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El reglamento de laicidad, a punto de ver la luz tras numerosas dudas jurídicas

Los abogados municipales retrasan el documento al considerar necesario ajustarlo a sentencias que afectaron a otros municipios

Una pancarta de Asturias Laica a las puertas de San Pedro exigiendo que las autoridades públicas no participen en actos religiosos. | Juan Plaza

Un año después de la consulta ciudadana online con la que se abría el proceso, el gobierno local está “cerrando” el texto que da forma al reglamento de laicidad de Gijón, cuyo anuncio tanta polémica generó y cuyo desarrollo supone dar cumplimiento al punto 87.º de los 88 que conforman el pacto firmado por los responsables del PSOE e IU en el verano de 2019. El reto es que la norma entre en vigor antes de que acabe el año. Tal y como se comprometió en el plan normativo anual para este 2022. La pandemia y sus consecuencias obligaron a reajustar el trabajo de los servicios municipales a las urgencias del día a día y, por ello, se ha demorado más de lo previsto el desarrollo de este reglamento. Este retraso también se debe a varias correcciones por parte de los servicios jurídicos municipales a los borradores enviados.

El documento tiene como antecedente un acuerdo plenario de agosto de 2018, durante el gobierno forista de Carmen Moriyón. En aquel Pleno fue el portavoz de IU y ahora miembro del gobierno, Aurelio Martín, quien firmaba la proposición que reivindicaba un reglamento de laicidad para el Ayuntamiento de Gijón en base a una petición previa de Asturias Laica. La iniciativa salió adelante con los votos a favor de IU y PSOE, ahora en el gobierno, y Xixón Sí Puede, marca local de Podemos. Votaron en contra Foro, PP y Ciudadanos. Nada se hizo para cumplir con ese mandato plenario durante el tiempo que duró el gobierno forista. El asunto se retomó cuando la izquierda recuperó la Alcaldía de Gijón.

A la demora desde esa consulta ciudadana hasta este momento también ha ayudado el trabajo que se ha tenido que realizar desde los servicios jurídicos municipales para adecuar el texto a la jurisprudencia resultante de la media docena de sentencias que sobre resoluciones municipales o acuerdos plenarios relacionados con elementos religiosos han ido generando los tribunales españoles en los últimos años. El reto para Gijón era garantizar la seguridad jurídica de un reglamento que, por la sensibilidad del tema que aborda, tiene garantizada la polémica. Y sobre la que, desde su anuncio, pesa el aviso de Abogados Cristianos de que la llevará a los juzgados por ser “un ataque al cristianismo y querer imponer una religión de estado, un laicismo anticristiano”. Y eso que el gobierno local ha dejado claro desde el minuto uno que el objetivo del reglamento no va más allá de fijar las condiciones de relación del Ayuntamiento y sus representantes con las distintas religiones –desde la presencia de ediles en actos de culto a título oficial al uso de edificios municipales para actos con un componente religioso– sin entrar en ninguna prohibición.

La propia alcaldesa, Ana González, explicaba en un artículo publicado en LA NUEVA ESPAÑA hace un año que “son los principios de libertad, convivencia y respeto y y no la intolerancia o el sectarismo, los que impulsan un reglamento de laicidad que pretende ratificar dos cualidades que siempre han caracterizado a nuestra ciudad: su tolerancia y su voluntad de integrar a las personas que viven en ellas en un marco de comprensión y reconocimiento mutuos, como corresponde a una villa ilustrada que entiende la igualdad como uno de los principios básicos de la ciudadanía. Que nadie piense que este Ayuntamiento va a atacar a ninguna religión, porque ni lo ha hecho ni lo hará”.

En ese mismo artículo la regidora recordaba que en Gijón ni se han dejado de celebrar las Navidades ni la Semana Santa, más allá de las limitaciones impuestas por el covid, y que todos los ediles tenían la libertad a título personal de ir a los oficios religiosos que consideren oportunos. Aún sin reglamento en vigor Ana González no ha participado como Alcaldesa en ninguno de los actos religiosos en los que si era habitual ver a sus antecesores, como la bendición de las aguas en San Pedro o la misa en los Carmelitas por el día de Begoña. Algo que le ha reprochado la oposición de centro derecha.

Asturias Laica también está a la espera de un documento que, explica su presidente Luis Fernández, “busca el funcionamiento de un ayuntamiento neutro que respete todas las formas de pensar, que cada vez son más. El laicismo es respetar a todos. No se trata de ir contra las procesiones sino contra los privilegios de algunas religiones, como los bienes inmatriculados”. Asturias Laica trabajó en su momento en un borrador inspirado en el reglamento de laicidad de Rivas Vaciamadrid que también pasó por las manos de PSOE e IU, como partidos que sustentan al equipo de gobierno.

La Alcaldesa inaugurará el encuentro gijonés de Europa Laica sobre “Laicisimo y feminismo”

Ana González, alcaldesa de Gijón, será quien inaugure el próximo 28 de mayo la XV Jornada laicista de Europa Laica que se celebra en la ciudad bajo el título “Laicismo y feminismo”. Ese encuentro estaba programado para 2020 pero tuvo que ser suspendido por la pandemia. Ahora está en pleno proceso de recogida de inscripciones desde la gestión de Asturias Laica y el objetivo de reunir a un centenar de personas en una jornada con cuatro mesas de trabajo moderadas por Xana Iglesias, Katrina Mouriño, Pablo Toral y Obdulia Díaz. El acto inaugural lo compartirá la Alcaldesa de Gijón con los presidentes de Europa Laica y Asturias Laica, Juanjo Picó y Luis Fernández, respectivamente. Ambos repetirán en la clausura junto a Marian Moreno, asesora del Instituto Asturiano de la Mujer. La jornada va dirigida a “a reforzar los vínculos entre el laicismo y el feminismo a través del conocimiento mutuo”. En ese contexto uno de las pretensiones es plantear espacios donde sea posible la acción conjunta, empezando por la educación. Desde el punto de vista laicista eso supondría reivindicar una escuela laica en una sociedad multicultural) y acabar con los conciertos educativos y desde el punto de vista feminista la educación en igualdad y la educación afectivo-sexual.

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