El Club de la Rampina invita a los turistas a sentir el Gijón de verdad

Tranquilos todos que el principio de Arquímedes no ha cambiado. Solo se ha gijonesizado. Con el permiso del sabio griego, o sin el, el reconvertido subidón de un cuerpo sumergido en un fluido es ahora el primero de los nueve principios que dan forma al recién publicado tratado de “Gijonomía”. Un estudio antropológico y antológico de lugares, costumbres y especímenes gijoneses que los responsable de la política turística local han convertido en la base de su nueva campaña de atracción turística, ahora que las olas del covid parecen remitir y las mascarillas están en camino de pasar al olvido.

¿Qué es lo que más valoran los turistas de Gijón? Las estadísticas lo dejan claro. Ni sus playas, ni sus monumentos, ni sus rutas, ni su gastronomía, que también. Lo más valorado es su gente. Así que la propuesta de Visita Gijón es tan fácil como dejar que los gijoneses y gijonesas sean “los embajadores de las pequeñas cosas que amamos” y los protagonistas de los spots que dan vida a esta campaña turística de nueve paradas que se irán desvelando con el tiempo y se alimentará con otras microcampañas que explicarán desde las palabras claves de la gran enciclopledia gijonesa a los utensilio que hay que meter en la maleta como kit de supervivencia. Vivir en Gijón tiene su ciencia y esa ciencia está en la “Gijonomía”: ese es el mensaje

Y como lo importante es la gente las imágenes de este primer spot no las protagonizan un anochecer con la torre de la Laboral al fondo, Ni un primer plano de una fabada. Ni un camarero escanciando sidra. Los protagonistas son las mujeres, y algún hombre, que todas las mañanas –sea invierno o verano –se bañan en el mar Cantábrico entrando al agua por la escalera 2 de la playa de San Lorenzo. Son los integrantes de ese Club de la Rampina.

Ana González escucha las explicaciones de Daniel Martínez Junquera al presentar “Gijonomía”. | Juan Plaza

Algunos como Inmaculada Juega, Rebeca Minguito, Rafa Gutiérrez, Antonio Rojo, Mari Carmen Rubiera, Elena Mosquera, Pilar Boto, Marisol López y Puri González sonreían ayer en el Muséu del Pueblu d’Asturies mientras se veían en las imágenes del anuncio, que se grabó el pasado diciembre. Ni peluquería, ni ensayos previos... ni vestuario de glamour. “Vestuario es lo que nos venía bien tener. O una caseta. Vamos a pedirlo a la Alcaldesa ahora que somos famosos”, bromeaban ayer los protagonistas en un acto con Ana González como oradora principal y el director de Visita Gijón, Daniel Martínez Junquera como anfitrión.

La historia empezó hace casi cuarenta años con tres personas. Ahora son muchas más. Un número indefinido que depende de si es invierno o verano y de las obligaciones de cada uno pero garantiza que siempre habrá un amigo con quien compartir el agua. De hecho, durante la pandemia se elevó tanto el número de bañistas que se organizaron en dos turnos para que no hubiera líos. “Uno a las ocho y otra alrededor de las ocho y media. Estamos en la escalera 2 si el mar lo permite; si no lo permite nos emboscamos hasta la cinco”, explican Rebeca e Inmaculada, de las más jóvenes del grupo.

Porque en el club de la escalera 2 hay gente de todas las edades. Incluso de “taintantos” que era el número de años que ayer, precisamente ayer, cumplía Puri González en pleno tránsito, junto a sus compañeros, de una vida anónima a la alfombra roja que cruzan las estrellas como Penelópe Cruz en los grande estrenos. “Nada, no nos dieron indicaciones, como mucho nos pedían que viniesémos un poco más tarde para que hubiera más luz para grabar”, recuerdan con buen humor. “Yo dije que nada de primeros planos, pero...”, sonríe Elena. Ese es el Gijón que quiere enamorar a los turistas. El Gijón al que dan vida los gijoneses.