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La activación de la regasificadora abre la puerta a una millonaria inversión en El Musel

Enagás, que presupuestó el proyecto en 89 millones hace años, aboga por mejorar el pantalán de la planta y construir un segundo atraque

La regasificadora de El Musel. Ángel González

La inminente activación de la regasificadora de El Musel como centro de transbordos de gas natural licuado puede ser el primer paso para descongelar el millonario proyecto de Enagás para mejorar la planta y convertirla en un centro logístico especialmente preparado para la recarga de buques metaneros. Un plan que el operador del sistema gasista español elaboró hace ocho años, pero que quedó aparcado un largo tiempo debido al bloqueo judicial de la instalación. Sus dos tanques tienen una capacidad conjunta de almacenamiento de 300.000 metros cúbicos de gas licuado, a 162 grados bajo cero. La activación de los mismos, prevista por el Ministerio para la Transición Ecológica para este año, para intentar contribuir a la reducción de la dependencia de Europa del gas natural ruso debido a la guerra de Ucrania, podría ser el primer paso para sacar de su letargo ese proyecto que en 2014 se presupuestó en 89.251.133 euros.

El desbloqueo administrativo de la instalación no es el único requisito para llevar adelante ese proyecto. Enagás lo condiciona también a conseguir suficientes contratos para sus tanques de El Musel, que hagan rentables las mejoras previstas. Unas mejoras que consisten en modernizar el actual pantalán de atraque de la regasificadora y construir un segundo atraque, utilizando el espacio que cuando se diseñó la ampliación de El Musel se había reservado para acoger los barcos de una nueva terminal de graneles líquidos, que nunca llegó a cuajar.

Gráfico.

La clave del proyecto inversor es acelerar los transbordos, con sistemas de bombeo para la recarga de metaneros a más del triple de velocidad que los que actualmente tiene la instalación. Además, también se contará con instalaciones que permitirán transferir gas licuado de un barco a otro directamente. Otra de las mejoras que se plantean supondrá reducir las pérdidas de gas por evaporación.

Inicialmente la inversión se había previsto acometer entre 2019 y 2022, algo que no ha sido así, con la instalación aún inactiva. De llevarse a cabo incrementaría la capacidad máxima que ahora tiene la planta gijonesa de enviar gas licuado al norte de Europa. Según estimaciones técnicas sería el equivalente a 10.000 millones de metros cúbicos de gas al año o, lo que es lo mismo, 100 metaneros. Se trata de una cifra teórica. El año pasado, las otras seis regasificadoras existentes en España hicieron en conjunto recargas equivalentes a 17 metaneros de 150.000 metros cúbicos. Las operaciones de transbordo implican un coste, por lo que se han venido haciendo cuando las circunstancias las hacen rentables. El nuevo contexto geopolítico por la guerra en el este de Europa hace ahora que también pueda tener que considerarse cuestiones como la garantía de los aprovisionamientos.

Conseguir contratos será clave para poder poner en servicio los dos tanques de la regasificadora una vez que Enagás haya recibido el visto bueno de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), que es la que autoriza las retribuciones del Estado a las instalaciones gasistas, al ser estratégicas. Enagás va a formalizar esa solicitud ante la CNMC en cuestión de días. La autorización posterior por parte del Ministerio de Transición Ecológica será un mero trámite. De cumplirse las fechas contempladas por el Gobierno, se acelerarían los plazos inicialmente previstos antes de la guerra de Ucrania, que situaban la activación de la regasificadora avanzado ya 2023.

Planificado desde 2013

El proyecto para mejorar la regasificadora de El Musel con vista a la recarga de barcos fue elaborado en noviembre de 2014 por Enagás. Al año siguiente, la Autoridad Portuaria prorrogó por 14 años el plazo de concesión a la regasificadora en base a ese compromiso inversor, pasando a expirar la concesión en octubre de 2058. El plan salió a información pública a principios de 2017, cuando Enagás intentaba captar para sus tanques de El Musel al consorcio que explota un yacimiento de gas en la región rusa de Yamal, próxima al Ártico. Al final el proyecto volvió al cajón.

Unos años antes, Enagás ya había visto cómo se esfumaba un contrato con aquel consorcio de Yamal debido a la sentencia que en 2013 anuló la autorización administrativa de la planta de El Musel, ratificada en 2016 por el Tribunal Supremo, lo que obligó a repetir toda la tramitación desde cero. Una tramitación que entra ahora en su recta final con la supervisión de la CNMC, cuyo informe es vinculante para el Ministerio de Transición Ecológica, que está por autorizar la planta en cuanto pueda. Una vez culminada la tramitación administrativa, aún tendrá que hacerse una puesta a punto de una instalación que lleva cerrada casi una década. El gas ruso con el que en su día se planteaba activar la regasificadora es precisamente el que ahora se quiere dejar fuera de juego, con lo que la búsqueda de clientes se está haciendo en otras latitudes, como en Estados Unidos.

La puesta en servicio de la regasificadora de El Musel sólo como almacén logístico para la recarga de barcos –manteniendo inactivas las instalaciones de regasificación y bombeo del gas natural a la red de gasoductos– es algo que Enagás se planteó por primera vez en 2013, año siguiente al de la culminación de su construcción con una inversión de 282 millones. En 2012, el Gobierno había decidido hibernar la regasificadora hasta 2017 al considerar que no era necesaria para el suministro de gas a la red estatal, debido a la baja actividad de las otras seis plantas de regasificación que hay en España. La hibernación se levantó en 2017, pero faltaba repetir la tramitación adminitrativa.

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