A Orlando Velázquez no le gustaban las cámaras ni los homenajes. Era un hombre “muy discreto”, afirman sus allegados. Aun así, hoy tendrá estas líneas porque forma parte de la historia: fue uno de los “niños de Rusia” y falleció el sábado, a los 91 años. Se casó con Tatiana Velázquez Stavinova, que sí tiene relevancia pública porque es la presidenta de la Asociación “Niños de Rusia”. Pasaron casi una vida entera juntos.

Solo los más cercanos habían escuchado la historia de Orlando Velázquez de su voz. Fue enviado a la Unión Soviética durante la Guerra Civil. Fue uno de los cientos de menores que salieron de El Musel, en su caso el 23 de septiembre de 1937. Allí hizo su vida, aunque dicen los que lo conocieron que echaba de menos su tierra en cada paso: “Era un enamorado de Asturias”.

Orlando Velázquez.

Orlando Velázquez.

Trabajando para la administración rusa, se enamoró de Tatiana Velázquez. Ella es ingeniera, él tenía labores relacionadas con el sector. Sus vidas laborales se separaron, pero no sus manos. Él empezó a trabajar como traductor para una conocida editorial rusa. Por su conocimiento de los dos idiomas, también fue seleccionado para un empleo en Cuba. Tras un tiempo en la isla caribeña, regresó a Rusia para casarse con Tatiana, que también recibió el apellido de su esposo.

“En cuanto pudo, regresó a Asturias”, apuntaron fuentes cercanas a Orlando Velázquez. Concretamente, en el año 1994. Siempre con su discreción por bandera, era difícil verlo en los actos públicos y en homenajes. Tatiana, en 2016, comenzó a investigar la historia de su marido. También inició contactos con la Asociación de repatriados de la URSS “Pablo Miaja” y consiguió una estrecha colaboración con su presidenta, Araceli Ruiz Toribios. Tatiana Velázquez empezó entonces una carrera contra el tiempo, a sabiendas de que aquellos niños sobrepasaban ya entonces los 90 años en el mejor de los casos. Para sus investigaciones cuenta siempre con el respaldo del Muséu del Pueblu d’Asturies.

Tuvo que despedirse, ayer, del “niño de Rusia” que se convirtió en su marido. El que, seguramente, le daba el tesón para seguir poniendo rostro y nombre a todos los asturianos que embarcaron para salvarse. Orlando Velázquez será despedido en la intimidad. Deja tres hijos, cuatro nietos y cuatro bisnietos.