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Los dos acusados por secuestrar, acuchillar y robar a un joven quedan en libertad tras el juicio

Los procesados, que solo reconocen el tráfico de drogas y lesiones leves, llevaban más de un año presos de forma provisional y ahora espera sentencia | El afectado, les señala: «Tenía miedo»

En primer término, el joven que denunció su secuestro, con los dos acusados, en el banquillo, custodiados por la Policía Nacional, ayer, en la sección octava de la Audiencia. | M. L. MARCOS LEON

Los dos acusados por secuestrar, acuchillar y robar a la fuerza a un joven colombiano, vecino de Gijón, en marzo de 2021 salieron ayer delCentro Penitenciario de Asturias apenas unas horas después de que concluyera el juicio, en el que afronta trece y diez años de cárcel respectivamente. Estos dos individuos, el portugués Noe Alexander F. D. A. N., y el marroquí Ayoub E., sí habían reconocido los cargos de tráfico de drogas y un delito leve de lesiones, respectivamente, pero volvieron a solicitar su libre absolución ante los delitos más graves que les atribuye la Fiscalía. El denunciante, que ayer prestó declaración en la vista oral, volvió a insistir en la misma versión de lo ocurrido, señalando a los procesados como responsables. 

El juicio se había iniciado hace dos semanas con la declaración de los acusados. Ambos explicaron que la denuncia era una represalia porque el supuestamente afectado les debía dinero. Sí aceptaron el delito contra la salud pública (el luso pactó un año y cinco meses y pago de 10.000 euros) y el de lesiones leves(el marroquí asumió una multa de 5.400 euros). Pero la vista se suspendió porque hubo un error al citar a la víctima, que ayer sí se presentó en la sala para ratificar su versión. Una versión que el fiscal ve «persistente en el tiempo, coherente y verosímil», según defendió en sus conclusiones. 

En concreto, la acusación sostiene que Alexander y Ayoub habían acudido a venderle hachís al afectado, cuando al llegar al portal de su casa le amenazaron y le obligaron a entrar en la vivienda con el objetivo de que les diese dinero. Según ese relato, había más gente en el piso que no pudo ser identificada. Como no accedía, el marroquí le clavó una navaja en la pierna. Lograron un botín de 1.000 euros y un patinete eléctrico. Luego, le llevaron en coche hasta Olloniego, con los acusados en los asientes de la parte delantera y otros dos custodiando al joven colombiano en los asientos de atrás. Le tuvieron recluido casi un día hasta que le llevaron de nuevo a Gijón. 

En la misma línea declararon siete policías. Una de ellas destacó que la violencia empleada por los dos acusados «no era normal en Gijón, por eso siempre sospechamos que era gente de fuera; La gente con la que se juntó era peligrosa».

Pero a esa versión se opone la defensa de los acusados, que cumplían prisión preventiva hasta ayer, al entender que «hay demasiadas incongruencias e imprecisiones para demostrar los delitos más graves». La letrada fue citando ejemplos, como el por qué no pidió ayuda cuando salió de casa (una vía peatonal llena de bares) y le metieron en el coche o cuando les paró a medio camino la Policía. «Les pidieron documentación a los cinco ocupantes del vehículo. De hecho, por faltas de respeto a los agentes sancionaron a dos de ellos. Uno era el hoy denunciante. ¿Por qué en lugar de pedir ayuda optó por increpar a la Policía? Pues porque no estaba asustado», destacó la letrada. A esa reflexión respondió el afectado que «tenía miedo, porque me estaban amenazando, primero con una pistola y luego con un machete, por eso no pedí ayuda». Además, la abogada reprochó la actuación policial, pues no consta en los autos informe de la inspección de la vivienda del afectado. 

Al final, los dos encausados hicieron uso de la última palabra. «Quiero pedir perdón a quien haya hecho daño vendiendo droga, eso estropea familias. Me he dado cuenta de que el dinero no lo es todo; se puede vivir de forma honrada», apuntó Noe Alexander. Por su parte, Ayoub, hasta sacó una nota manuscrita para explicar al tribunal cómo le había cambiado su estancia en prisión durante más de un año. «He cometido muchos errores a pesar de los valores de mi madre, muy trabajadora. La UTE me ha hecho cambiar y dar sentido a mi vida y al salir seré una persona honrada, quiero pedir perdón por el daño causado», compartió, entre otras cosas, el joven. Ahora, los dos están libres a la espera de sentencia. 

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