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Alcantarillas que son trampas en Lloreda

El robo de tapas en el polígono provoca la caída de varias mascotas y sustos a los viandantes: “No se mira para esta zona”

Jesús Fernández señala la alcantarilla a la que se precipitó su perro “Pancho” en la calle José Antonio Hevia Corte, en el polígono industrial de Lloreda. Marcos León

En el polígono industrial de Lloreda hay que pisar con cuidado. Los numerosos robos de tapas de alcantarilla han convertido la zona “en un peligro” para los viandantes. Así lo denuncian varios vecinos de Tremañes, paseantes habituales de la zona. Uno de los incidentes más recientes lo vivió Jesús Fernández, un joven de 33 años que rescató hace varias semanas a su perro “Pancho” después de que se precipitara por una alcantarilla sin tapa de la calle José Antonio Hevia Corte. El sumidero por el que cayó la mascota estaba tapado por un tablón de madera en tan mal estado que cedió por el peso del can, de unos 20 kilos, que quedó atrapado en un hueco de casi medio metro. “El animal estaba muerto de miedo”, asegura Fernández.

Los vecinos de Lloreda alertan del estado de “abandono” en el que se encuentra el polígono Maximino Vega. Critican el mal estado de muchas papeleras, la existencia de vehículos abandonados y hasta la proliferación de vertederos ilegales. “Lo del robo de las tapas es algo generalizado. No son una o dos, son muchas. Las roban para venderlas como chatarra”, se barrunta Fernández. “Llevaba el perro atado y afortunadamente no le pasó nada. Pero si hubiera sido una señora o un niño la cosa sería más grave”, añade.

Razón no le falta porque en Lloreda afloran más casos similares al que él vivió. Algunos que habrían podido acabar en desgracia. Lo relata Noelia Rodríguez, que asegura que hace un tiempo fue su hijo de nueve años el que casi se cae por uno de estos sumideros. “Pisó donde no debía y tuvimos que agarrarle. Imagínate, el susto fue tremendo”, cuenta la mujer. “Las autoridades miran poco o nada por esta zona. No es solo el polígono industrial. En Lloreda hay muchas cosas que están en mal estado”, prosigue esta vecina.

Noelia Rodríguez, ayer por la mañana, mostrando una alcantarilla sin tapa en la calle Celso Álvarez Martínez. Marcos León

A la conversación se suma Ángeles Villar, otra de las residentes veteranas de Lloreda. Ella tuvo una experiencia parecida a la de Jesús Fernández. Cuenta que su perro también se cayó por una alcantarilla sin tapa. “Estaba cubierta con una tabla de madera que estaba podre y claro, se me fue”, lamenta. “Es un peligro, porque hay huecos que tienen varios metros de profundidad y puede pasar algo serio de verdad. Debería buscarse una solución cuanto antes”, añade la vecina.

“Yo por ahí no voy ni loco, prefiero ir por la zona del campo de fútbol que da menos problemas”, comenta Francisco Suárez, otro vecino del poblado, que exige más vigilancia para tratar de poner coto al problema. “Si se roba una alcantarilla o se rompe algo así queda por los años y los años. Y llamar, claro que llamamos, pero cuanto más lo hacemos menos caso que nos hacen”, lamenta Suárez. “Tampoco se puede pedir un policía en cada esquina. Claro que el polígono tiene cosas malas. Es algo que viene ya desde hace tiempo”, apunta, por su parte, Carlos Gulín, otro vecino que ayer apuraba un chato de vino en el local social de la asociación vecinal “Evaristo Valle”, en Lloreda, polígono donde los vecinos tienen que andarse con mucho ojo, fijándose por dónde pisan para no llevarse un susto.

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