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El Antroxu de Gijón recupera su sonido, brillo y color

“Lo echábamos mucho de menos, era necesario que volviese”, destacan las charangas, que ultiman los preparativos para el desfile y el concurso

“Mazcaraos”. Un grupo de jóvenes de la charanga, que se estrena en esta edición, en la plaza de La República, en el barrio de El Coto. | Juan Plaza

Que vuelva el Antroxu es un motivo de alegría e ilusión para todos. Para los que llevan desde las primeras ediciones, como “Kop’a Vino”, y para los que el coronavirus frustró el estreno, como en “Enmazcaraos” y “La última y marchamos”, debutantes este año. “Son unos días muy especiales, la gente se desinhibe, se quita los miedos y la vergüenza y lo disfruta a tope. Lo echamos de menos; era necesario que volviese”, confiesa Felipe Martínez, presidente de la charanga más veterana, con la misma ilusión que la de los más nuevos.

“Los tardones”. Los componentes de la charanga, en el patio de La Escuelona, en El Llano. | Ángel González

“Muchos venimos de otras charangas y ya conocemos el Antroxu, pero las ganas son mayores que nunca”, destaca Mario Pandiello, de “Mazcaraos”. “Ya van subiendo los nervios y el gusanillo y es una sensación increíble”, relata Marcos González, de “La última y marchamos”.

“Los restallones”. Parte de los integrantes del grupo, en Nuevo Gijón, en el local vecina de Santa Bárbara. | Ángel González

El Antroxu, tras un anómalo 2021 en el que solo pudieron disfrazar las estatuas de Gijón, regresa en todo su esplendor. Las charangas, una pieza clave tanto por el desfile como por el concurso del teatro Jovellanos, trabajan al máximo y de forma exprés en la puesta a punto de los preparativos. Con mes y medio de antelación desde que el Ayuntamiento confirmó la cita. Lo hacen con mucha pasión, pero también con la incógnita de la situación sanitaria.

“XARÉU NEL ÑERU”. Los últimos ganadores del Antroxu, en 2020, delante de la plaza de toros de El Bibio, lugar en el que se iniciará el desfile. | Ángel González

“Los ensayos están siendo un poco atípicos, con algunas bajas por contagios o contactos estrechos, pero llevamos ya desde hace un año trabajando en el escenario de que vamos a tener Antroxu”, describe Pablo Álvarez, de “Os Brasileiros”, otra de las pioneras. “Me recuerda mucho a la primera vez, por esos sentimientos de inquietud, nerviosismo y alegría”, relata.

“OS BRASILEIROS”. Los componentes de una de las charangas más veteranas, con vecinos de varios barrios, en el paseo de Begoña. | Ángel González

La incertidumbre ha estado presente todo el año, pero no ha impedido que la gran mayoría de charangas mantuviese su plan habitual, de ponerse a trabajar ya desde la primavera. El virus ha supuesto algún contratiempo. Aunque Maribel Rodríguez, de “Los Acoplaos”, le resta importancia. “Al final acabamos siempre todos los años al límite, ese es un poco también el encanto”, bromea, antes de añadir la importancia de mantener la fiesta: “Es clave para no perder la unión”. Pero es cierto que la situación sanitaria les ha afectado a la hora de la preparación en algunos casos. “Nos pusimos mucho más tarde que otros años”, relata Vanesa Agulla, de “Folixa pa toos”. “Viendo cómo se puso todo en navidades pensé que nos lo iban a cortar el Antroxu”, relata.

“FOLIXA PA TOOS”. Una representación de los componentes de la charanga, en su lugar de ensayo, en el colegio Poeta Alfonso Camín. | Ángel González

Las charangas, junto al vestuario que lucirán en sus pasacalles, trabajan sus composiciones musicales para las representaciones en el Jovellanos. El covid, aunque la mayoría intentan eludirlo, sí que de alguna manera aparece. “Tenía varias versiones distintas, en algunas se habla mucho y en otra nada, pero ahí queda la incógnita”, cuenta con una sonrisa Gustavo Rodríguez, de “Los Restallones”. “Es inevitable que haya alguna referencia, pero no es la base, lo que intentamos es que la gente resetee, dar un aire nuevo después de un año en el que lo hemos pasado tan mal”, relata Javi Blanco, de “Los Gijonudos”.

“Los gijonudos”. Un grupo de componentes de la peña, en el local que tienen en Contrueces. | Juan Plaza

Algunas formaciones han rescatado las ideas previstas para el 2021. A otras les ha tocado empezar de cero. Y los que más sufren son los debutantes. “Tuvimos que sacar bailes y percusión desde la nada”, confiesa Marcos González, de “La última y marchamos”. “Nos dio un poco de quebradero de cabeza el vestuario y organizar los instrumentos”, detalla Mario Pandiello, de “Mazcaraos”.

“Perdíos de los nervios”. Parte de los integrantes de la charanga, del barrio de Pescadores, en la sede social. | Ángel González

En apenas mes y medio las charangas estarán desfilando por las calles de Gijón. Del 25 de febrero al 1 de marzo. Será el regreso de una tradición.

“Los acoplaos”. Los miembros de la charanga, en los exteriores de su local de ensayos, en el barrio de Nuevo Gijón. | Ángel González

“Necesitamos estar a pie de calle disfrutándolo junto a la gente otra vez. Y que los nuevos miembros que tenemos puedan vivir su primer Antroxu a tope, esperemos que el covid nos respete”, analiza Sara Rubio, de “Perdíos de los nervios”. “El Carnaval es una insignia que nos identifica a Gijón. No la dejaremos nunca. Son cinco días en los que la ciudad se llena de color y alegría”, relata Aroa González, de “Los Tardones”.

“La última y marchamos”. Los componentes de la agrupación, que debuta este año, en el colegio Jacinto Benavente de La Camocha. | Ángel González

“Somos como una familia y necesitábamos juntarnos. Solo queremos sentir otra vez esa sensación de pasarlo bien y disfrutar con la gente en la calle. Se me ponen los pelos de punta de sentir esa emoción otra vez, la de brillar por las calles”, concluye Bruno Álvarez, de “Xareu nel Ñeru”, los últimos ganadores, en la edición de 2020, que buscarán repetir victoria. Aunque el triunfo para las once charangas participantes en la próxima edición será volver a llenar de color y sonido las calles de Gijón.

“Kop’a vino”. El patio del colegio Nicanor Piñole, lugar de ensayo para la charanga que tiene su sede en Contrueces. | Juan Plaza

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