El riesgo de caer en una adicción es parte de la vida, especialmente en estos últimos años en lo que a las presiones laborales, económicas o sociales se le ha unido la pandemia de coronavirus y todo lo que ha conllevado.

Aunque muchos lo traten como vicio, la adicción es una enfermedad, es una patología crónica y recurrente del cerebro cuyo desarrollo implica para la persona adicta un sinfín de problemas de diversa índole. Por fortuna, se puede superar, y en este devenir incierto durante el largo periplo que los enfermos deben cruzar batallando con su yo interno, espacios como CC Adicciones juegan un papel fundamental. Esta clínica de rehabilitación y desintoxicación fundada por el asturiano Francisco Prados cuenta con numerosos centros por toda la geografía nacional, uno de ellos en Gijón, para prestar ayuda a todas aquellas personas que necesiten una mano profesional y amiga. Lo hace con conocimiento de causa, pues él mismo ha vivido en sus propias carnes el drama de ser adicto.

Bajo el lema “existe salida siempre”, Prados y su equipo ayudan a muchas personas que, como él, están o han estado “en el pozo”, usando como principales herramientas la empatía y la comprensión, Una fórmula de éxito, pues CC Adicciones cuenta con un alto índice de recuperación integral de pacientes con conductas adictivas y comportamentales –cerca de un 86%–, algo a lo que contribuye uno de sus pilares básicos: las terapias grupales.

Otro de sus puntos fuertes es que en CC Adicciones tienen muy presentes que las recaídas están y estarán ahí, siempre planeando sobre las cabezas de sus pacientes. Para Prados, estas “siempre vienen por la dejadez, o bien cuando se está muy arriba. Hay que estar muy atentos a las señales y en cualquier momento de debilidad, no dudar en llamar. Siempre estamos disponibles”, recalca.