Hace ya varias semanas, con motivo de la celebración del Día Mundial del Agua, se recordó la importancia trascendental que la correcta gestión del suministro de agua potable y del saneamiento tiene tanto para las comunidades humanas como para el medio ambiente.

En Gijón es la Empresa Municipal de Aguas (EMA) quien se responsabiliza de estos servicios públicos esenciales constituyendo hoy, tras casi seis décadas de actividad, uno de los puntales de la marca Gijón. La EMA fue una entidad pionera a nivel nacional que logró tras su creación un eficaz cumplimiento de sus objetivos y que resultó esencial para materializar la conversión de Gijón en una ciudad moderna.

A finales del pasado siglo uno de los grandes aciertos del Ayuntamiento de Gijón y de la EMA fue materializar una obra arquitectónica singular como nueva sede. Impulsores de este logro, siendo alcalde Tini Areces, fueron el entonces gerente de la empresa, José Luis Diaz-Caneja; el concejal Julio Gómez Rivas, a quien se atribuye su ubicación; y el también concejal y presidente de la EMA, Carlos Zapico.

Los arquitectos Julio Redondo y Diego Cabezudo fueron quienes, en el corto plazo de un mes, resolvieron el reto de alumbrar un proyecto que cumpliese el doble objetivo de albergar todas las dependencias de la empresa así como potenciar su imagen institucional. Para ello su propuesta se articuló en dos bloques constructivos, uno circular destinado a oficinas y una nave para albergar almacenes, taller y garaje.

Del proyecto cabe destacar la apuesta de estos técnicos por diseñar un edificio energéticamente eficiente, algo que entonces era un concepto pionero. Esa voluntad de reducir el consumo eléctrico de las instalaciones determinó tanto el empleo de un muro cortina como cierre de la fachada del edificio de oficinas, con el fin de que sus dependencias fuesen exteriores y contasen con iluminación natural, como la instalación sobre la misma de una mampara móvil automatizada con el fin de regular su insolación excesiva. Este elemento participó en la reducción de la necesidad de refrigeración del inmueble mediante la aplicación del concepto de chimenea solar o termal, basado en la circulación natural del aire entre la parte inferior y superior del edificio, a lo que también contribuye el patio central. Como complemento a esta estrategia se incluyó una fuente perimetral en los frentes con mayor soleamiento para ayudar en ese proceso de refrigeración natural.

Buena recepción

Esta obra se complementó con una profunda remodelación urbanística de la degradada zona de El Arbeyal, mediante la creación de lo que hoy se denomina un parque-playa, otra idea pionera en su momento. Si en general en Gijón es tradición que cualquier obra genere reticencias y críticas, esta fue una llamativa excepción y su multitudinaria inauguración el 14 de marzo de 1998 fue un rotundo éxito.

El próximo año esta parte positiva de la historia de la obra pública local cumplirá un cuarto de siglo pero, salvo cambios, es probable que el contraste entre pasado y presente resulte decepcionante. El edificio de la EMA no presenta hoy su mejor aspecto, destacando sobremanera la falta de agua en su fuente perimetral desde 2018. Esto aún es un mal menor si tenemos en cuenta que en el anterior mandato municipal se determinó eliminarla casi en su totalidad, mutilando así el edificio, desatino que finalmente fue descartado. La fuente ahí sigue, pero sin agua, y es muy probable que, tras un lustro parada y sin mantenimiento, sus componentes y estructura ya cuenten con un nivel de deterioro que haga inviable su funcionamiento.

El efecto es triple: devalúa el edificio, merma la calidad de su entorno y afecta a la imagen de la propia EMA. No puede haber contradicción mayor que encargarse de la gestión del agua y carecer de ella.

Las fuentes, secularmente destinadas al abastecimiento y hoy transformadas en ornamento urbano, son elementos singulares de nuestro Patrimonio pero también equipamientos que contribuyen a dar mayor calidad a los espacios urbanos en los que se localizan.

Llevamos una década larga en la que las fuentes urbanas gijonesas han entrado, salvo excepciones contadas, en un progresivo declive. A pesar de la recuperación de la fuente del Carmen a finales de 2020, ya hace meses que no funciona la de la plaza de Europa. Las dos fuentes más antiguas ubicadas en el perímetro del casco urbano, La Fontica y la fuente de Contrueces, siguen sumando años de abandono: la primera amenazada por el avance del acantilado del Santa Catalina, la segunda sepultada por la maleza. Y tampoco hay que olvidar las fuentes y lavaderos del rural gijonés.

La fuente de la EMA, con agua.

La EMA fue puntera en muchas de sus iniciativas pasadas, incluyendo la de promover actividades culturales relacionadas con la historia del abastecimiento del agua y del saneamiento locales así como la recuperación puntual de fuentes singulares, como la de El Mortero o la ya citada de El Carmen.

Resulta chocante que una empresa pública con beneficios como la EMA no se haya planteado dedicar un porcentaje anual de los mismos al mantenimiento y conservación del Patrimonio Hidráulico gijonés, comenzando por el que gestiona directamente.

Aunque es evidente que los responsables de la empresa tienen que capear con importantes retos técnicos trascendentales para el desarrollo del Gijón del siglo XXI, tampoco deberían dejar de lado lo tocante al adecuado mantenimiento de un edificio que es una pieza destacada de nuestro patrimonio público. Evidentemente, cualquier edificio tras 25 años precisará de ajustes y reparaciones, pero en este caso esto hasta posibilita progresar en los planteamientos medioambientales del proyecto inicial incorporando opciones técnicas surgidas durante el último cuarto de siglo para lograr arquitecturas más sostenibles. De hecho, por sus cubiertas planas y por su orientación, la nave de los talleres de la EMA posiblemente sea hoy una interesante opción para la instalación de placas fotovoltaicas que suministren energía a las instalaciones.

En todo caso, y ya a menos de un año vista del próximo Día Mundial del Agua, esperemos que en 2023 vuelva a poder disfrutarse de la fuente de El Arbeyal. La fuente de la EMA.