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El Patio de la Favorita cierra y organiza una fiesta de despedida el sábado

El negocio de San Lorenzo dice adiós tras 15 años de actividad: “Nos da pena, pero nos vamos orgullosos”

Alfredo García, en El Patio de la Favorita. Marcos León

Alfredo y Eduardo García vieron en El Patio de la Favorita hecho realidad su sueño de abrir un local con vistas al mar en el que poder tomarse una copa y escuchar música en directo. La ciudad vivía los últimos coletazos de los efervescentes “años del ladrillo” y el ocio nocturno, que había llegado a su máximo esplendor en la década de los noventa, seguía llenando los bares cada fin de semana. Este domingo, 15 años más tarde, los hermanos bajarán por última vez la persiana de su local empujados por varios motivos. Por un lado, por el cansancio y por la ilusión de poner en marcha otros proyectos, pero también por una pandemia que ha empujado a la clientela a las terrazas, de la que ellos carecen, y a los jóvenes a realizar cada vez más fiestas en casa. “Nos da mucha pena, claro, pero estamos muy orgullosos de este proyecto”, asegura Alfredo García.

Las actuaciones en directo y la música pinchada en cabina fueron la esencia de un negocio que en sus inicios alió a los hermanos con los DJ’s y productores musicales Eulogio Victorero, José Luis Quirós y Kiko Rimada. Pero los tiempos cambian, y ese equipo inicial se ha ido centrando en proyectos personales en los que todos ahora prefieren centrarse en exclusiva. Los tiempos cambiaron también en la propia ciudad, y García ya llevaba un tiempo percibiendo ciertos cambios que diferencian a la juventud actual de la de su generación. “Cuando montamos el bar, yo tenía 30 años y ahora es más difícil mover a gente de esa edad. Claro, yo crecí en el Gijón de finales de los 80, y aquellas masas de chavales de 20 años que se iban de bares hoy ya no se ven por las calles. Internet y el ocio que se consume en casa tiene cada vez más auge. El mundo cambia, y nosotros debemos adaptarnos”, relata el dueño.

Desde el Patio de la Favorita entienden también que la ciudad ya no puede asumir tener abiertos varios bares musicales, que la demanda impide un volumen de oferta como el de hace años: “Ahora queda el Savoy y poco más y es suficiente”. Pero esto para García no supone una crítica a las nuevas modas. “Es simplemente un cambio de paradigma, internet lo ha cambiado todo, también nuestra forma de divertirnos, y nos ha pasado a todos. Antes íbamos mucho de bares también para ligar, y ahora eso tampoco hace falta”, asevera.

La pandemia, entonces, llegó en el peor momento posible. “Siempre había sido nuestra ilusión tener una pequeña terraza fuera, tras la pandemia más que nunca, pero se nos denegó el permiso. Este año vimos que tampoco nos iban a dejar así que pensamos que es mejor no seguir alargando esto. Psicológicamente también parece que la pandemia ha hecho que negocios como el nuestro vayan un poco a menos”, concreta el responsable.

Los García, antes de bajar la persiana, preparan para este sábado una gran fiesta de despedida que bautizarán como “El último baile”. “Queremos que todo el que quiera pueda entrar a la cabina a poner su tema favorito e invitaremos a cervezas. Nos da mucha pena marcharnos, pero yo estoy muy orgulloso de estoy y he aprendido muchísimo con este negocio”, concluye el gijonés, que se queda ahora con los buenos recuerdos. Dos de ellos, el día que se topó sin esperarlo con Fernando Alonso tomándose tranquilo un café y la noche en la que vio a Loquillo tomándose un Johnnie Walker negro.

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