La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El precedente de Palacio en la Laboral

El proceso para relevar a Ana González comparte algunos protagonistas con la defenestración del exalcalde para designar a Areces en 1987

José Manuel Palacio, dirigiéndose a la asamblea del PSOE en la Universidad Laboral. En la mesa, por la izquierda, Arturo Pérez Collera, Jesús Morales y Jesús Sanjurjo. | Ramón González

Con 35 años de separación, el PSOE de Gijón vive por segunda vez un enfrentamiento a tumba abierta entre quienes controlan sus siglas en la ciudad y quien lleva el bastón de mando. Si la actual ejecutiva local cuestiona la idoneidad de Ana González para que repita como candidata a la Alcaldía y un grupo de afiliados exigen primarias, en 1987 fue la ejecutiva la que logró que una asamblea eligiera como candidato a Vicente Álvarez Areces, en detrimento del entonces regidor, José Manuel Palacio. En ambos casos, con la militancia muy dividida y las tensiones a flor de piel, pero con un posicionamiento distinto de la Federación Socialista Asturiana (FSA), que entonces apoyaba a la ejecutiva local y hoy respalda a la Alcaldesa.

La defenestración de Palacio se produjo en una asamblea que se inició tensa y concluyó bronca el 21 de marzo de 1987 en el teatro de la Universidad Laboral. La dirección local promovía la candidatura de Álvarez Areces. José Manuel Palacio decidió plantar cara y encabezó una lista alternativa. De los 1.300 afiliados con que por entonces contaba el PSOE de Gijón, participaron 842 en aquella cita histórica, en la que Palacio perdió por 18 votos: 407 frente a los 425 de Areces, con otra decena de votos nulos y abstenciones. El telón se bajó entre abucheos e insultos de militantes hacia el secretario general de la FSA, Jesús Sanjurjo, cuando éste tomó la palabra como colofón. Aquel episodio quedó marcado a fuego en la historia del socialismo gijonés y de la ciudad.

Carlos Zapico, votando en la asamblea junto a Blanca Palmero. | R. González

La asamblea se había programado inicialmente para una semana antes, pero acabó aplazándose siete días. Un tiempo en el que se produjo un desembarco de nuevos afiliados, 200 según indicaron entonces los afines a Palacio, que fueron los que acabaron por decantar la balanza en su contra. Sin dar cifras, el entonces secretario general del PSOE de Gijón, Jesús Morales, reconoció días después de la votación que se habían producido "afiliaciones de última hora por la expectación creada", pero que todas habían sido regulares. Tres meses después, en las elecciones municipales de junio de 1987, el PSOE se dejaba casi 23.000 votos y seis concejales respecto a las de 1983. Así empezó Álvarez Areces el primero de sus tres mandatos como Alcalde.

Los paralelismos y diferencias del escenario actual y el de 1987 varían según a quién se le pregunte. El pasado viernes, Jesús Morales apunaba que "entonces algunos pensamos que podía haber una mejora en el Ayuntamiento cambiando de candidato y, gracias a esa decisión arriesgada, Gijón tuvo durante doce años al mejor alcalde de España. Fue un éxito". Por eso, respalda que ahora haya primarias.

También apoya que ahora se convoque el proceso interno Miguel Ángel Heres, exsindicalista de MCA-UGT en el sector naval, que en 1987 era el "número tres" en la candidatura de Palacio. "Aquel fue un resultado muy ajustado, por 18 votos, como también fue muy ajustado el de las primarias que en 2018 ganó Ana González a José Ramón Tuero", señala Heres. Recuerda sobre la asamblea de La Laboral que "aquello se vivió con mucha crispación, pero el proceso democrático fue impecable".

La sangría de votos que se cosechó en las municipales de 1987 no es algo "que tenga por qué repetirse hoy", opina Heres, ya que "aquello pasó por el tremendo tirón que tenía con la ciudadanía Palacio, como lo prueba que años después, cuando se presentó por Unidad Gijonesa, sacara varios concejales".

Desde un punto de vista diametralmente opuesto lo ve Manuel Muruais, que fue uno de los afiliados que intervinieron en la asamblea de la Universidad Laboral defendiendo la candidatura de Álvarez Areces y que ahora considera injustificado el intento desde las propias filas socialistas de impedir que Ana González renueve como Alcaldesa. El exconcejal da tres argumentos por los que considera que ambos momentos no son equiparables. "El cambio de José Manuel Palacio por Tini Areces se parece tanto como el día a la noche a lo que está pasando. Palacio llevaba dos mandatos, Ana González sólo uno, todavía no terminado. Y es bien sabido que un segundo mandato es muy importante a nivel municipal, casi necesario para concluir lo comenzado", señala.

Muruais también apunta otra diferencia fundamental de la situación en 1987 respecto a la actual: "En aquel caso se explicitó desde el primer momento quién era candidatable: Tini Areces, un ‘potente’ político y reconocido gran gestor. En este caso ni se sabe quién es el tapado o tapada, ¿o si?". A esos dos apuntes, añade que "lo más importante es que ahora está perfectamente reglado lo que hay que hacer y tal parece que a la actual dirección no le importa demasiado el daño que se causa al partido con este envite". "¿Pensaron bien en dónde, innecesariamente, se iban a meter? Tremenda irresponsabilidad", concluye.

Luis González, concejal en 1987, mano derecha de José Manuel Palacio y uno de los que defendieron su candidatura ante los afiliados en la Laboral, recuerda que al entonces alcalde le llegaron a ofrecer cargos en otras administraciones para que lo dejara, lo que él rechazó (como ahora ha ocurrido con Ana González). Incluso llegó a recibir una carta de la secretaría de Organización nacional para que dejara libre el camino. González explica que, en la pugna interna de 1987, Palacio contaba con el apoyo del SOMA, mientras que en contra tenía a la UGT y a Juventudes Socialistas. Y añade que "uno de los que ahora promueven la recogida de firmas, Carlos Zapico, estaba en la conspiración para apartar a Palacio; él y otros como Francisco Villaverde, que organizaron aquel simulacro de asamblea a la que acudieron a votar personas a las que habían repartido carnés del partido en sidrerías la noche anterior y gente que llamaron de Mieres y de Carreño". "La impugnamos y, un año y medio después, el juez nos dio la razón, pero Areces ya estaba sentado en la poltrona municipal. Aquella asamblea la ganó gente que quiso hacer de la política su profesión y lo consiguió", afirma el amigo de Palacio, que acabaría dejando el PSOE junto a él para fundar Unidad Gijonesa.

Compartir el artículo

stats