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Una tragedia que sume la ciudad en dolor

Un pediatra, vecino de la familia, reanimó al niño ahogado en la piscina de su chalé de Gijón antes de la llegada de la ambulancia

Las primeras hipótesis apuntan a que el menor acabó en la piscina mientras el padre y el abuelo, que le habían estado enseñando a nadar poco antes, se encontraban en el interior del chalé: "La familia está totalmente destrozada"

Allegados a la familia del menor, a punto de acceder a la vivienda familiar, en la urbanización "La Pomarada" de Cabueñes. | M. L.

La tragedia se cebó ayer con un tranquilo rincón de la parroquia de Cabueñes. Un niño de cuatro años, cuyo nombre responde a las iniciales M. E. S., falleció tras haber sido encontrado flotando boca abajo en la piscina del chalé familiar, en la urbanización privada "La Pomarada", en el camino del Cuadrante. En un primer momento pudo ser reanimado por un pediatra residente en una casa próxima, pero acabó muriendo tras ser trasladado hasta el cercano Hospital de Cabueñes. Además del niño, en el domicilio estaban su padre y su abuelo. Las escenas de dolor a las puertas de la vivienda, con jardín y rodeado de un muro con setos, fueron una constante toda la tarde.

Las primeras hipótesis apuntan a que el menor acabó en la piscina mientras el padre y el abuelo, que le habían estado enseñando a nadar poco antes, se encontraban en el interior del chalé. Era la hora de preparar la comida, de lo que se encargaba el abuelo. Nadie se imaginaba la desolación que se iba a vivir momentos después. "Están totalmente destrozados", indicó un amigo de la familia, tras abandonar el domicilio, con el semblante desencajado, horas más tarde del fatal accidente.

Por el momento, se desconoce si el regreso del pequeño a la piscina en ausencia de los adultos fue producto de una caída o el niño decidió adentrarse voluntariamente en el agua. El hecho es que acabó en la piscina sin que nadie se percatara de ello y fue encontrado posteriormente flotando boca abajo por su padre. El reloj aún no había marcado las tres y media de la tarde. Los vecinos del chalé de enfrente, uno de ellos pediatra de profesión, acudieron inmediatamente a prestar auxilio. No había tiempo que perder para intentar devolverle el aliento al crío.

En el centro de la imagen, los chalés de la urbanización "La Pomarada", con la iglesia de Cabueñes a la derecha.

El masaje cardiopulmonar y las maniobras de reanimación que comenzaron a aplicarle el vecino y el padre prosiguieron hasta la llegada de los servicios de emergencias. El Servicio de Atención Médica Urgente (SAMU) llegó hasta la urbanización en cuestión de minutos, hasta donde ya se había desplazado una ambulancia con soporte vital avanzado (Uvi móvil), cuyos sanitarios prosiguieron con las maniobras de reanimación. Un brillo de esperanza se produjo cuando lograron devolver el aliento al pequeño. Pero la gravedad de su estado hizo que no fuera suficiente para salvarle la vida. La muerte se produjo finalmente en el Hospital de Cabueñes, a donde el niño fue trasladado por la UVI móvil. El tiempo que pasó sumergido en el agua de la piscina impidió que se produjera otro desenlace.

Poco después, comenzaron a llegar allegados de la familia a su casa de "La Pomarada", urbanización en la que reinaba la consternación porque bastantes residentes fueron testigos del tremendo dolor que estaba soportando la familia del pequeño: «Están rotos". Fueron las palabras repetidas a las puertas de esta tranquila zona residencial por vecinos y amigos de la familia del menor, quienes iban entrando y saliendo de forma escalonada durante toda la tarde para tratar de dar apoyo en esos durísimos momentos.

"La Pomarada", un lugar idílico situado en pleno corazón de Cabueñes

N. O.

La urbanización «La Pomarada», situada en el camino del Cuadrante (Cabueñes), se encuentra a escasos cien metros de la iglesia de Santa Olaya. Se trata de una colonia de once chalés, ubicados en pleno corazón de la parroquia, una zona que rebosa tranquilidad entre sus verdes arboledas y caminos rurales. Y está edificada a tan solo 500 metros del Hospital Universitario de Cabueñes y a unos 250 de las instalaciones del colegio público de Educación Infantil y Primaria de Cabueñes. El camino del Cuadrante tiene una extensión de 650 metros y da acceso a más urbanizaciones y viviendas independientes, casi todas con muchas prestaciones y bastantes con piscina particular.

