En loor de multitudes se inauguraba el 23 de marzo de 1978 la Escuela de Fútbol de Mareo, una iniciativa que nació unos años antes, bajo la presidencia de Ángel Viejo Feliú, con la vocación de formar futbolistas. La cuestión económica supuso el gran reto para la directiva rojiblanca, que fue reuniendo el dinero, peseta a peseta, hasta lograr los 425 millones que acabó costando la transformación de 111.600 metros cuadrados en la parroquia de Leorio en todo “un vivero para hacer historia en el fútbol”, como lo define Manuel Vega-Arango Alvaré, presidente del Sporting cuando se abrieron las puertas de Mareo. Ahora, a punto de cumplirse 44 años de aquel logro, el club ha comenzado a dar sus pasos para la adquisición de catorce hectáreas de la finca “La Marruca”, previo pago de 1,2 millones de euros, para poner en marcha una macroclínica de primer nivel, como desveló LA NUEVA ESPAÑA. Y también persigue una nueva tasación de los terrenos originales para recomprárselos al Ayuntamiento de Gijón, que los adquirió en 2001 por 1.525 millones de pesetas para dar oxígeno al club. Una vez más, el dinero es el reto rojiblanco.
La mecha de lo que luego sería Mareo la prendió el exdirector del Comité Olímpico Español Manolo Llanos en 1973, como desvela José Luis Rubiera en el libro del centenario del club. No fructificó, pero la idea siguió rondando hasta que, poco después, y con mucha discreción, se comenzaron a tramitar las gestiones para construir la Escuela de Fútbol para el Sporting, que hasta entonces entrenaba en Los Fresno. El arquitecto y expresidente Miguel Díaz-Negrete realizó el estudio y proyecto de unas obras que terminaron adjudicándose a Dicaminos, empresa de Julio Paqué y Pedro Lantero. Una de las inspiraciones, para corregir detalles, fueron las instalaciones del Athletic en Lezama. Una expedición técnica encabezada por Roberto Entrialgo visitó Bilbao.
La idea estaba clara pero faltaba costearlo. Y no era sencillo. Visitas a los bancos al margen, desde la Federación Española de Fútbol llegaron 45 millones de pesetas de subvención, otros 18,4 millones de la Delegación Nacional de Deportes, otros 40 millones de la venta del campo de Los Fresno y 21,6 más de la venta de Ignacio Churruca al Athletic de Bilbao, que se cerró con 52 millones. “Para mí es un orgullo y también un acierto del presidente Ángel Viejo Feliú que la mitad de mi traspaso se dedicase a comprar los prados para crear la escuela de Mareo, que es un gran patrimonio del club”, reconocía el propio Churruca en estas mismas páginas en una entrevista en 2013.
Comenzaron los trabajos, y la inauguración tuvo lugar a finales de marzo de 1978. La cita contó con la presencia de Pablo Porta, entonces presidente de la Federación Española de Fútbol, a pesar de que su madre se encontraba enferma. De hecho, la noticia del fallecimiento llegó con Porta ya en Mareo. “Fue una persona que ayudó mucho al Sporting para que tuviéramos Mareo. No quiso faltar a la inauguración y se quedó con nosotros hasta que tuvo que irse”, recordaba ayer, en conversación con este periódico Manuel Vega-Arango, que por ese año ejercía ya de presidente rojiblanco tras no optar a la reelección Viejo Feliú. “Para un equipo modesto como el Sporting, realmente muy querido en toda España, tener unas instalaciones como las de Mareo era todo un lujo”, reconoce Vega-Arango.
Más de cuatro décadas después Mareo es todo un referente en el mundo del fútbol. Son cuatro campos de hierba natural, tres de hierba sintética, uno pequeño de fútbol 8, además de una pista de fútbol y otro tipo de instalaciones como salas de prueba, vestuarios u oficinas. Su primer objetivo es “proporcionar una formación deportiva y humana a jóvenes que reúnan condiciones adecuadas para la práctica del fútbol”, reza la descripción del club en su web. Un espacio en el que ahora el Sporting quiere dar un paso más para seguir siendo un referente en el fútbol de cantera, pero como entonces, el dinero será la clave para cuadrar las ideas.
