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El guardián de las ardillas de Isabel la Católica: "A las recién nacidas, las cuido en casa"

El responsable municipal de estos animales dedica horas a su atención

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El guardián de las ardillas del parque Isabel la Católica de Gijón Ángel González

Se llama José Luis García López y es una enciclopedia sobre ardillas. El operario municipal lleva 16 años encargándose del cuidado de estos animales en el parque Isabel La Católica. Y esos ágiles roedores son como su ojito derecho. Pasa buena parte de la mañana con los bolsillos llenos de nueces y solo con chasquear las cáscaras de estos frutos secos, los mamíferos ya saben que se acerca con la comida. Tanto amor profesa el hombre por estos ellos, que hasta se los lleva a su casa cuando las crías recién nacidas tienen algún problema. Les da el biberón y todo. “Hay que tener cuidado con ellas porque son animales muy inquietos. No se les puede tener en una casa”, afirma.

García se conoce el parque Isabel La Católica como la palma de su mano. El jardín de todos los gijoneses es su pequeño reino. Cuenta que no sabe cuándo fue el día que llegaron las ardillas al gran pulmón verde de la ciudad. Que él las recuerda desde “hace mucho”. Calcula que habrá unas veinte y todas ellas conviven sin mayores complicaciones con el resto de la fauna del lugar. “El número se mantiene estable más o menos”, analiza. “A veces, hay algún problema con los perros, que salen detrás de ellas. Nunca vi que alcanzaran a ninguna, pero unos trabajadores sí que dicen que lo vieron. Aquel ejemplar falleció en mi casa de una hemorragia”, relata el experto cuidador del parque gijonés.

El guardián de las ardillas del parque Isabel la Católica de Gijón

Aunque García no pudo hacer nada por ese animal, sí que contribuyó a sacar adelante a otros. Cuando se los lleva a casa, los tapa con una manta eléctrica para protegerlas del fresco. Su secreto para que crezcan sanas es la leche de gato. “Les va muy bien”, confiesa. “Cuando empiezan a comer sólidos ya las liberamos otra vez en el parque”, añade. Cuando ya son adultas, las ardillas no suelen rechazar nueces, avellanas y las castañas. “Las castañas de aquí”, afirma rápidamente el cuidador. Por si hubiera alguien al que le apetezca acercarse más de la cuenta a estos animales García lanza una recomendación. “Tienen dientes pequeños, pero hacen daño. Ten en cuenta que hacen un agujero en la cáscara de la nuez para sacar el fruto”, destaca.

Las ardillas de Isabel La Católica son uno de los atractivos del emblemático parque gijonés. Llaman la atención a autóctonos y foráneos. Maxi Dávila y Juana Arbolada son una madre y un hijo que esta semana paseaban por uno de los jardines cerca del parque de tráfico. Llevaban unas cuantas avellanas que hicieron las delicias de los roedores. “Siempre que podemos venimos. Además, para las personas mayores como yo esto es un entretenimiento”, cuenta Juana Arboleda. “Hacía tiempo que no veía una. Vivía en Suiza y verlas otra vez me ha encantado”, apostilla Rafaela Fernández, una mujer de 74 años que se encuentra en la ciudad pasando unos días con su hermano, Santiago Fernández y su mujer, Josefina Poli. Y es que las ardillas encantan a todo el mundo casi tanto como al bueno de García, el hombre que las mima tanto que les hace un hueco en el salón de su casa.

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