José Carlos Ruiz, profesor de filosofía cordobés, presenta su libro “Cocola y las gafas asombrosas”, un cuento infantil centrado en el pensamiento crítico, y que presentará esta tarde a las 19.00 horas en la Librería Central.
–¿Qué importancia tiene desarrollar el pensamiento crítico desde la infancia?
–He querido señalar dos cosas en este libro, la importancia del proto-pensamiento, que está compuesto por la trilogía asombro-curiosidad-cuestionamiento, a la vez que presentar una metodología de trabajo sencilla para que se activen estos procesos. Existe una extensa literatura infantil alrededor de la educación emocional, pero creo que se ha descuidado el trabajo en torno a los mecanismos que ayudan a configurar el pensamiento crítico. Aprender a pensar implica usar esos resortes intelectuales que les ayuden a comprender, seleccionar y cuestionar los elementos que configuran su microcosmos. Y este proceso es cenital en la construcción de la identidad.
–¿Qué beneficio tiene fomentarlo desde el interés y la curiosidad?
–Es una obligación moral en los procesos pedagógicos porque es la manera de estimular el progreso social. En el cuento, el abuelo le comenta a ‘Cocola’, la niña protagonista, que es importante “despertar el interés” y ella apunta “¿Por qué hay que despertar el interés? ¿Es que está dormido?” Si no estimulamos el interés de nuestros niños por lo cotidiano, la curiosidad apenas hará acto de presencia. Estamos un mundo donde el entretenimiento está tan estructurado que apenas deja espacio para la curiosidad o la invención.
–¿Por qué trata ese arte de pensar desde un enfoque para el público infantil?
–Al terminar una trilogía dedicada a la educación y al pensamiento crítico para adultos creía necesario dotar de un instrumento a medida para los más pequeños y que sirviera de apoyo a las familias y docentes. El cuento es un recurso didáctico de primer orden que suele quedar al margen en los procesos de estudio , pero desde la Grecia clásica, con las fábulas de Esopo, demostró ser una herramienta muy útil para activar el análisis crítico.
–¿Es necesario que la filosofía se estudie antes de Bachillerato?
–La filosofía y especialmente algunas de sus variantes, precisan tener presencia educativa desde infantil y primaria. Me refiero a implantar asignaturas específicas como Pensamiento crítico o Ética desde edades tempranas. Pero si existe una urgencia académica a este respecto es implementar en los procesos educativos una Pedagogía de la Mirada. En un mundo donde el campo visual se ha duplicado con la llegada de la omnipantalla, y donde la imagen digital se entroniza en la construcción de las identidades, es apremiante educar la mirada de nuestros pequeños de cara a no hibridar la aldea digital en la construcción de su identidad real.
–¿Las nuevas tecnologías son un lastre ese desarrollo reflexivo y crítico de los jóvenes?
–Depende del uso y de los procesos de aprendizaje que implementemos en torno a ellos. Hay que tener especial cuidado en no dejarlas en mano de los pequeños sin estar supervisados de manera estricta, y me atrevería a decir que en la etapa infantil, es recomendable evitar su uso. La voluntad es una fuerza que se ejercita día a día y cuando son pequeños, su fuerza de voluntad apenas está entrenada en lo referente a oponer resistencia ante la seducción que supone los estímulos de la pantalla. Por lo demás, creo que, con trabajo, educación y criterio, las nuevas tecnologías, bien usadas, pueden usarse como estímulo de pensamiento, o bien, si hacemos mal uso de ellas o las descuidamos, pueden generar procesos catastróficos en la construcción de sus identidades.
