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El “Elogio” requiere ya una intervención “urgente” por la erosión de los cloruros

Los trabajos de rehabilitación con técnicas innovadoras muestran “resultados satisfactorios” tras la aplicación de repelentes de agua

El “Elogio del Horizonte”, ayer. Juan Plaza

Bienvenidos a las entrañas del “Elogio del Horizonte”. La obra de Eduardo Chillida, símbolo de Gijón, necesita una “intervención urgente” para terminar con la erosión que causan los cloruros en el hormigón. Esta es una de las principales conclusiones de la actuación acometida en el monumento, incluida en el proyecto europeo “InnovaConcrete”, que abanderó el arquitecto Lorenzo Fernández-Ordóñez (Estudio Guadiana) con la Fundación Chillida-Belzunce como socia. También preocupan los grafitis, cuya limpieza ha dejado ya huella en el monumento del cerro de Santa Catalina. El equipo, tal y como adelantó LA NUEVA ESPAÑA, tenía dos objetivos en su trabajo: un diagnóstico del estado en el que se encuentra la escultura y la búsqueda de materiales que mejoren y garanticen su conservación. Los dos se han cumplido.

El arquitecto Lorenzo Fernández-Ordóñez acaba de exponer los resultados de esta investigación en el congreso de cierre del proyecto “InnovaConcrete”. Se trata de un proyecto ambicioso que, además de investigar el uso de nuevos materiales y técnicas, también busca poner en valor el hormigón como material de rango artístico y patrimonial. Lo coordinó la Universidad de Cádiz, en colaboración con otras entidades y empresas, y se han sometido a estudio ocho obras provenientes de cuatro países europeos (Italia, Lituania, España y Polonia).

“Nos sentimos afortunados de haber accedido a este proyecto, de que apareciera en nuestro camino. Porque nos ha permitido analizar el ‘Elogio’ de la forma detallada en la que todas las obras deben ser analizadas”, apuntó Fernández-Ordóñez durante su intervención. Un trabajo extenso, que se alargó aún más de lo previsto por la crisis del covid-19 y las inclemencias meteorológicas, ejecutado desde junio de 2018 hasta octubre de este año. Durante los primeros meses, la actuación se centró en la planificación y la información a la sociedad, a través de los medios de comunicación. En mayo de 2018, empezó el trabajo de campo.

“Los productos se adaptan a las necesidades del ‘Elogio del Horizonte’ ”, afirma Fernández-Ordóñez

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“El diagnóstico era muy importante para nosotros, ya que queríamos testar los productos que mejor se adecuaran a las necesidades del ‘Elogio’ en lugar de probarlos todos”, matizó Fernández-Ordóñez. De este primer análisis obtuvieron datos muy significativos. El primero: que el hormigón está daño por la erosión que generan los cloruros, y no tanto por la carbonatación.

Por partes. La carbonatación del hormigón es una “patología” que se produce cuando el dióxido de carbono de la atmósfera consigue penetrar, a través de los poros del material, en el interior de la estructura. Cuando se prolonga por mucho tiempo, llega a desgastar la estructura hasta dejar al descubierto el armazón de acero de refuerzo (denominado también ferralla). ¿Y los cloruros? Son los elementos corrosivos que se forman, mayoritariamente, entre la humedad de la niebla marina. La erosión que causa es similar a la de la carbonatación.

El estudio de los daños fue pormenorizado en el “Elogio del Horizonte”. Y arrojó un resultado claro: la profundidad de la corrosión por cloruros dobla a la de la carbonatación. Por lo tanto, señaló Fernández Ordóñez, “se hace necesario actuar con rapidez con materiales hidrofóbicos (repelentes que eviten la penetración del agua al interior del hormigón).

El arquitecto lo recomienda encarecidamente porque ya se ha probado. Uno de los productos testados durante los trabajos en el “Elogio” fue un “superhidrofóbico” producido por el equipo de investigación de la Universidad de Cádiz. Los resultados de su aplicación, en dos zonas –una expuesta al sol y la otra en la zona norte del monumento–, fueron “muy satisfactorios”. Aplicaron otros dos productos para el relleno de grietas –nombrados “M-12 SIKA” y “CSIG-3–. “Ambos resultaron útiles”, apuntó el arquitecto.

Los grafitis también preocupan al equipo de trabajo del “InnovaConcrete”. De hecho, según explicó Lorenzo Fernández-Ordóñez, “estábamos preocupados porque la zona inferior del monumento se veía distinta”. En un tono mucho más claro que el resto del “Elogio”. Pidieron la colaboración de la Universidad de Florencia, socia de otro proyecto italiano en el “InnovaConcrete”, y llegaron a una conclusión: esa “banda” descolorida es la huella de la limpieza de los grafitis. Ha supuesto un desgaste compatible a 500 años de antigüedad. ¿Alguna buena noticia? El material “superhidrofóbico” también reducirá el impacto de la limpieza de las pintadas.

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