La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La historia que se enseña a espadazos

La escuela asturiana de esgrima antigua ofrece un taller sobre armas del siglo XVI: "Ha sido muy ameno e interesante"

Una demostración de esgrima antigua, ayer, en el dique de Santa Catalina.

En el siglo XVI había diferencias entre las espadas civiles y militares, había algunas armas que se usaban como complemento de ropa y se fabricaban dagas con unos pequeños agujeros entre la empuñadura y el filo como demostración del herrero de turno de que ese punzón no era reciclado de una espada rota. Todos esos datos y detalles los ofreció ayer la Escuela asturiana de esgrima antigua, que impartió una interesantísima demostración de esta disciplina en el dique de Santa Catalina, al pie de la Antigua Rula y justo enfrente de la cuesta del Cholo. Una demostración que, como dejó claro Pelayo Mejido, uno de los fundadores del colectivo, pone a las claras que la historia también puede aprenderse a base de espadazos.

Dos pequeños, ayer, durante la demostración de esgrima.

La demostración arrancó a las seis de la tarde y concitó un considerable interés. Alrededor de medio centenar de personas escucharon la charla de Mejido, que habló de lo que era el combate a espada en el siglo XVI. La esgrima antigua, como explicó el ovetense, no es lo mismo que la esgrima deportiva. "Cambia mucho la réplica que usamos. En nuestro caso no hay floretes, sino que usamos armas con dimensiones y pesos reales", puntualizó.

Uno de los puntos más sorprendentes es que, a pesar de lo que pueda parecer, estas armas son mucho más livianas de lo que aparentan. Un espadón de los que se usa a dos manos no pesa mucho más de kilo y medio, como detalló Mejido, que se encargó de hacer su charla amena y la intercaló con breves demostraciones de combate que protagonizaron los integrantes de la escuela. Esta escuela, por cierto, tiene sede en Oviedo, Gijón y Avilés y cuenta con alrededor de 60 miembros desde niños a personas de más edad.

Uno de los puntos más interesantes fueron las explicaciones que se ofrecieron sobre las diferentes armas. No es lo mismo una espada civil, que una militar. Las primeras, comentaron, son más largas, porque las llevaba la gente para defenderse, mientras que las segundas son más cortas y las empleaban los propios soldados. "Las usaban como último recurso", concretó Mejido.

Tras la charla, en la que entraron en liza todo tipo de armas blancas, hubo varios talleres para adultos y pequeños. "La acogida ha sido muy buena", destacaron los organizadores. Y a fe, como dirían en el siglo XVI, que decían la verdad. "Hemos aprendido muchas cosas, somos muy aficionados a las espadas y la charla ha sido de lo más amena", afirmaron Francisco y Daniel Pérez, dos de los gijoneses que aprendieron un poco de esgrima a la vieja usanza en el dique de Santa Catalina.

Compartir el artículo

stats