Aunque el funeral estaba fijado para las cinco de la tarde en la parroquia de Nuestra Señora del Carmen de Mieres, los alrededores del templo ya empezaron a recibir a los fieles casi una hora antes. Se trataba de despedir a Andrés y David Velasco, los dos obreros de 41 y 39 años que perdieron la vida el pasado miércoles tras el derrumbe que se produjo en el céntrico colegio gijonés de San Vicente de Paúl. Entre los presentes, muchos vecinos del barrio mierense de Santa Marina, quienes lamentaban la pérdida. "Eran gente muy humilde, de toda la vida del barrio sobre todo conocía a la madre de uno de ellos, que en paz descanse, y ahora esta pérdida, qué lastima más grande", aseguraba una vecina en la puerta de la iglesia.

Poco a poco fueron llegando familiares. Y es que David y Andrés formaban parte de una extensa familia. Entre los presentes, sus adorados hijos, Sira, Nerea, Yerai y Xana, por parte de Andrés; y Ania, Alba, María Isabel, Rubén y Vanessa, hijos de David. También fueron llegando las compañeras sentimentales de los fallecidos, sus hermanos y el resto de la familia. En sus caras se apreciaba el dolor por esta doble pérdida, además del cansancio acumulado por todos estos días tras el trágico suceso y el posterior velatorio. Una vez que llegaron los féretros con los restos mortales de David y Andrés, muchos de ellos no pudieron aguantar más y rompieron a llorar, como le ocurrió a María Moirón, compañera de David, que llegó un momento en el que tuvo que apoyarse en dos familiares porque estaba derrumbada de dolor. A esta mujer le acompañó su padre, Vicente Moirón, que fue uno de los obreros que salió ileso del trágico accidente, visiblemente afectado por esta pérdida. Junto a ellos también se encontraba Mari Díaz Rodríguez, madre de Andrés Velasco, con lágrimas en los ojos y consolada por su familia.

La llegada de los féretros a la parroquia de Nuestra Señora del Carmen. IRMA COLLIN

Ya en el tempo, el funeral fue oficiado por el padre Teodoro, padre pasionista superior de Mieres, quien trató de consolar a la familia con sus palabras. "Comparto vuestro dolor", aseguró el religioso, quien destacó que "se trata de un momento trascendente de la vida del ser humano, este sufrimiento se puede afrontar de muchas maneras porque estamos para vivir en la fe". Sobre el trágico accidente en el que fallecieron David y Andrés Velasco, el padre Teodoro señaló que "cuando ocurren estos accidentes nos golpea el corazón, lo mejor sería callar, porque con un abrazo, con una mirada, con un beso, se dice mucho más".

María Moirón es consolada por un familiar, junto a su padre, Vicente Moirón, a la derecha. IRMA COLLIN

Las palabras de ánimo del religioso también se volvieron cómplices al afirmar que "compartimos vuestra pena y nos sentimos golpeados por este accidente que nos ha arrebatado la vida de dos personas tan de repente, de forma anticipada, su camino por la tierra ha terminado demasiado pronto, pero ellos, lo más valioso, está aquí en esencia, están vivos en esencia, en nuestro corazón y en la comunidad que los recuerda".

El padre Teodoro también ejerció como portavoz de la familia para "agradecer todo el cariño que han recibido estos días". Y dio por finalizado el funeral, tras el que los restos mortales de David y Andrés Velasco fueron traslados hasta el tanatorio de Mieres, donde fueron incinerados.