El Hospital de Cabueñes podría crecer aún más de lo previsto. La Consejería de Salud planea edificar en una finca anexa al complejo un nuevo centro que aglutine buena parte de los servicios de salud mental adscritos al área sanitaria V, la de Gijón. El plan, aún en fase de estudio y desarrollo, satisfaría una vieja demanda de la profesión médica, que siente que la ciudad se ha quedado atrás en esta materia respecto a áreas como Oviedo y Avilés, con modelos más desarrollados. Las primeras gestiones para la futura instalación, que busca centralizar la atención a jóvenes y enfermos de anorexia, entre otros, acaban de dar un paso decisivo con la cesión por parte del Ayuntamiento al Principado de una nueva finca de 2.100 metros cuadrados.
La salud mental se atiende actualmente en la ciudad desde varios dispositivos. El nivel de atención más estricto se ofrece en el Hospital de Jove, que tiene adscrita la única planta psiquiátrica del área V. Existe, no obstante, otro centro de referencia para el abordaje de este tipo de patologías, el Centro de Tratamiento Integral (CTI) de Montevil, que ya atiende trastornos como la anorexia y la esquizofrenia. También existen recursos desde atención primaria, con áreas de salud mental en los centros de salud de El Coto, La Calzada, Puerta de la Villa y Pumarín, y hasta el inicio del a pandemia la ciudad contaba con su propia de unidad de desintoxicación hospitalaria, para personas con adicciones que precisaban vigilancia estricta, en el Hospital de Cabueñes. El área tiene, por último, cuatro psicólogos clínicos, uno por cada centro de salud mental.
El sector lleva años pidiendo centralizar parte de esta atención en el marco del propio hospital, y cuando se empezó a desgranar el plan funcional de su ampliación en 2017 surgieron muchas voces críticas porque entendían que la propuesta suponía perder la oportunidad de que el nuevo plan de reforma incluyese ya un espacio propio para servicios psicológicos y psiquiátricos. En los últimos meses parece que se están intentando suplir asuntos pendientes con los profesionales. Otra queja de la profesión en aquellos años, por ejemplo, alertaba de lo que se entendía que era una baja presencia del apartado quirúrgico en el nuevo hospital, un extremo que ahora ya se pretende paliar con la adquisición de, entre otros, un quirófano inteligente que obligará a construir dos plantas sobre la planta central del complejo. Y la vieja demanda de dotar de un espacio propio a la salud mental en Gijón podría resolverse ahora.
Que la existencia de recursos específicos para este tipo de patologías ayuda a las estadísticas tiene ya pruebas contrastadas en la propia ciudad. Destacan los estudios realizados por los profesionales del CTI de Montevil. El centro abrió en 2003 y, desde entonces, se ha registrado una bajada del 70% en los suicidios de pacientes con enfermedad mental grave, se ha reducido el número de pacientes que abandonan voluntariamente sus tratamientos y, en caso de hacerlo, muchos han perdido el miedo a solicitar un ingreso hospitalario voluntariamente.
No está previsto que el CTI vaya a cerrar a raíz del nuevo centro, pero desde el Sespa entienden que algunos servicios que ahora asume, como el de la atención a trastornos alimentarios, siempre tuvo una vocación “provisional”. “La atención a trastornos de anorexia o bulimia exigen abordajes más globales y la colaboración de especialistas de servicios distintos, sobre todo porque un perfil importante de los afectados son muy jóvenes”, concretan estas fuentes. De ahí que otra de las ideas que se barajan sea habilitar una unidad específica en trastornos infanto-juveniles, otra “vieja demanda” del gremio, explican los profesionales.
