La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Hablan los policías que salvaron la vida de un niño de dos años en Gijón: "Nunca vimos nada así"

"Estaba como si nada, acabamos jugando con él", relatan los agentes que rescataron al pequeño que paseaba por la ventana de un tercer piso

En primer término, Fernando Moreno. De espaldas, Noel Castrillón, en la Jefatura de la Policía Local de Gijón. N.O.

Un minuto. Ese fue el tiempo que transcurrió desde que Noel Castrillón y Fernando Moreno, agentes de la Policía Local de Gijón, entraron por la puerta del bloque de la calle Pola de Siero donde un niño de dos años se paseaba por el alféizar de la ventana del tercero y le rescataron, evitando que cayera al vacío.

"Todo estuvo de cara", explica Moreno, el agente que agarró al menor y lo adentró en la vivienda. "Estaba como si nada hubiera pasado. Estuvimos jugando con él en el salón hasta que llegaron la madre y la abuela", señala Castrillón, el otro policía que participó en el operativo, coordinado de manera conjunta con una patrulla de la Policía Nacional.

Todas las alarmas saltaron en torno a las 12.00 horas, cuando una maceta cayó al suelo desde una de las viviendas de ese piso del barrio de Laviada. Los clientes de la pizzería que se encuentra en los bajos del edificio salieron a ver qué pasaba. Al levantar la mirada se encontraron con una escena inesperada: un niño pequeño casi sin vestir estaba en el alféizar de la ventana. El susto fue tremendo. Y no solo para ellos.

"Nunca nos habíamos enfrentado a una situación parecida", asegura Fernando Moreno, quien junto a su compañero Noel Castrillón forman parte de la promoción de policías llegados a la comisaría de Gijón en enero de 2020.

Una vez que los vecinos y viandantes –unos 50, según varios testigos– dieron el aviso a la Policía comenzaron a sacar sábanas ante la posible caída del niño. A los pocos minutos llegaron Moreno y Castrillón, que estaban patrullando en el Mercado del Sur. "Fuimos lo más rápido que pudimos. Era una urgencia máxima", comenta Castrillón. Personados los agentes en el lugar se encontraron con la puerta del portal abierta, subieron las escaleras corriendo y tras el caso omiso al timbrar en la vivienda procedieron a abrir la puerta con una radiografía: "En estos casos en los que hay emergencias muy graves que necesitan velocidad porque peligra la vida de alguien utilizamos este método, que funciona si la puerta no está cerrada con llave".

Lo que allí se encontraron en ese momento fue con una vivienda vacía. Abrieron varias puertas –todo a gran velocidad y con cuidado para no asustar al niño–, pero no apreciaron nada. "En una de las habitaciones a las que entré vi una silueta detrás de la cortina. Me acerqué poco a poco y lo agarré por debajo de los brazos. Ahí ya respiramos todos", recuerda Fernando Moreno. Con el niño a salvo, Castrillón fue el encargado de comprobar si había alguien más en el resto de la vivienda. "Aparecieron otros dos niños más, que debían tener también como dos años", explica el policía. Además, en el piso también se encontraba una adolescentes, la cual se encontraba a cargo de los pequeños.

La menor no se percató ni del peligro que estaba corriendo el pequeño en el alféizar –al que supuestamente se habría subido a través de una silla de oficina que sujetaba la ventana– ni de la entrada de los agentes a la vivienda, ya que estaba dormida. "En ese momento no piensas en nada, vas con la mente en blanco y con el objetivo de salvar al niño", explica Fernando Moreno, quien junto a su compañero Noel Castrillón se quedó jugando con los niños en el salón hasta que llegaron la madre y la abuela.

Compartir el artículo

stats