Los museos gijoneses cierran con una sensación positiva el segundo año de pandemia. Pese a las restricciones, que les han hecho tener que reducir aforos durante algunos meses, a la hora de hacer balance los responsables de los espacios de arte de la ciudad destacan “un aumento de interés por la cultura” en estos meses. “La gente sigue mostrando su interés, bien de forma presencial o por consultas. Y en este tiempo hemos podido trabajar en investigaciones y mejores”, señalan los responsables de los museos gijoneses. Con la esperanza de que el covid no merme su actividad en 2022, también aprovechan para trasladar un deseo: recuperar las visitas de los escolares. “Son muy importantes para nosotros. No solo por una cuestión numérica de visitantes, sino porque son el futuro de la cultura”, añadieron.

El Museo del Pueblu d’Asturies contaba a fecha de 30 de noviembre con 68.236 visitantes a sus instalaciones. Pero su director, Joaco López, ensalza el impacto que han tenido sus muestras y las consultas del público. Hubo 228 a la fototeca, 135 para documentación y artes gráficas y se produjeron 63 donaciones de materiales. “A la gente si se le dan información le interesa mucho, porque en nuestro caso le descubre su propio pasado, es algo que suscita mucha curiosidad”, relata el director del Museu del Pueblu d’Asturias, que celebró hace tres años sus 50 años de vida. “La gente ha descubierto en esta pandemia que objetos o fotografías antiguas son patrimonio. Lo que se tiene en casa también cuenta con un interés colectivo, de ahí el éxito de las muestras. Somos un museo con un amplio espectro, nos interesa casi todo”, añadió.

Joaco López destaca además que estos dos años de pandemia les ha permitido avanzar en los trabajos de digitalización. “Entre positivos y negativos hemos digitalizado 28.849 fotografías”, resalta, antes de subrayar el crecimiento a nivel regional de este museo. “No solo contamos con las exposiciones de aquí, también tenemos otras itinerantes por Asturias que han tenido mucho éxito”, reconoce, antes de destacar dos que se han podido ver en Gijón este año: “La exposición de Edmundo Lacazatte y Manuel Gimeno fue muy interesante, con dos desconocidos, en la que se hizo todo el proceso de adquirir, investigar y exponer un material fotográfico muy interesante de finales del siglo XIX. Y después está la muestra de la Asturias rural con madreños, arcas, colchas o sillas de montar, con objetos muy funcionales, que nos permitían entender la vida durante muchos siglos”.

Javier Fernández es el director del Museo del Ferrocarril y la Ciudadela de Celestino Solar. Calcula que este año se pasaron por el espacio de El Natahoyo cerca de 35.000 personas, según las últimas cifras que manejaban. “Una de las leturas positivas que hay que hacer de estos meses es que con los aforos reducidos pudimos dar una atención más cercana y personalizada. Hay que seguir trabajando en ofrecer ese trato. No importa tanto la cantidad, no tenemos que obsesionarse con eso, sino en potenciar esas visitas que para el público son más satisfactorias”, detalla Fernández.

Este espacio que gira en torno al ferrocarril se inauguró en el año 1998. Pero en 1992 se empezaron a hacer las obras para recupera lo que era la antigua Estación del Norte. “Seguro que le haremos algún guiño a esos 30 años durante 2022, en el que tenemos muchos proyectos ilusionantes”, indica Javier Fernández.

Hace menos de un mes que el Museo del Ferrocarril inauguró su nuevo espacio polivalente para charlas, exposiciones y otras actividades, en el bautizado como Andén Natahoyo, un espacio de 1.600 metros cuadrados. “Siempre estamos abiertos a mejoras, el año que viene habrá que hacer cosas en la fachada principal. Un museo, si no tiene nada que hacer, es que está muerto”, valora Javier Fernández. “El objetivo seguirá siendo combinar esa proyección hacia atrás y hacia el futuro del fenómeno ferroviario, que aún está vigente, a diferencia de lo que se puede abordar en otros museos”, añade.

El año que se cierra ha sido también el de la puesta en marcha de los actos para celebrar el medio siglo de vida del Museo Casa Natal Jovellanos, que aún tiene pendiente alguna actividad en esta línea para los próximos meses. En cuanto a los museos arqueológicos, en la Campa Torres se encuentran inmersos en el plan de reactivación de las excavaciones que está fijado para los próximos cinco años y que supone impulsar las labores en el castro tras dos décadas de parón.