La incidencia de enfermedades como la rabia y la viruela han ido cayendo en picado en buena parte del mundo occidental desde el momento en el que la ciencia dio con una vacuna contra ellas. Evaristo Suárez, catedrático en Microbiología, lo expuso ayer en el Antiguo Instituto a golpe de gráfica. Y, pese a ello, el investigador aseguró que también entonces surgieron grupos de “antivacunas”, tan mediáticos desde el covid-19, un sector negacionista que, aunque minoritario, sigue poniendo en jaque la llamada inmunidad de rebaño. “Es una vergüenza que aún hoy veamos enfermedades como el sarampión. Sin antivacunas, se habría erradicado”, aseguró el experto.

Suárez explicó que el origen de las vacunas se remonta al siglo XIX, cuando Edward Jenner descubrió que inoculando un tipo de viruela del ganado bovino los humanos no contraían la viruela humana que tantas muertes provocó hace ahora más de un siglo. “Fue un descubrimiento histórico, pero ya de aquella se hicieron caricaturas de personas con cuernos y rabos de toro. Los antivacunas siempre existieron”, aseguró. Hoy, el temor a las vacunas provoca aún tasas elevadas del virus del papiloma, vinculado al cáncer de cuello uterino. La charla de Suárez, presentada por el profesor Juan Carlos Mayo, se enmarcó en el ciclo “Ciencia parece, ciencia no es”, que continúa con otras ponencias hoy, este jueves y el próximo lunes.