La carbayera del Tragamón se pone a punto. Una empresa contratada por la Consejería de Medio Rural y Cohesión Territorial acaba de iniciar los trabajos de mantenimiento en este espacio, declarado Monumento Natural por el Principado, y que destaca por su alto valor ornamental y por su antigüedad, con robles que superan los 400 años. Con una extensión de 3,8 hectáreas, se encuentra atravesado por la carretera de La Isla, que lo divide en dos partes, una de ellas integrada en el Jardín Botánico Atlántico. “Son unos trabajos fundamentales para mantener esta joya”, destacó ayer el concejal de Medio Ambiente, Aurelio Martín, durante una visita a la carbayera.

Los trabajos de mantenimiento tanto de este Monumento Natural como de otros elementos naturales singulares protegidos en Asturias han sido contratados por la Consejería de Medio Rural y Cohesión Territorial a una empresa especializada en trabajos de conservación de arboledas singulares. En concreto, la actividad planificada en la carbayera del Tragamón incluye trabajos sobre 90 robles singulares, cada uno de ellos asociado con un tipo de intervención específica según las condiciones que reúna el ejemplar en cuestión: desde podas severas, que eliminarían hasta un 50 por ciento de la copa del árbol; hasta más flexibles, lo que eliminaría un 10 o un 25 por ciento.

Robles con un “look” natural

Todo ello depende del estado real de conservación del árbol en cuestión, pero cualquiera de las tres actuaciones aseguraría un incremento en el valor del patrimonio arbóreo de entre un 110 y un 125 por ciento. Respecto a la gestión de los residuos obtenidos de estas labores de poda, se prevé la reincorporación del residuo vegetal retirado dentro del entorno de los ejemplares, a fin de buscar la mayor sostenibilidad del entorno y de las propias actuaciones.

En cuanto al tratamiento de estos residuos, se empleará una trituradora portátil, de forma que se pueda conseguir su reincorporación con el sustrato natural del entorno.

El objetivo principal de este tipo de podas es apoyar la biodiversidad e imitar la estética del desprendimiento natural de las ramas. También se reducirán ramajes vivos por motivos de seguridad, por si fueran es susceptibles de sufrir vibraciones por el viento o la lluvia.