El derrumbe en el colegio San Vicente, cuyas consecuencias aún se están evaluando, toca de lleno el corazón de Gijón ya que se trata de un centro cuya historia, de más de un siglo, está íntimamente ligada al barrio de La Arena y a las hermanas de la Caridad que dieron nombre a la calle. Un barrio de cuyo crecimiento y vitalidad ha sido siempre testigo la comunidad escolar.

La Congregación de las hermanas de la Caridad regía desde el año 1830 el Hospicio de Oviedo, "y en 1890 adquirieron un inmueble en la calle Ezcurdia 74, donde venían los niños huérfanos en los meses de verano para mejorar su salud en la playa de San Lorenzo", según el relato que hace unos años, con motivo de un aniversario, hacía la exalumna Begoña González.

A aquel local pronto empezaron a acudir numerosos niños del barrio de La Arena, acuciados por la pobreza extendida en la época y las necesidades de una infancia en su mayor parte sin escolarizar, deseosos de compartir con los huérfanos juegos y aprendizaje.

Las monjas acogieron entre sus muros a todos aquellos pequeños, dando lugar al Colegio de San Vicente, que en septiembre de 1892 comenzó a impartir educación elemental un barrio urbano pero que aún en aquella época era marinero y campesino, con una buena carga de miserias.

En 1895 el centro se independizó de la Comunidad de Oviedo y en junio de 1916 adquirió el edificio que había sido Escuela de Comercio y que ocupaba la esquina de la calle Ezcurdia con Caridad. Desde entonces y hasta 1932, el edificio fue ampliado con sótano y tres plantas, amplios ventanales, un patio interior y otro con jardines a la calle Caridad. La obra final es un trabajo del arquitecto Miguel García de la Cruz que diseñó aquí una de sus ultimas obras, en un periodo en el que intenta adaptar su arquitectura a las nuevas corrientes imperante, el racionalismo y el art-decó. Si bien la influencia de estos dos estilos es claramente perceptible la composición general del edificio mantiene modelos anteriores, de corte ecléctico o regionalista, según se recoge en el Catálogo Urbanístico de Gijón.

En 1937, durante la guerra civil, el Centro se transformó en Hospital y en febrero de 1938 se reanudaron las clases con 100 alumnas, al mismo tiempo que se siguieron atendiendo 175 camas de heridos. De hecho, entre las enseñanzas se impartieron en la época a las niñas no faltaron los cursillos de enfermeras auxiliares, con entrega final de título oficiales, para cumplir con la doble función de formación y cuidado.

En 1939 fue reconocido por el ministerio de Educación como Colegio de Enseñanza Media, y en 1996 se autorizó definitivamente el funcionamiento como Centro privado concertado de Educación Secundaria Obligatoria. y desde entonces no ha dejado de crecer y adaptarse a los nuevos tiempos.

El envejecimiento de la comunidad de religiosas que regían el centro y los cambios ocurridos en muchos colegios católicos se dejaron notar también en el colegio San Vicente que en 2011 dejó la gestión del centro en manos de la Fundación Católica Educere, perteneciente a Fere Ceca ( Federación de Religiosos de la Enseñanza), sin modificarse ni el espíritu ni la identidad que siempre imprimieron las religiosas.