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Maxi Rodríguez | Dramaturgo, pregonero de la Semana Grande

"El problema de la parodia es que es imposible superar la realidad"

"Me siento honrado y privilegiado de poder dedicar un tiempo con vecinos, amigos y turistas para que pasen una buena Semana Grande"

Maxi Rodríguez, ayer por la tarde, en el entorno de la playa de El Arbeyal. | Fernando Rodríguez

El dramaturgo, actor, director escénico y guionista Maxi Rodríguez, (Mieres, 1965), colaborador de LA NUEVA ESPAÑA, se asomará al balcón del Ayuntamiento en la plaza Mayor para dar el pistoletazo de salida a la Semana Grande de Gijón de la vuelta a la normalidad. Si bien el pasado año fue el tenista Pablo Carreño quien tuvo el honor de ofrecer su discurso vía telemática, en esta ocasión el Consistorio apuesta por "uno de los representantes de trayectoria más brillante y reconocida de las artes escénicas asturianas". Rodríguez acumula premios de reconocido prestigio, entre los que destacan un Ondas, por ser guionista de la comedia "7 vidas".

–¿Cómo recibió la noticia para dar el pregón de Semana Grande?

–Me llamaron el viernes del departamento de prensa del Ayuntamiento para decirme que habían pensado en mí y qué me parecía la idea. Me convencieron rápido y ahora me estoy convenciendo a mí mismo.

–¿Qué fue lo primero que se le pasó por la cabeza al colgar esa llamada?

–La responsabilidad, expectación y repercusión que tiene dar el pregón. Como gijonés de adopción trataré de estar a la altura. Para mí este discurso tiene una cuestión de orden afectivo y emocional muy fuerte, ya que llevo viviendo en Gijón más de 35 años. Me siento honrado y privilegiado de poder dedicar un tiempo con los vecinos, amigos y turistas y poder invitarles a que pasen unas buenas fiestas. Trataré de compartir ese rato de la mejor forma posible.

–¿Ha tenido oportunidad de pensar el enfoque del pregón?

–Todavía no sé lo que voy a hacer, pero sí tengo claro lo que no quiero. No me pondré solemne ni aburrido. A partir de ahí, veremos a ver qué sale. Supongo que habrá alguna referencia a la pandemia, pero en todo caso será una mirada desdramatizadora, con más risa y esperanza que dolor.

–Esta elección es un homenaje tanto a su figura como a las artes escénicas, que tan mal lo han pasado los últimos años.

–Me parece que esta elección contribuye a que la gente de las artes escénicas, del teatro y de la danza local se sientan un poco recompensados por todo lo que dieron en un tiempo en el que había mucho miedo. Los artistas hemos contribuido a alejar el miedo a través de la risa.

–¿Qué opinión tiene sobre el apoyo que se da tanto desde el Principado como desde Gijón a las artes escénicas?

–No soy tan viejo, pero sí empecé muy joven y llevo muchos años de profesión. Nunca encontré un momento ideal para el teatro. Es una eterna salud de hierro que hace que sigamos adelante, a pesar de que siempre hemos estado en crisis. Ahora hay quejas por parte de la profesión, como también las hubo en los años ochenta cuando empecé en esto. Lo importante es que seguimos.

–En "Parando en Villalpando", su sección semanal en LA NUEVA ESPAÑA, apuesta por un humor fino y popular. ¿Es necesaria la risa en los tiempos actuales?

–La gente de teatro siempre creemos que la risa mata el miedo, incluso en los peores momentos. Es un elemento fundamental para desengrasar la actualidad diaria. La veo como un elemento sanador, como una especie de terapia que nos permita pasar el día a día de la mejor manera posible.

–Parece claro que la realidad siempre supera a la ficción. ¿La actualidad es un poco prueba de ello?–El problema de los que a veces hacemos parodia es que somos incapaces de superar la realidad de los personajes que imitamos. La realidad te pasa por encima. Los guionistas muchas veces metemos en series o películas hechos que suceden en la realidad y muchas veces el público piensa que no es real.

–En el caso de la de Gijón. ¿Daría para una obra de teatro?

–No solo la de Gijón, supongo que ocurrirá lo mismo con la de todas las ciudades. A nivel político siempre se producen tiranteces y conflicto. Es ahí donde vivimos los dramaturgos. Es la base del teatro.

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