Un incendio en una vivienda en El Lauredal, en el cruce de las calles Manuel Hevia Carriles y Concejo de Salas, en El Lauredal, dejó ayer numerosos daños materiales y se cobró la vida de una gata, mascota de los dos habitantes de ese piso –una madre y su hijo–, que se encontraban fuera de casa cuando comenzó el fuego. El suceso se produjo alrededor de las 10.40 horas, con un cortocircuito como causa, según las primeras investigaciones. El bloque, de Vipasa, es el mismo que sufrió un derrumbe de la fachada en noviembre y que acumula denuncias vecinales por el abandono y el mal estado.

Una vecina fue la que dio el aviso del fuego, que provocó daños materiales en el inmueble y también en parte del rellano. El fuego causó una gran expectación vecinal. Muchos residentes en el bloque y en otros próximos se acercaron hasta el portal para contemplar las labores de extinción. “Está todo destrozado, no tenemos nada”. Entre lágrimas, y con su gata muerta en brazos, Vanesa Suárez, la inquilina del piso afectado por el incendio, salió a la calle en torno a las doce, tras examinar los daños provocados. “Luché por el piso mucho para que me lo diesen hace cinco años y ahora está todo quemado. Estoy sin trabajo, sola con mi hijo y sin la gatina, que era nuestra gran compañía y la que nos sacó adelante”, lamentó la inquilina del piso incendiado en El Lauredal.

El bloque, propiedad de Vipasa y con más de 40 viviendas sociales, había sido reparado recientemente por el derrumbe de parte de la fachada, que se produjo el 29 de noviembre del pasado año. Los vecinos clamaron después contra el abandono que sufrían por parte de la empresa de la vivienda autonómica para las labores de rehabilitación, que tardaron en iniciarse y que no finalizaron hasta hace pocos días.

Ayer por la mañana, todos se llevaron un buen susto con el incendio. “Por fortuna no había nadie en casa en el momento del fuego”, comentaron los residentes que observaban las labores de extinción. Los daños materiales más graves se produjeron en una habitación, mientras que en el resto de la vivienda se extendió el hollín, al igual que un poco de humo que dejó marcas en el rellano de esa segunda planta. La rápida intervención de los Bomberos evitó males mayores.

“No entiendo lo que ha podido pasar. No dejé nada enchufado, tuvo que ser un fallo eléctrico. Me enteré cuando estaba comprando y lo primero que pensé al llegar fue que menos mal que no nos pilló durmiendo”, comentó muy afectada la inquilina del inmueble, que transmitió también su preocupación por su futuro. “Temo que me vayan a dejar tirada, sin sitio a donde ir”, recalcó, mientras su madre y una amiga le mostraban su apoyo: “Sabes que tienes sitio para venirte con nosotras”.