras un brote de estas características que afecto al norte de España hace cuatro años. Ahora, y desde hace tres años, desempeña su labor sanitaria en el HUCA, donde se encarga de los cuidados paliativos a niños con enfermedades neurológica. Su regreso a Asturias le permitió en buena medida poder recorrer la región –cuentan que le tira mucho la zona de Ribadesella, porque su familia paterna es de Cuerres– en sus ratos libres.

Las ocupaciones de Hedrera, lejos de sus responsabilidades cuando luce la bata blanca y el fonendo, se enfocan a la música, también desde bien pequeño. Es otro ejemplo de los valores que le inculcaron sus padres y que le ha permitido disfrutar siempre de esos impulsos culturales. El piano fue el instrumento elegido de niño, con el poco a poco fue creciendo como persona y como músico a través de escuelas y el conservatorio en el que fue ampliando destrezas y conocimientos. Esta otra faceta le permitió hacer muchos amigos y compañeros entre acordes y partituras. Un ejemplo es el grupo “TeDeum” que el propio Hedrera dirige y en el que está acompañado por Borja Rodríguez (flauta de pico y canto), la solista soprano María Luisa Vega y Susana Barreda (flauta travesera) desde hace más de una década. Muchos matrimonios han sido testigos en sus respectivas de bodas de la destreza de este conjunto vocal e instrumental que ahora dirige.

El mundillo musical siempre ha acompañado a este médico aficionado a la ópera del que todos dicen que goza de “muy buenos gustos musicales”. Cuentan que las composiciones para piano de Mozart, Beethoven​y Franz Schubert son las que más le llenan y transmiten para hacer también disfrutar al público. “Le gusta mucho la música clásica, especialmente del siglo XVIII y XIX”, confirman sus más próximos.

Ahora, tal y como desveló este periódico, ha tomado de Ramón García-Avello las riendas de la Sociedad Filarmónica de Gijón, una entidad que actualmente cuenta con 240 socios (40 de ellos debutantes este año) y a la que Hedrera llegó en 2018 por su afición a la música. Pronto pasó a formar parte de la junta directiva que ahora lidera y que ha nacido del consenso. “Los objetivos están claros, ganar socios, cuantos más mejor, pero, sobre todo, seguir ganando en visibilidad. Demostrar que existimos y que somos una institución importante”, compartió el propio Hedrera tras asumir el cargo en conversación con este periódico. Y todo apunta que también esta aventura camina en la línea correcta, pues ya se esperan más conciertos que otros años. Esta nueva etapa también suena bien.

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