¿Qué necesita la zona oeste? No hace falta dar muchas vueltas para contestar a esta pregunta porque ya está contestada. La zona oeste ya tiene un plan. Un plan creado por sus vecinos y vecinas desde la base. Un plan que pone negro sobre blanco más de 150 propuestas y medidas que dan respuesta a doce retos que se concretaron a partir del diseño de una estructura de cinco ejes estratégicos: vivir en un buen sitio, el contexto que educa, el empleo, atención y cuidado de las personas y la participación. Un plan que arrancó hace unos meses con el año 2024 como horizonte pero en el que empezó a trabajarse antes de la pandemia.

Un plan que es el resultado de escuchar a quienes viven en el territorio y no a quienes deciden sobre él. Un plan que no es ni el de vías, ni el de calidad del aire sino el de mejorar el bienestar de los vecinos. Un plan que no necesita de millones sino de compromiso para hacerse realidad. El plan que han querido los casi 50.000 vecinos de La Calzada, El Natahoyo, Moreda, Jove y Tremañes-

Fue en septiembre de 2019 cuando se hizo la reunión cero de un proyecto –el Plan de Desarrollo Comunitario (PDC) –vinculado a la marca Barrio Oeste generada unos años antes desde la Fundación Mar de Niebla, una de las entidades más activas en el territorio. ¿Sus objetivos? Solo tres pero de envergadura: mejorar las condiciones ambientales, sociales y económicas para mejorar la calidad de vida, incidir en la mejora de la convivencia y trabajar por el bienestar y la inclusión de toda la comunidad de la zona oeste desde la propia comunidad.

Tras el largo proceso inicial de diagnóstico y el covid, la validación del documento se hizo en 2020 y el trabajo para pasar del papel a la realidad empezó hace solo unos meses. “No se trata tanto de que se hagan todas las propuestas que aparecen en el documento como de conseguir que se junte la gente en torno a cada reto”, explica Héctor Colunga, director de Mar de Niebla. Por eso ahora mismo ya se están empezando a reunir las mesas profesionales para concretar acciones. Un ejemplo: desde la mesa de educación donde están las direcciones de los centros, el Centro de Profesorado y Recursos, las ampas o representantes del Ayuntamiento y la Consejería de Educación ya se ha planteado la idea de recuperar la red intercentros de la zona oeste.

En breve empezarán a funcionar otros dos elementos del plan: el observatorio comunitario y el laboratorio ciudadano. El primero quiere medir año a año la percepción subjetiva que del bienestar en la zona oeste tiene sus vecinos –y que no parece muy positiva viendo la movilización de hace unos días pidió inversiones y respeto– y el segundo facilitar que quien tenga una idea no solo la proponga sino que la pueda experimentar. Así se va construyendo. “Lo chulo de este plan es que genera espacios de escucha. Las propuestas de la administración no suelen nacer de la escucha, nacen de las buenas intenciones de un gobierno, pero un territorio se construye desde la coparticipación”, reflexiona Colunga.

Pulmones verdes

Del resultado de esa escucha surgen esas propuestas de mejora pensadas por los propios vecinos a través de un amplio proceso de participación. Ideas que van más allá de los grandes cambios que supondrán los ansiados vial de Jove o plan de vías, que no solo de monumentales inversiones se vive. Muchas de ellas, además, están vinculadas al reto del medio ambiente porque la contaminación es la losa que aplasta a la zona oeste. En eso no parecer haber duda. Las ideas medioambientales van desde una plataforma ciudadana de seguimiento del plan de mejora de calidad del aire a la elaboración de informes sobre el impacto de la contaminación en la salud pasando por un amplio bloque de medidas en el ámbito industrial, con más inspecciones, videovigilancia en El Musel y los espacios industriales de Aboño y Monteana o la instalación de sirenas para avisar de problemas a la población. Pensando en verde, la zona oeste también reivindica más limpieza, planificar zonas verdes como pulmones de los barrios y beneficios fiscales para quien no use el coche privado.

