La quinta edición del festival de artes escénicas «Rincones y Recovecos» se puso en marcha ayer en Laboral Ciudad de la Cultura. Marcado por la alegría colectiva por la completa vuelta a la normalidad, el certamen, que finalizará mañana, arrancó con el concierto acústico de Adriana Olmedo. La navarra calificó como «un honor» ser la elegida para inaugurar el festival, en el que participa por tercera vez. «Es un premio poder presentar mi disco, ‘Manual de salvación’», afirmó Olmedo, que deleitó al público en la Sala de Pinturas del complejo gijonés. «Es el marco perfecto», aseguró.
Pola Canteli, coordinadora del festival, expresó su satisfacción por la «buena acogida» que ha tenido el espectáculo desde sus orígenes. «Este festival gusta», valoró Canteli, que agregó que «uno de los retos es fomentar relaciones con los intercambios entre comunidades que favorezcan a las compañías asturianas». También ensalzó una de las novedades de la edición de este año, la integración en la oferta de una producción internacional. Es el caso de «Sou eu», de una compañía portuguesa.
En la inauguración también estuvo presente Manuel Ángel Vallina, concejal de Cultura, que destacó que el certamen «tiene su hueco en el final del calendario estival». Por su parte, Pablo León, director general de Cultura y Patrimonio, ensalzó la aspiración del festival de «llevar el teatro, la danza y la música a espacios poco convencionales». «Es un proyecto por el que apostar», subrayó León, que celebró que el festival consigue «ampliar su radio de acción» con la llegada de un show internacional. «Se ha consolidado como un evento especial», incidió. Entre hoy y mañana, más de una docena de funciones harán las delicias del público en un lugar tan «fantástico» como la Laboral. «No hay más espacio más oportuno», cerró Pablo León.
