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La figura de la semana Lorena Barreñada Alonso Directora del colegio Patronato San José

Una guerrera de vocación vicenciana

Apasionada de la literatura y el mar, es un referente de trabajo, empatía y organización que no dudó en tender la mano al colegio San Vicente

Lorena Barreñada vista por Pablo García. Pablo García

"Quien sobrevive no es el más fuerte, ni el más inteligente, sino quien mejor se adapta a los cambios". Parafraseando a Charles Darwin, Lorena Barreñada Alonso (1976) clausuró la pasada semana el curso en el colegio Patronato San José, un centro gestionado por las Hijas de la Caridad que acogió a todo el alumnado de sus "hermanos" del San Vicente de Paúl, afectados por el derrumbe. La directora del centro, una persona de fuertes convicciones, movida por la vocación absoluta y que hace gala de un carácter prudente, responsable y empático, pronunció su discurso entre lágrimas, consciente de que el ingente esfuerzo para llevar la situación a buen puerto había merecido la pena tras una convivencia satisfactoria. Fue capaz de organizar a 1.100 alumnos y 100 profesores aprovechando al máximo cada recoveco del colegio situado entre Hermanos Felgueroso y la calle Los Ángeles. "Tiene todas las cualidades que necesita un líder. No pudimos tener alguien mejor que ella para resolver como hizo", comparten sus compañeros.

Desde muy pequeña se impregnó de los valores vicencianos, tanto en su paso por las aulas del Patronato, a las que acudía cada mañana desde su casa, en la calle Cirujeda, como por los campamentos de verano organizados por las Juventudes Marianas Vicencianas (JMV), a los que siguió ligada después como monitora. Curso a curso se fue formando académicamente, pero también forjando una personalidad que le ha permitido ganarse el cariño y respeto de todos sus compañeros y del alumnado desde que en 2002 entró a formar parte de la comunidad educativa del Patronato, ya como docente. Gran capacidad de trabajo, organizada, responsable, dialogante, cercana, resolutiva y altas dotes de liderazgo son las palabras que más suenan intramuros para definirla. Así, llegó a ser jefa de estudios y ahora va a cumplir tres años como directora, la primera seglar en liderar una forma de enseñanza asentada en Gijón desde 1903. Y eso que muchas colegialas de su época se sonríen al enterarse de que ahora es la directora. "Las compañeras de promoción se parten de risa porque de estudiante debió ser muy guerrera", bromean sus amigas.

Tras un paso por el San Eutiquio, Barreñada pronto supo que el magisterio marcaría su vida. Estudió en la Universidad de Oviedo. Domina las matemáticas y las imparte con tremenda generosidad, convirtiendo en amena la más ardua ecuación. Además, sabe motivar a los alumnos, desde la humildad y la pasión que pone en las clases, espolvoreando también los valores que encarnan las figuras de Vicente de Paúl y Luisa de Marillac. "No son solo conocimientos, sabe transmitir que las enseñanzas y valores hay que llevarlos a vida real", aplauden sus compañeros.

Con el claustro, a pesar de que "Lore" ahora es la jefa, mantiene ese mismo espíritu colaborativo, aunque las horas de despacho le dejen menos tiempo libre que cuando era tutora. Su planificación, el trato por igual a todos las que la rodean y su inteligencia a la hora de solventar cualquier situación fueron las claves de que en apenas un mes se pudiera resolver el problema que tenían los compañeros del San Vicente de Paúl. "No hay muchas personas preparadas como ella para soportar esa carga de trabajo y el nivel de estrés que supuso. Fueron días tremendos, pero fue una organización perfecta, milimétrica, para poder resolverlo en solo un mes. A pesar de que perdió muchísimas horas de sueño", resuelven desde el Patronato.

Esa mano tendida, consciente del drama que vivían, llegó como agua de mayo para el San Vicente de Paúl cuando se quedaron sin un sitio donde dar clase. "Solo tenemos palabras de elogio. Además de la voluntad de hacerlo, tuvo una gran capacidad para ver los espacios que había disponibles para que todos nuestros alumnos pudieran estar juntos en el mismo centro. Nos permitió además que todos nos sintiésemos como en casa, transmitiéndonos siempre una gran calidez a todos nosotros", agradece Manuel Fuertes, director del San Vicente.

Esa implicación se dejó sentir desde el mismo montaje de las aulas modulares que esta semana han retirado ya. Fue una experiencia, coinciden, enriquecedora, que además la propia Lorena Barreñada compartió con el resto de directores de centros de las Hijas de la Caridad de la zona norte de España. Una etapa que despierta las emociones en todos aquellos que la han vivido durante este curso que ahora termina. Supondrá un descanso en el que esta directora, casada y madre de una hija, aprovechará para disfrutar más si cabe de sus grandes aficiones, desde la literatura, en especial la policiaca, hasta sus paseos con vistas al mar. A bueno seguro sonará de fondo alguna canción de "Maná" durante las vacaciones de esta gijonesa "de innata vocación" que tiene claro que "la vida no es una carrera, sino un viaje que debe disfrutarse a cada paso".

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