Por megafonía se anunciaba, en castellano y en asturiano, que la playa estaba a punto de acoger un baile tradicional con cuatro pasos muy sencillos: el pie derecho hacia adelante, y con el izquierdo se pisa en el sitio, pie derecho hacia detrás, y con el izquierdo se vuelve a pisar en el sitio. Sonó ayer otra vez en San Lorenzo la danza prima y la ciudad, tras dos años de distancias de seguridad, se volvió a agarrar de los meñiques para cerrar en familia una Semana Grande como las de antes. La cita, que llenó el paseo del Muro más de media hora antes de que comenzase la música, contó con la presencia de la alcaldesa Ana González, que bailó en el paseo, a la altura de la escalera 12, acompañada por los ediles Carmen Saras, Salomé Díaz, Loli Patón y Manuel Ángel Vallina. "Lo echábamos de menos, es una tradición de la ciudad", aplaudieron los asistentes.
La canción elegida fue la de "Danza de las Tabiernas", un tema original de Tineo que rememora la marcha de miles de emigrantes asturianos. "Es una canción en honor a los que dejaron la tierra en busca de un futuro mejor", se aclaró por megafonía. A varios turistas que paseaban por el "cascayu", cerrado al tráfico, la noticia del baile les pilló por sorpresa y se pusieron a ensayar sobre la marcha las indicaciones que se locutaban por megafonía. La mayoría se quedó en el propio paseo, que en algunos tramos llegó a acoger varias filas de bailarines. Otros hicieron pequeños corros en familia y los que preferían mantener su buen sitio pegados a la barandilla para ver el restallón abogaron por bailar tímidamente en el sitio y con los ojos ya puestos en Cimadevilla.
"Es una tradición de Gijón y una de nuestras favoritas. Todas las fiestas deberían tener más actos de fraternidad como esta", valoró justo después del baile Ana Martínez, bilbaína asentada en Gijón, que se pasó esta Semana Grande acompañada de la gijonesa Arancha Suárez y varias amigas de Oviedo, Ávila, Guadalajara y Valencia. "Ha sido una suerte que el fin de fiestas, y en general toda la semana, haya coincidido con tan buen tiempo. No es habitual tantos días seguidos de buenas temperaturas. Está toda la gente en la calle", aplaudió el grupo.
Los más playos, por su parte, ya sabían a lo que venían y prefirieron hacer su danza prima organizando largas filas a lo largo del arenal de San Lorenzo, pegándose al mar y dejando la parte trasera de la playa para los bañistas que solo querían tomar el sol. Así, en el paseo se bailó con zapatos de domingo y vestidos de fiesta y en el arenal se bailó en chanclas y más ligeros de ropa, pero al mismo ritmo. La danza fue rápida y apenas dejó unos minutos de tregua antes del restallón, aunque el acto sí dejó un hueco, como manda la tradición, para entonar el "Asturias, patria querida" y, como colofón, el "Gijón del alma".
