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Un matrimonio muy legal: dos abogados que son pareja cumplen a la vez 25 años de profesión

Los abogados Sylvia Garrido y Javier Menéndez Barbón cumplen 25 años de ejercicio premiados por sus colegas, compartiendo despacho y con el respeto del sector jurídico

Javier Menéndez Barbón y Sylvia Garrido Galindo, en la fiesta del Colegio de la Abogacía. | Juan Plaza

Sylvia y Javier. Javier y Sylvia. Garrido Galindo y Menéndez Barbón, matrimonio y compañeros de despacho, fueron distinguidos en la pasada festividad del Colegio de la Abogacía de Gijón por sus 25 años de ejercicio profesional (ella en realidad, lleva casi 26). Aunque ambos coinciden en que, más allá del galardón, la satisfacción es haberse ganado el respeto y cariño de jueces, fiscales, funcionarios y colegas. “Se agradece que te quieran y te digan que eres buena gente, que tus compañeros hablen bien de ti”, afirma la penalista Sylvia Garrido, letrada del sindicato policial Jupol.

Los dos abogados, que en el último año han estado vinculados a casos mediáticos como el crimen del bebé de Nuevo Roces, en el que Menéndez Barbón ejerció la defensa de Silvia Acebal, o la acusación que Sylvia Garrido llevó a cabo en nombre de los policías agredidos por Papa Gore Ndoye, se conocieron cuando estudiaban Derecho en la Universidad de Oviedo, en 1992, lo que desembocó después en un matrimonio. Pasaron por el altar de San Pedro en 1999 y trabajan codo con codo. “Nos dicen que si no es agobiante verse en casa y en el despacho, pero apenas coincidimos y se lleva bien”, bromean.

Los primeros pasos de Sylvia Garrido estuvieron enfocados a opositar a judicatura, pero luego comenzó de pasante en un despacho. Duró solo un año, y se puso por su cuenta, junto a otros letrados y de su marido, que había comenzado llevando temas de Derecho Laboral en CC OO. Desde entonces, se han ido especializando en distintas áreas, con el Derecho Penal como tema común, en contencioso, laboral y familia. “El Derecho de Familia se me da bien, por sentido común, pero ves muchos asuntos donde se hace instrumentalización de los menores y a veces es más desagradable que el derecho penal”, confiesa Menéndez Barbón.

La pareja, que destaca por “su sonrisa y honestidad”, según valoran sus colegas, ha visto también la evolución de la profesión, con la llegada de las nuevas tecnologías y la llegada de nuevos compañeros de toga cada año. “El cambio tecnológico ha sido brutal, pero lo que sigue estando igual de mal es el turno de oficio, que está muy mal retribuido”, destaca Garrido. A su juicio, “se echan de menos a figuras como la de Antonio González Colunga (fallecido en mayo), auténticas instituciones, como Javier Fernández-Miranda (letrados distinguido en la misma celebración del Colegio) que, además de buenos profesionales, daban elegancia a la profesión”.

Con los años, el respeto y reputación de Garrido y Menéndez ha ido en aumento en el Palacio de Justicia. Ambos saben desempeñar los roles de defensa y acusación. “Recuerdo la defensa del ‘asaltamujeres’, que generó mucha expectación, o un caso con varios agentes en Oviedo a los que pedían nueve años de cárcel y que salieron absueltos”, apunta Garrido. Ahora está inmersa en la causa contra el exmilitar senegalés Papa Gore por la agresión a varios agentes, y hace poco recibió la confirmación del Supremo que ratificó la condena a una conductora que había arrollado violentamente a un joven motorista que sufrió graves secuelas y al que Garrido representaba.

Por su parte, Menéndez Barbón, al que le tocó el difícil reto del crimen de Nuevo Roces, recuerda como anécdota la defensa de un grupo de chinos que fueron a juicio y no entendieron al traductor porque hablaban otro dialecto. “En el público había una persona que lo entendía. Él traducía al traductor y el traductor a nosotros. Llegó un punto que ya no sabíamos si nos estaban engañando”, bromea. O los integrantes de una red de falsificación de moneda a los que logró sacar de prisión preventiva y que luego fueron detenidos colocando los billetes que no habían sido incautados tras su primera detención. Por no hablar del día en el que en el Juzgado de Violencia le sonó el móvil y se comenzó a escuchar “María de la O”, cantada por su mujer. “Le voy a decir, señor letrado, que esa canción está muy bien traída para este juzgado”, le dijo el juez, en medio de la carcajada general. Prueba inequívoca de que el matrimonio, además de legal, tiene buen humor para regalar.

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