La colonia «La Pomarada» se encuentra al inicio del camino del Cuadrante, en la intersección con el camino de la Escuela y el camino de la Iglesia. Además, la cara oeste exterior de la urbanización cuenta con un gran parque para el paseo y disfrute de vecinos y visitantes. «La Pomarada» es, según sus propios residentes, un lugar discreto y tranquilo en el corazón de la parroquia. La puerta de acceso a la urbanización abre el paso al camino de la Frontera, vía en torno a la que se disponen de izquierda a derecha los once chalés que conforman la colonia. La visibilidad al interior de las viviendas es muy reducida, tanto desde el exterior como desde dentro de la propia urbanización. Altas y frondosas barreras de arbustos cercan cada uno de los chalés, dotando a cada uno de ellos de intimidad. Uno de los motivos por los que muchos vecinos no pudieron ayer presenciar la trágica muerte de un niño en una piscina.


La familia permaneció en todo momento en el interior del chalé en cuya piscina ocurrió la tragedia, recibiendo las condolencias de familiares, allegados, amigos y vecinos. "Los conozco. En este lugar más o menos nos conocemos todos entre nosotros. Es una desgracia tremenda", lamentó uno de los primeros vecinos en salir de la colonia en un coche negro, el mismo color del que se había vuelto el día en este lugar apartado de la zona rural gijonesa.

Entrada ya la tarde y horas después de que se hubieran ido del lugar las asistencias sanitarias y los agentes del Cuerpo Nacional de Policía desplazados, en el interior de la urbanización se palpaba un desconsuelo generalizado por el trágico suceso, del que iban enterándose al llegar a sus casas muchos residentes. Varios vecinos fueron saliendo y entrando intermitentemente con el paso de las horas en sus vehículos particulares, mostrando un enorme pesar y su apoyo a una familia que ayer perdió a uno de los suyos cuando aún estaba comenzando a vivir. "Hemos estado con la familia en todo momento", indicaron desde la ventanilla de su vehículo unos amigos, vecinos también de la urbanización, mientras se adentraban en ella para seguir al lado de los más próximos a M. E. S.

Los sanitarios devolvieron un hilo de vida al pequeño, que falleció en el próximo Hospital de Cabueñes

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Mientras los vecinos aún tenían fuerzas para expresarse pese a la tragedia que se había producido en la piscina y a la desolación que reinaba muros adentro de la urbanización, los familiares, rotos, no se vieron con fuerzas de mediar palabra sobre lo acontecido cuando salieron del domicilio tan solo unos minutos para recibir el consuelo de los suyos, en el delicado y durísimo momento que les estaba tocando vivir. Apenas media docena de personas, repartidas en varios vehículos, cabizbajos y apesadumbrados, se pasaron por la urbanización, situada a escasos cien metros de la iglesia de Cabueñes. Poco a poco fue cayendo el sol y bajando la temperatura, pero ya a todos se les había helado el corazón helado horas antes.

Varios vecinos de las casas aledañas a la urbanización, también consternados por los hechos, se acercaron hasta el lugar. "Hacia la hora de comer vimos una ambulancia y un coche de Policía al lado de la urbanización, pero no sabíamos lo que estaba pasando. Es una tragedia", lamentaban los residentes del entorno de "La Pomarada", que fueron informándose del incidente poco a poco unos a otros durante la tarde, entre incredulidad y desconcierto.

La tragedia de Leorio

La muerte de este niño es la segunda de un pequeño que se produce de forma accidental en la zona rural gijonesa en los últimos meses. El pasado 6 de mayo falleció otro pequeño de ocho años en la parroquia gijonesa de Leorio, E. G. S., después de que le cayera encima una estatua de piedra, de unos 20 kilos y un metro de altura, mientras jugaba en el jardín de su casa con su hermano dos años mayor. Entonces tampoco fue posible salvarle tras una hora de maniobras de los sanitarios para intentar evitar que se les fuera.

Ayer tampoco fue posible evitar que el agua se llevara al pequeño de Cabueñes. M. E. S. iba a cumplir cinco años el próximo mes de agosto. Ya no podrá soplar las velas. Un mal viento apagó ayer prematuramente su luz.

Una tragedia cinco años después del ahogamiento de Izán Álvarez en una piscina de Soto del Barco

M. C.

El accidente mortal ayer de M. E. S. en la piscina familiar de Cabueñes se produce casi cinco años después de que el niño de cinco años Izán Álvarez Pérez pereciera ahogado en la piscina al aire libre de la granja-escuela Palacio de la Bouza, Riberas de Pravia (Soto del Barco). Este pequeño praviano fue hallado inconsciente flotando por una trabajadora del complejo en la tarde del 25 de julio de 2017, en un momento en el que había 17 menores en la piscina a cargo de dos monitoras.

Izán Álvarez había sido matriculado por sus padres en un campamento de verano en la granja-escuela, en la que se realizaban distintas actividades lúdicas. Se trata de un suceso con circunstancias distintas al de ayer y sobre el que corrieron ríos de tinta, entre otros motivos porque la familia denunció a monitores y responsables de la empresa, siendo condenadas la directora de la granja escuela y la monitora titular y absueltos otros tres acusados, fallo que recurrió la familia del pequeño.

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