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La división por el Muro perdura

Varios comerciantes aplauden devolver el tráfico rodado, mientras que algunos vecinos demandan más peatonalización

Olaya Baños y Alejandro Álvarez, ayer por la mañana, paseando por el “cascayu”. | Juan Plaza

Dos años después, y una sentencia que obliga a deshacerlo, el “cascayu” aún sigue generando división. El fallo ganado por la asociación Stop Muro no ha dejado a nadie indiferente. Son varios los comerciantes de la avenida Rufo García Rendueles los que celebran la sentencia porque consideran que el regreso del tráfico rodado “contribuirá a aumentar las ventas”. Pero también son varios los peatones los que abogan por mantener el espacio como hasta ahora. E, incluso, aumentar la zona peatonal.

Jorge García es un conocido hostelero del barrio de La Arena. Lleva 35 años con su bar, al pie del paseo del Muro. Desde su ventana se ven las olas del Cantábrico. Está a favor de devolver los dos sentidos a la zona. Celebra, casi como si fuera un ascenso a Primera del Sporting, la sentencia que da la razón a Stop Muro. “Peatonalizar el tercer carril ha sido completamente nefasto”, asegura. Lo dice porque desde hace dos años considera que su negocio ha perdido afluencia. “Si se quitan accesos a la zona viene menos gente”, razona. “La sentencia es perfecta. Cuando tienen que venir las ambulancias es un terror”, confiesa este hostelero.

La división por el Muro perdura Juan Plaza

En este mismo local apura una consumición Ana Landrían, una cubana que lleva tiempo viniendo de viaje a Gijón. Cuenta que le gusta el ambiente y las gentes de la ciudad. Pide a García que le llame un taxi, pero lo pide para la calle La Playa, no para el Muro, para evitar retenciones. Como el hostelero, está a favor de que vuelvan los dos sentidos. “Deberían volver a abrirlo. Para los turistas es muy perjudicial como está ahora”, considera.

No es el único que piensa así. Eduardo Fernández regenta un estanco cerca de la rotonda de la avenida de Castilla y recogió firmas a favor de Stop Muro. “En invierno el paseo es como un solar. Tengo clientes de toda la vida que han dejado de venir porque no pueden acudir con el coche”, dice. Sobre el recurso del Ayuntamiento, no le pilla de sorpresa. “Es normal que vayan a recurrir porque lo van a hacer con el dinero de los contribuyentes”, critica. En el paseo, Marisa Ibarra y Alejandra Llorente, de paseo con sus mascostas, estiman que tras la reforma “hay muchos atascos” y que el doble sentido permitiría aliviar el tráfico en la avenida de Castilla.

Pero no todo el mundo está a favor de la vuelta del tráfico rodado. Hay paseantes que ya se han acostumbrado a sacarle partido al “cascayu”. Es el caso de Olaya Baños, una joven que vive cerca de la escalera 15 del paseo. Ella no solo está a favor de la zona peatonalizada, sino que pide incrementarla aún más. “La zona mejoró mucho. Hay menos ruido, menos contaminación y la gente puede hacer deporte de forma mucho más despreocupada”, afirma. También cree que siendo peatonal el Muro, los comerciantes se verían beneficiados. También tiene opinión sobre los servicios de emergencia. “Pasan sin problemas”, añade.

De la misma opinión es su compañero Alejandro Álvarez. “Se va a perder un dinero que ya está invertido. Hay mucha gente que viene a hacer deporte, incluso hay varios clubes de patinaje que ahora entrenan por aquí”, agrega. “No quiero que lo quiten porque aumentar el espacio peatonal no es algo exclusivo de Gijón sino que se está haciendo en otras muchas ciudades de España y de Europa”, zanja. Dos años después, el “cascayu” no termina por generar consenso.

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