La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

De aula en aula | Un recorrido por los centros educativos de Gijón

Virgen Mediadora, un colegio sostenible

Las Dominicas transmiten al alumnado el compromiso con el medio ambiente y la creatividad

9

El colegio Virgen Mediadora, en imágenes Marcos León

Jimena Valles es una eco-colaboradora del colegio Virgen Mediadora Dominicas de Gijón. Es una figura, creada en un proyecto pionero del centro, mediante la que asume compromisos medio ambientales firmes. Junto a ella trabaja un equipo formado por alumnado de otros cursos. “Desde que empecé a trabajar en el proyecto de sostenibilidad del centro, me preocupa más el medio ambiente”, afirma la estudiante, que está cursando tercero de Educación Secundaria Obligatoria (ESO).

El proyecto de sostenibilidad del colegio Dominicas de Gijón es solo una de las “patas” de la planificación educativa del centro. Un plan ambicioso, sin duda: “Buscamos que nuestros alumnos se conviertan en personas competentes en todos los ámbitos, capaces de adaptarse a una realidad en cambio constante”, explica Tania Marina, directora general. Así que en este proyecto de sostenibilidad comienza el recorrido por el colegio gijonés que persigue lo más grande: desde los pupitres, hacer un mundo mejor.

Y como la tarea es difícil, todos están involucrados: “El proyecto de sostenibilidad reúne a todo el alumnado, desde los más pequeños hasta los mayores”, explica Gema Arango, directora pedagógica. El centro tiene todos los ciclos de formación, desde Infantil hasta Bachillerato. Son cerca de 800 estudiantes.

Los más pequeños se encargan del ecohuerto. Apunta la directora que, con esta iniciativa, surgió el proyecto de sostenibilidad que ahora engloba a todo el centro: “Decidimos que tenían que estar todos involucrados para concienciar sobre el cuidado del medio ambiente en cada etapa de formación”, destaca. Entre los mayores, entonces, se crearon los grupos de eco-colaboradores.

“Cada mes tenemos una tarea asignada, que hacemos cada vez que es necesario”, destaca la alumna Jimena Valles junto a algunos de sus compañeros en el grupo, como Lidia Iglesias, Paula Rodríguez, Alexandra Rodríguez y Paul de Villota. Las tareas incluyen “la recogida de residuos, separación y reciclaje”, también “recoger los restos de comida para la compostadora” y otras actividades. Además, de forma periódica, organizan plantaciones de árboles para mejorar el entorno. “No he decidido lo que estudiaré cuando termine el instituto, pero no descarto que esté relacionado con el medio ambiente”, apunta Valles, mientras selecciona unos residuos para su reciclaje.

Por la izquierda, Jimena Valles, Lidia Iglesias, Paula y Alexandra Rodríguez y Paul de Villota. Marcos León

Así que, en este caso, objetivo cumplido. Explica la directora general que “queremos que nuestros alumnos se conviertan en adultos comprometidos y agentes transformadores”. Además de este compromiso férreo con el medio ambiente, dentro de su programación comprometida con los objetivos de la Agenda 2030, trabajan otros aspectos curriculares.

Como el atelier creativo de los pequeños, en el que Victoria Obviagle ha dibujado una casa casi tan azul como los cuadros de su mandilón. Está en la clase con sus compañeros de primer curso de Infantil. Señala Marina: “Fomentar la creatividad, desde edades tempranas, nos ayuda a alcanzar nuestro objetivo”, explica Tania Marina. Los mayores lo hacen en las clases de plástica.

Aulas que ya no son como eran, porque el centro está sumergido en un proyecto de digitalización. En una de las clases de cuarto de Primaria, todos están trabajando con sus portátiles: “Es más divertido así que con el lápiz, claro”, apunta la alumna Ángela Arrieta. Ella y otros compañeros, como Raúl Muñoz, ya han decidido que enfocarán su carrera profesional hacia el ámbito tecnológico: “Porque mola mucho”, resumen.

El recorrido por el centro está a punto de terminar. Las directoras afirman, ya casi a la puerta, que otros de los aspectos en los que trabajan son la formación en idiomas y, no podía ser de otra manera, la solidaridad. Despiden a las visitas tres grandes palabras rotuladas en el muro del patio: “Esperanza”, “paz” y “solidaridad”.

Compartir el artículo

stats