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Los hosteleros del Cholo apuestan por las terrazas: "Queremos dar mejor imagen"

Los negocios buscan "hacer más turístico" el muelle | Los usuarios, divididos por si se pierde "la esencia": "Siempre se bebió de pie"

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En imágenes: Las terrazas llegan para quedarse en la cuesta del Cholo Ángel González

La popular cuesta del Cholo dice adiós a sus años de multitudes arremolinadas por bancos y bordillos. La experiencia de la pandemia ha hecho ver a los hosteleros de la zona que las terrazas ayudan a "dar mejor imagen" al barrio Alto y permite atraer a más clientela más allá del horario nocturno y del "botellón". Los responsables de El Mercante, Las Ballenas y La Habana, por tanto, han acordado repartirse el territorio. El Mercante las tiene desde hace ya mucho tiempo y ha servido de guía para los otros dos compañeros. Las Ballenas ha optado por mantener la suya, como ya hizo en pandemia, en el entorno de Claudio Alvargonzález, en la zona de bancos bajo el Tránsito de las Ballenas. La Habana, por su lado, ha puesto las suyas al otro lado de la calle, junto al Puerto Deportivo, y ha colocado alguna más frente a su puerta trasera, en una esquina a la entrada de la cuesta que apenas se utilizaba. Y estos primeros días de verano la prueba parece apuntar al éxito. "Queremos que hacer del muelle un espacio turístico que lo compagine todo y de mejor imagen para todo tipo de gente. La clientela que viene a comer puede convivir con la que viene por la noche a tomar algo de pie", razona Celso Suárez, de El Mercante.

La idea de los hosteleros es que los dos modelos pueden convivir y afinan ahora su teoría un poco por ensayo y error. "De momento ponemos la terraza a partir de las cinco de la tarde los días de semana y a partir de la una de la tarde en los fines de semana, pero levantamos todo a hacia las once de la noche, cuando empieza la fiesta", señala Eladio Victorero, camarero de La Habana, que cree que la clientela que demanda un servicio de terraza "no tiene nada que ver" con los grupos que prefieren sentarse al aire libre con sus botellines de cerveza o sus culinos de sidra. "El año pasado el tema de las terrazas funcionó muy bien y puede que haya venido para quedarse", añade. Y explica que Las Ballenas llena todas sus mesas para la sesión vermú y el horario de comidas, pero por ahora retira sus mesas al atardecer. "En esta zona siempre se llevó mucho esa forma de consumir de pie o por ahí y eso va a seguir, básicamente, porque la gente tampoco querría estar en mesa rodeada de grupos de chavales bebiendo de pie", justifica Suárez.

¿Y qué piensan los clientes? Casi todos los que bebían ayer en grupo en el Cholo miraban de reojo las terrazas y se encogían de hombros. No molestaban ni a Rufino García, que alternaba entre un banco exterior de Las Ballenas y las escaleras que bajan a Claudio Alvargonzález para leer su libro al aire libre. "Yo vine aquí toda la vida y creo que la zona está más guapa así. El sitio está bien para tener terrazas porque esta parte del barrio está bastante protegida del viento. Podrían tener clientes durante todo el año", asegura. Enfrente, sentados en Tránsito de las Ballenas, estaba con un grupo de amigos el leonés Daniel Esteban, con quienes presumía de su postura al escanciar. "Las terrazas dan vida y dinero, tiene que ser bueno para los comercios de aquí. Habrá momentos que se monte algo más de jaleo, pero por el día la zona está mejor así", señala el visitante. Para el arraigado gijonés Manolo Novoa, sin embargo, un Cholo con mesas "pierde su esencia" original: "Esta cuesta fue siempre un nido de gente que bebía de pie y por los muros. Para mí las terrazas acabarán estorbando". La teoría de Novoa estará por ver. De momento, los hosteleros esperan mantener esa esencia por las noches y reavivar la zona con terrazas durante el día. "La gente se acostumbrará", augura Suárez.

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