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Las buenas costumbres de Santa Bárbara: así celebró el barrio su aniversario

El barrio celebra el 66.º aniversario de su fundación con una gran espicha vecinal: “Hay que hacer comunidad y ser una piña”

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EN IMÁGENES: Así fue la espicha celebrada en la antigua bolera de Santa Bárbara Juan Plaza

Dicen que las buenas costumbres no hay que perderlas y en el barrio de Santa Bárbara predican con el ejemplo. El 1 de mayo de 1956, los vecinos recibieron la llave de las viviendas que se habían construido en el extrarradio gijonés durante el 55. Ese día quedó marcado en rojo en la calendario vecinal y ayer, tras suspenderse la celebración hasta en tres ocasiones por la pandemia, festejaron el 66.º aniversario. El lugar elegido para celebrar una espicha de hermandad –a la que acudieron cerca de un centenar de personas– fue la antigua bolera y sede de la asociación de vecinos. “Hay que hacer comunidad y ser una piña”, aseguró Mapi Quintana, la presidenta de la asociación de vecinos de Santa Bárbara.

Las coincidencias festivas del calendario han derivado en el cambio de lo que parecía una fecha inamovible. Dado que el pasado domingo coincidió con el Día de la Madre y la festividad se trasladó a ayer lunes a nivel regional, tanto la nueva directiva de la asociación de vecinos como varios residentes del barrio optaron por programar la espicha para un día más tarde. “Hay vecinos que no estaban del todo de acuerdo, pero otra gran parte sí. Decidimos hacerlo así para no solapar el mismo día con dos eventos diferentes”, sentenció la presidenta vecinal ante la polémica generada en redes sociales por el cambio de fecha. Las empanadas, la sidra y el resto de comida que llevaron los vecinos a la sede de la antigua bolera del barrio comenzó a desfilar pasado el mediodía. La Bandina’l Tombo amenizó con su música folk una sesión vermut que se alargó hasta pasadas la ocho de la tarde. Los más pequeños también tuvieron tiempo para disfrutar con unas actividades infantiles que comenzaron recién entrada la tarde, a cargo de la empresa “Blinca”.

Además de disfrutar tras el parón pandémico, uno de los objetivo fundamentales era convertir la celebración en una fiesta de “residuos cero”. Y es que el poblado también continúa avanzando en el proyecto que lo convertirá en la primera comunidad solar de Gijón. La intención vecinal es la de instalar placas solares en los edificios municipales del barrio que permitan generar una cantidad de energía –100 kW/h en el mejor día del año– que luego se pueda distribuir entre los vecinos con varios objetivos: producir un ahorro energético de entre el 20 y el 30 por ciento en las viviendas locales y paliar la pobreza energética que sufren muchos vecinos de la zona.

“Podría estar listo el año que viene”, calcula Ángel Pérez, vicepresidente de la asociación de vecinos y responsable de la iniciativa. Según explica, para que el proyecto sea viable debe cumplir los siguientes requisitos: el 80 por ciento de los beneficiarios de la energía que se produzca tienen que ser vecinos, debe abastecer hasta un radio de 500 metros y dicha energía la tienen que gestionar de manera interna los propios vecinos. “No servirá para desvincularnos de la tarifa eléctrica, pero será de gran ayuda”, apunta Pérez.

En el resto de barrios gijoneses, tanto El Coto como Perchera también dieron ayer por finalizado sus respectivos programas festivos, que comenzaron el pasado viernes.

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