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Gijón se rinde al regreso de los Fuegos

Apoteósica noche de celebración en la ciudad entre vítores y una ensordecedora ovación en la cita clave de las fiestas: "Han sido mejores que los de otros años" | El espectáculo, hecho a medida, destacó por una traca final de infarto en la que predominaron los estruendos y el color blanco: "Verlos desde la playa es increíble"

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En imágenes: la noche de los Fuegos en Gijón Ángel González/Fernando Rodríguez

Apoteósico regreso de la Noche de los Fuegos al cielo de Gijón. Tras dos años de sequía de color y luz, la ciudad volvió a brillar con una traca final en la que destacaron los estruendos y el color blanco, como guiño local. Fueron veinticinco minutos de un espectáculo hecho a medida por la empresa valenciana Ricardo Caballer en los que se quemaron 1.700 kilos de pólvora, 7.000 elementos pirotécnicos y se utilizaron unas carcasas exclusivas: caracterizadas por su apertura en color, apagado instantáneo y un regreso al mayor de los destellos. La traca final –de tres minutos y 28 segundos– fue todo un sin freno de ruido, luz y color que provocó una clamorosa ovación tras el espectáculo. "Es un elegante y merecido punto y final a lo pasado, así como un resplandor a lo futuro", valoró ayer Juan Manuel Humanes, director comercial de Ricasa en España, tras la cita. El viento también acompañó para soplar el humo de la pirotecnia y dejar el cielo limpio para una noche que terminó entre aplausos, vítores y una ensordecedora ovación en San Lorenzo.

Gijón se rinde al regreso de los Fuegos

Gijón se rinde al regreso de los Fuegos Divertia

Cientos de miles de persona, gijoneses, de todas partes de Asturias, y muchos turistas, buscaron el mejor hueco de la ciudad para no perderse ni un instante de la vuelta de los Fuegos a Gijón. Una despedida por todo lo alto a la Semana Grande, que pondrá la guinda hoy con la danza prima en la playa de San Lorenzo y el Restallón (a las 14.00 horas) también a cargo de Ricasa. "Han sido mejores que los de otros años", celebró el avilesino Juan Carlos Martino desde el paseo del Muro en compañía de su hija y su mujer, Cristina García.

La entrada al Cerro de Santa Catalina quedó blindada para los visitantes, como "zona cero" de lanzamiento. La pirotécnica Ricasa desplegó a lo largo de 158 metros en lo alto de Cimadevilla varios morteros con hasta nueve posiciones de disparo, todos ellos configurados de forma electrónica a través de un sistema llamado "pyrodigital", uno de los más seguros que existen a día de hoy. Este moderno sistema estuvo compuesto por más de 25 canales, 800 módulos de disparo y más de 50.000 metros de mangueras de seguridad para las diferentes conexiones. Al primer estruendo lumínico le siguieron 6.999 pirotecnias más de diferentes colores y formas singulares. Todas, explicaron desde Ricasa, "con una composición de baja generación de humo". El que tampoco se quiso perder la cita fue el gijonés Bruno Piñera. "La noche está despejada, se ven genial. De esta forma se disfrutan más", festejó. En el caso de la madrileña Paula Gutiérrez fue su primera vez en la Noche de los Fuegos, la cual disfrutó en compañía de su grupo de amigos: "Lo mejor es el paisaje y el ambiente. No estamos acostumbrados a ver los fuegos artificiales desde la playa y es increíble".

Respecto a las formas –lanzadas hasta un máximo de 182 metros en cuatro niveles para evitar el colapso en una sola línea– se pudieron apreciar desde las tradicionales palmeras con doble cambio de color o sauces descolgantes hasta lentejuelas blancas, destellos intermitentes o troncos marcados en ascenso, pasando por hasta cinco versiones diferentes de crisantemos.

Además, entre los elementos más vistosos destacaron las estrellas parpadeantes y las ruedas aéreas de doble subida. Ninguna figura dejó indiferente a nadie. El espectáculo fue de menos a más. Antes de la traca final destacaron los colores verde y rojo, además de figuras poco convencionales como medusas. Todos los factores variables vinieron como anillo al dedo a la noche gijonesa. Si bien las calles del centro de la ciudad ya estaban a abarrotar desde primera hora de la tarde, la climatología también cumplió su parte del trato. La ausencia de lluvia y niebla –con una temperatura agradable– respetaron el regreso de la Noche de los Fuegos.

Caída la noche en Gijón y apenas segundos antes de que el reloj marcara la medianoche todas las miradas de la ciudad apuntaban al cielo. Las calles, las terrazas y los balcones se llenaron para la vuelta de una de las noches más emotivas y sentimentales del año en la Villa de Jovellanos durante las horas previas. En el Muro –con el «cascayu» cortado temporalmente al tráfico rodado en dirección oeste por la Semana Grande– la marea de visitantes en busca de un sitio óptimo para ver el espectáculo lumínico era notable. 45 minutos antes del comienzo las primeras filas del paseo marítimo ya se fueron llenando. Si bien muchos optaron por ver los Fuegos desde el asfalto la bajamar permitió que otros miles de personas bajaran a la arena de Poniente y San Lorenzo para contemplar el show, algunos de ellos, incluso, manta en mano. Otros, en cambio, se adentaron en barco al mar para tener un palco privilegiado. A pie de playa y con tumbonas, Nely Manjón disfrutó del espectáculo pirotécnico en compañía de su madre, Lina Pastor, de 84 años. «Me pareció más bonito y que duró más que otros años. Fueron espectaculares», apuntó Manjón.

La guinda a las fiestas de Begoña será hoy. El protagonismo de la resaca del regreso de la Noche de los Fuegos correrá a cargo de la tradicional danza prima en la playa de San Lorenzo y el Restallón, a partir de las 14.00 horas. Ricasa también se encargará de los disparos de este lunes, que tendrán una duración aproximada de cinco minutos. En total, serán 1.200 elementos pirotécnicos los que la empresa valenciana lanzará –también desde el Cerro de Santa Catalina– al cielo gijonés. El espectáculo diurno está garantizado con truenos, cracker, silbatos, coronas, ondas intermitentes y kamuros, entre otros. Será el culmen a una Semana Grande –la de la nueva normalidad– cargada de turistas, actividades y color. Una festividad marcada, sobre todo, por la vuelta de la tan ansiada Noche de los Fuegos.

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