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la figura de la semanaGerardo García García Nuevo director de gestión deportiva del Sporting

La dulce condena de "Gatu"

Nacido en Candás, es apodado como Ablanedo y un amante de la música de Calamaro, su válvula de escape en las maratonianas jornadas para devolver al Sporting a Primera

Gerardo García. Pablo García

Duerme poco. Es lo que tiene ser padre de dos niños revoltosos y convertirse en nuevo director de gestión deportiva del Sporting. Dicen quienes conocen a Gerardo García García (Candás, 1986) que desde su vuelta a Gijón, tras años en el extranjero, completa con gusto jornadas de catorce horas de trabajo. Una "dulce condena", como diría Andrés Calamaro, uno de sus músicos de cabecera. Le mueve la pasión de devolver al conjunto rojiblanco, del que es seguidor desde niño, a Primera. También el compromiso de responder a la confianza del Grupo Orlegi, el nuevo dueño del club, que vio en él la figura ideal para liderar la reestructuración deportiva, siendo el único asturiano de la nueva cúpula. Es su primer puesto de gran responsabilidad en el conglomerado mexicano tras más de una década como agente de futbolistas. Y le ha tocado desarrollarlo en el equipo de su vida.

Nadie en su entorno le llama Gerardo. Es "Gatu", como Juan Carlos Ablanedo, el histórico guardameta del Sporting. Con siete años probó de portero y se quedó con el nombre, no con el puesto. Lo suyo era participar de otra manera en el juego. Aportar creatividad. El clásico mediapunta con talento. Así creció entre libros y balones en el colegio Inmaculada. Porque nació en Candás, pero "Gatu" se considera un gijonés más. Sus padres, Honorio y Cheri, se mudaron a la ciudad cuando sus tres hijos eran aún pequeños. Gerardo, el menor de todos. Llegó tras Honorio (hijo) y Belén. Los mismos que le han regalado cuatro sobrinos. Son otra de sus debilidades. Comparten juegos con Gael y Leonardo, sus dos hijos –de 2 años y 7 meses, respectivamente–, los inocentes culpables de alargar las noches más de la cuenta. Él, especialmente niñero, lo asume con la aparente calma con la que despacha en Mareo.

Gerardo tiene en Paula González su mejor aliada. Compartieron aula en la Inmaculada antes de que la vida les volviera a reunir en Madrid para hacerles ya inseparables. "Gatu" estudiaba allí Trabajo Social tras haber aparcado la carrera de Administración y Dirección de Empresas. Su futura mujer y madre de sus hijos cursaba Arquitectura, herencia vocacional de su padre, el fallecido Juan González Moriyón. El gijonés, sin saberlo, empezaba entonces a despejar su futuro personal y profesional. En la capital siguió jugando al fútbol, con Las Rozas y el Villalba, en Tercera División, mientras se interesaba por el "scouting" (seguimiento y análisis de futbolistas). La prestigiosa agencia de futbolistas You First Sports algo vio en aquel chaval. Tenía habilidad para detectar y captar talento. Aquel empático voluntario de la Cruz Roja pasó de colaborar con ellos en Madrid, a ser un fijo, siendo trasladado poco después a México. El primer gran salto profesional.

Gerardo García. Pablo García

Instalado en DF, acabó dirigiendo la oficina en el país azteca y tomando contacto con el Grupo Orlegi. Él estudió su método. Ellos, sus buenas maneras para operar en el fútbol. Gerardo volvió a Europa para participar en la expansión de You First Sports en Francia desde Niza. Dehu, exjugador del Barcelona, ejercía de imagen, él ponía los contactos y el curro. Con sus amigos compartía más inquietudes. Le atraía la oportunidad de ejercer labores de director deportivo, de diseñar desde dentro un equipo. Varios clubes le habían ofrecido en los últimos años cargos relacionados con ello. A principios de este año, el teléfono sonó de nuevo. El, acostumbrado a cerrar fichajes, era ahora el cazador cazado: Orlegi le quería en su equipo.

"Gatu" se imaginaba construyendo un proyecto en Zaragoza. Era el club que Orlegi negociaba comprar en ese momento, pero en marzo todo cambió. La operación se frustró y la prioridad pasó a ser el Sporting, su Sporting. El equipo que le hizo disfrutar de una de las jornadas deportivas más intensas de su vida, la del ascenso de las guajes, en 2015. Máxima responsabilidad, máximo compromiso. Y se dio. Solo 36 años y otro desafío en un carrera profesional en claro ascenso. "Gatu" partía con ventaja. Llevaba toda su vida viviendo de cerca todo lo que se cocía alrededor del club rojiblanco.

Trabaja codo con codo con Abelardo, integrado en un equipo de trabajo en el que Orlegi prima el valor de nutrirse de su experiencia internacional como grupo. Habla francés, inglés se defiende en italiano. No hay problema. Dicen de él que es persona austera y leal. Cortés en el trato y comedido en las formas. Hasta en la mesa. Cuida su estado físico con mucho deporte y pocos excesos, salvo que el menú vaya de pasta o de cocina japonesa. El móvil lleva semanas quemándole en las manos. Primero por las felicitaciones de su incorporación al Sporting, después por las negociaciones para reforzar el club, castigado por un recorte en el límite salarial que obliga a maximizar los recursos. En medio de la vorágine ha encontrado tiempo para ir a ver a Calamaro a Metrópoli, válvula de escape de esa "dulce condena", la difícil tarea de devolver al Sporting a Primera.

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