El plan de bonos al consumo, tras un difícil arranque que hizo temer su fracaso ese verano, espera finalizar el 5 de enero con tres millones de euros en ventas para el sector comercial, cultural y hostelero, pese a la escasa participación de este último gremio. Los tres sectores ven con buenos ojos convertir este plan de ayudas nacido de “Gijón Reinicia” en una ayuda anual. El programa está a la espera de canjear los últimos 28.500 cupones de los 158.000 vendidos y la Unión de Comerciantes, aunque supone que finalmente gran parte de los beneficios se han quedado en la zona centro, avala repetir el formato. “En otras ciudades ya acostumbradas a este sistema, los bonos se agotan en cuanto salen a la venta. Aquí el único problema fue que nos costó arrancar, pero ha tenido una incidencia muy positiva, seguramente más de la que habrían reportado simples ayudas directas”, valora Sara Menéndez, presidenta de la organización.
La iniciativa, que ofrecía bonos con descuentos del 20 o el 40 por ciento en compras, se presentó en abril y comenzó en julio con dudas por parte de los negocios, que prefería ayudas directas. La campaña arrancó despacio y se modificó varias veces, ampliando los plazos para que los comercios se apuntasen, para que los clientes pudiesen comprar los bonos y, ahora, para canjearlos, tras aprobarse una prórroga que durará hasta el domingo día 5 de enero.
El plan original modificó también su estructura porque se había clasificado por sectores y barrios, con cuantías fijas y distritos descritos que, a juicio de los implicados, volvía “demasiado complejo” el proceso. Al final, se eliminaron las zonas y se ajustaron los bonos a la demanda, copando el sector comercial gran parte de la ayudas. Se apuntaron 656 locales. El sector cultural agrupó a otros 69 negocios, en su mayoría librerías, y la hostelería logró reunir a solo 46 establecimientos. En suma, más de un millar.
Reconoce Ángel Lorenzo, presidente de Otea en Gijón, que cuando se dio a conocer el plan en su grupo hubo “disparidad de opiniones”. “Creíamos que no iba a tener mucha repercusión en un sector como el nuestro y que pegaba más con el comercio, y a lo mejor fue también culpa nuestra no haberlo entendido ni explicado bien. Viéndolo ahora, la idea sí era buena, aunque es más complejo de hacer calar en un restaurante que en una tienda”, afirma. Así, el comercio ha movido ya 2,1 millones de euros gracias a un plan que ha revertido apenas 64.000 a la hostelería. La cultura suma, de momento, 310.000 euros, dejando a “Bonos Gijón” con un balance de 2,5 millones de euros que, se espera, alcance los tres millones en estos últimos días.
Rafael Gutiérrez, responsable de la asociación local de libreros, lanza un balance similar al de la Unión de Comerciantes: “Ojalá se mantenga el plan, funcionó muy bien. Creo que nuestro sector tenía la ventaja de que ya conocíamos este formato, así que las librerías se apuntaron en masa en cuanto se lo propusimos y los clientes que venían a por un libro se marchaban por dos cuando hacían cuentas y notaban el descuento”. Libreros y comerciantes aplauden, también, que el Ayuntamiento –la línea de ayudas de los bonos ascendió a un millón de euros– pagase “muy puntual y semanalmente” el importe que se correspondía a los descuentos, por lo que entienden que repetir el programa o lanzar un plan similar anualmente “sería lo ideal para todos”.
¿Y los negocios? Según Gijón Impulsa, uno de los comercios con mejores datos de ventas ha sido Identidad Secreta, un local de libros y cómics. Uno de sus socios, Elías Serrano, confirma la tendencia. “Llevamos 39.000 euros, un éxito, pero también porque hicimos una campaña intensa en redes sociales para promocionarlo”, reconoce. Otros de los negocios que lideraron la campaña ha sido la Librería Central. María Nosti, su responsable, valora: “Tendremos unos 20.000 euros o más, ha sido un bombazo, un éxito. Y ha paliado mucho el ‘black friday’ y las compras por internet. Muchos clientes que habían cogido el hábito a eso ahora han descubierto o han regresado a los comercios de su barrio”.
