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San Lorenzo gana arena, pero los expertos piden más tiempo para fijar una tendencia

El Ayuntamiento prorroga el control de áridos hasta 2026 tras un primer informe que desvela la llegada de 4.751 metros cúbicos en el último año

La playa de San Lorenzo, a vista de dron.

El primer informe de año completo realizado sobre el volumen y el movimiento de la arena en la playa de San Lorenzo y en la desembocadura del río Piles, para el que se llevaron a cabo seis vuelos con dron entre noviembre de 2020 y enero de 2022, revela que los áridos se van moviendo constantemente por la bahía, entrando y saliendo, y que en estos meses se ganó sedimento, en concreto 4.751,7 metros cúbicos. Pero los datos, coinciden los expertos, concluyen que “se necesita más tiempo de estudio para poder sacar conclusiones sobre la evolución temporal de la arena o la detección de algún patrón vinculado a las estaciones y otros factores”. Es por ello que desde el Servicio de Calidad y Vigilancia Ambiental del Ayuntamiento de Gijón se sacará un nuevo contrato el próximo mes de abril para ampliar otros cuatro años este mismo estudio topográfico del principal arenal gijonés, con la idea de mantener en el tiempo estas labores y así poder sacar conclusiones.

Desde hace ya varios años se realizan “estudios puntuales” desde el área de Obras Públicas, pero “con poca calidad de precisión”, por lo que desde Medio Ambiente se decidió “sacar una asistencia técnica más seria y rigurosa sobre la topografía de la playa”. Se programaron seis vuelos con drones cada tres meses aproximadamente, cuatro de ellos para realizar mediciones en marea baja y dos vuelos más en mareas vivas. Cada uno de ellos de tres horas. La superficie incluye toda la bahía de San Lorenzo y la legua de arena que entra hacia el río Piles. Se llevaron a cabo el 13 de noviembre de 2020; en 2021 se realizaron el 2 de marzo, 28 de abril, 5 de julio y 23 de septiembre. El último fue el 18 de enero. “Los resultados del primer año no son representativos. Vemos que se ha ganado arena este año, pero no podemos concluir que la playa esté ganando arena”, reconocen desde el servicio de Calidad y Vigilancia Ambiental.

Gráfico.

Las labores se adjudicaron a Locis SIGTech, empresa gijonesa que ofrece servicios de Consultoría en ámbitos relacionados con la cartografía, los sistemas de información geográfica y el medio ambiente. Con el vuelo del dron, de unas tres horas aproximadamente y en días de buena luz y sin lluvia, se tomaron fotografías en distintos tramos de la playa para obtener una nube de puntos tridimensional (puntos de control) mediante correlación que permitiera alcanzar una densidad aproximada de un punto cada diez centímetros. “La mejora frente a lo que se había hecho hasta ahora, es que cuando haces topografía tradicional vas tomando puntos finitos que consideras representativos, pero con el dron se multiplica, porque sacas una nube de puntos, de hecho, parece una foto. Luego se calculan las líneas de nivel”, detalla Christian Robledo Zapico, responsable de la empresa.

Para esos vuelos se establecieron puntos de referencia, tanto en el propio paseo del Muro, como en el arenal, además de las escaleras del paseo. “Utilizamos unos 70 u 80 puntos de referencia que dan mayor precisión. En el paseo, por ejemplo, utilizas puntos finitos, que sabes que siempre están ahí y te marcan la distancia, pero en la playa tienes que ponerlos tú”, explica Robledo. A partir de ahí elaboran el estudio para conocer el movimiento de la arena, marcando en rojo todo aquello que sobresale por encima de la cota cero, y que como se reveló se agolpa debajo del muro, y en azul las pérdidas de arena, es decir los pozos que tradicionalmente se forman en San Lorenzo. “La dinámica del movimiento de arena observada aparece consistente con los conocimientos previos, es decir, aparecen pozos y desaparecen, especialmente en la zona centro y en La Escalerona, que es lo que uno se podía imaginar, pero ahora confirmado con este estudio”, detalla Robledo.

Ahora, tras entregar este primer estudio al Ayuntamiento, desde la firma concluyen que “se han obtenidos unos resultados satisfactorios que validan las tecnologías y metodologías propuestas en el proyecto”. Y “que los resultados se consideran precisos y válidos para realizar un seguimiento de calidad sostenido en el tiempo”. “Según vayamos teniendo datos con los años se podrá profundizar y establecer patrones”, concluyen los expertos.

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