El reto de la salud t da para una veintena de iniciativas. Reconvertir naves o solares en desuso en espacios de socialización, huertos comunitarios, un seguimiento a personas que vivan en soledad, el refuerzo de la ayuda a domicilio, equipos de atención para urgencias sociales, mejoras de accesibilidad.... son algunas de ellas. Tampoco faltan acciones en materia de urbanismo. Algunas ya en marcha a nivel municipal como planes de reverdecimiento o la zona de bajas emisiones. Pero los vecinos también piden “hacer un barrio bonito” con murales pintados por la propia comunidad, abrir los colegios al barrio los fines de semana, más plazas con fuentes, incluir zonas de acrobacia o escalada en espacios de uso juvenil, arreglar el entorno del río de Moreda o facilitar un acceso en bicicleta al hospital de Jove. En este apartado también se pide restricciones horarias para camiones. Vuelta a la contaminación.

A la hora de acometer el reto del empleo se ha pensado en impulsar una plaza de abastos, diseñar un plan de captación de talentos, píldoras formativas para comerciantes , un estudio sobre necesidades de empleo o una campaña de marketing para destacar los elementos positivos que ofrece la zona oeste para la actividad empresarial. ¿Y que pasa con la vivienda? Pues que no se trata solo, que también, de hacer estudios sobre necesidades habitacionales, acceso a vivienda pública o alojamientos de urgencia. Se busca trabajar en la recalificación de locales para destinarlos a viviendas o fomentar cooperativas.

Todo lo que tiene que ver con la educación y el papel protagonista de los niños y los jóvenes son elementos sustanciales de un plan donde de habla de escucharlos en los espacios tradicionalmente ocupados por los adultos y potenciar su participación en los centros educativos y en la planificación de los curso escolares; además de crear escuelas de familias y del profesorado, elaborar un plan de actividades extracurriculares estables o crear comunidades de aprendizaje real. El ámbito de la atención social y los servicios sociales ha dado para pensar en un programa de cuidados , un banco del tiempo, un observatorio del bienestar social, el impulso a la figura del técnico de trabajo comunitario o talleres para empoderar a las personas y una guía para conocer los recursos de la zona. La participación tiene su propio reto que se estructura con la apuesta por jornadas comunitarias, grupos de apoyo, talleres sociculturales la creación de espacios de encuentro para debatir sobre temas de interés para el vecindario.

De aquí hasta 2024 hay tiempo para cumplir con estas medidas. O quizás, no. Lo importante es que el oeste necesitaba un plan para sentirse mejor y se puso manos a la obra para hacerlo. De abajo a arriba.

Doce retos y algunas ideas

01 Deporte, ocio y cultura. Espacios autogestionados, trabajo cultural en red y juego libre bajo techo.


02 Participación comunitaria. Actividades inter­generacionales, activismo online

y jornadas comunitarias.


03 Medio Ambiente. Estudios sobre el impacto de la polución en la salud, denunciar infracciones y plataforma ciudadana de control del plan del aire.


04 Infancia, adolescencia y juventud. Atención a la diversidad, participación en los centros educativos y acciones comunitarias.


05 Ocio inclusivo. Programación anual específica, semana de sensibilización y programas de medición del impacto de las actividades.


06 Urbanismo. Unir zonas rurales con sendas, pintar murales en las fachadas y arreglar la zona del río Moreda.

 

07 Vivienda. Recalificar locales para casas, fomentar el cooperativismo y trabajar el «cohousing»


08 Empleo. Una plaza de abastos, dar nuevos usos a zonas abandonadas, dinamización de la zona y captación de talentos


09 Educación. Escuelas de familias y de profesorado, plan de actividades extracurriculares y teleformación.


10 Ámbito social. Un programa de cuidados, un banco del tiempo, y un mapeo de la soledad en la zona.


11 Salud. Refuerzo de la ayuda a domicilio, huertos comunitarios, bosques de carretera y recuperar espacios.


12 Servicios sociales. Observatorio del bienestar social, técnicos de trabajo comunitario y acciones de prevención.