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El “cascayu” se queda sin aliados: la mayoría de los gijoneses aboga por cambiar la estética del Muro

Los ciudadanos, divididos entre dejar el Muro con un carril y recuperar el doble sentido, coinciden en suprimir ya la ordenación actual

Paseantes por el “cascayu” del Muro, ayer. | Ángel González

El “cascayu” debe ser suprimido cuanto antes. Ese es el sentir mayoritario de los gijoneses que ayer paseaban por el Muro tras conocer el auto judicial que obliga a cumplir la sentencia para la supresión de este espacio. Algunos abogan por que el paseo recupere el doble sentido de circulación y otros quieren que quede con un único carril. Pero casi todos están de acuerdo en que la actual estética “no favorece” al eje marítimo. “Es un símbolo de la ciudad y debe estar cuidado”, indicaban ayer los viandantes.

Miguel Palomero, jubilado de 65 años, lo tiene claro: “Habiendo un carril –como hay ahora– si un coche se pone en doble fila o hay un atasco, las ambulancias no pueden pasar. Hay que respetar a los coches”. “Desde un principio no se debería haber hecho, alguien no pensó bien en dónde se metía”, añade este jubilado a quien le gustaría “tener toda la ciudad llena de zonas verdes”. “Pero hay que ajustarse a la realidad y eso no puede ser”, añadía. “Por culpa de las restricciones de tráfico en el Muro hay muchos comercios que se han visto afectados”, remataba.

A pocos metros de Palomero, un grupo de estudiantes formado por Daniel Peláez, Sofía González, Adrián San Martín y Talia Carbajal compartían distintas opiniones sobre el “cascayu”. Daniel Peláez, alumno de Transporte Marítimo y Pesca de Altura, aseguraba que “lo que necesita el Muro es volver a tener cuatro carriles de circulación, quitando incluso el carril bici”. “Además, ahora tiene un aspecto horroroso”, añadía. En la misma línea, apuntaba Talia Carbajal: “Cuantos más atascos y más rodeos, más contaminación. En realidad no sé lo que se pretende teniendo el paseo de esta forma. Si fuera estético todavía tendría un pase, pero ni eso. Está muy feo”, añadía. “La pandemia ya pasó, así que para pasear ya está el Muro de siempre, que tiene espacio de sobra”, indicaba la joven.

En el “bando” contrario se posicionaban sus amigos Sofía González y Adrián San Martín. Ella tiene claro que “debería ser todo paseo y estar peatonalizado”, por lo que a su juicio se tendría que suprimir el tráfico rodado en todos y cada uno de los carriles. “De esta forma se potenciaría el uso de terrazas y se quitaría el ruido de los coches, que para tomar algo es muy incómodo”, argumentaba la estudiante. Por su parte, San Martín ve pros y contras en esta idea: “Por un lado, me gusta que esté peatonalizado porque es un lujo para los que nos gusta patinar; pero por otro, entiendo que un solo carril de circulación es un lío muy grande para el tráfico”.

“Dejar al menos un carril por sentido es necesario, porque bajar en coche desde Somió hasta Cimadevilla es horrible”. Es la opinión del empresario José Ángel del Río, de 44 años, que pasaba ayer por el “cascayu” junto a su familia. “La sentencia es clara y estoy a favor de que lo quiten. Por culpa de esto la avenida de la Costa está que no respira de todos los coches que tienen que pasar por ahí”, clamaba Del Río, que opina que “va a haber el mismo número de coches circulando en Gijón estén o no habilitados los carriles del Muro”.

Por su parte, Xandro Montes, vecino de El Coto, incidía en que “no hay que olvidar que Gijón es una ciudad obrera y que la gente necesita el coche para ir a sus puestos de trabajo”. “Está muy bien poner la ciudad bonita, pero esto ha dificultado mucho el tráfico para todos los trabajadores”, añadía. Además, el joven de 24 años cree que derivar los vehículos por la avenida de la Costa provoca “más contaminación y más consumo de gasolina”. “Para el verano sí que estaría bien, pero en invierno no pasa nadie por aquí. Como no se puede montar y desmontar lo mejor es que lo quiten”, indicaba. Una visión en la que coincide su amigo Iván Álvarez, de 23 años. “Si de verdad se quiere hacer una ciudad verde y sostenible hay que mirar por los problemas de verdad. Y esto es un problema encima de otro problema”, indicaba el joven dietista sobre un “cascayu” que será historia si la asociación Stop Muro presenta el aval solicitado de 47.958 euros solicitado por la juez.

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