La escritora María Elena Morán (Venezuela, 1985) explica que en "Volver a cuándo" cuenta un "drama familiar" que, en realidad, se puede leer como una reflexión de la inestabilidad política vivida en Venezuela en los últimos años. La novela, que llevaba gestando desde hace cuatro años, fue galardonada ayer en Madrid con el premio "Café Gijón", y supondrá la primera incursión en firme de la autora en la literatura española. "Venía escribiendo desde hacía tiempo y publicando alguna cosa, pero siempre he ido pasito a pasito. Y este paso es uno muy grande", reconoce, entre risas.

La protagonista del libro es Mina, una venezolana que emigra a Brasil y que deja en su país natal a su hija bajo el cuidado de su madre. El padre de la pequeña, después, aprovecha esa distancia para ganarse la confianza de la pequeña y sacarla del país. Esas "dinámicas de poder", entiende Morán, hacen que la familia que protagoniza la historia sirva como ejemplo del funcionamiento de las tiranteces políticas que, a su juicio, vive Venezuela. "Quería que con esta dinámica familiar los lectores tuviesen acceso a ese autoritarismo que funciona (en Venezuela) a nivel nacional", explica. "Y quería también lanzar una reflexión sobre qué hacer con esos ideales sobre los cuales seguimos teniendo alguna fe y alguna ilusión hoy en día pese a que ya hemos visto que solo traen fracasos", añade. Cree también la autora que la condición de Mina como "migrante y mujer precarizada" puede extrapolarse también a la situación de muchos inmigrantes latinoamericanos.

Morán está formada en comunicación social y en guion cinematográfico, y acaba de terminar su doctorado en Escritura Creativa por la Pontifícia Universidade Católica do Rio Grande do Sul, en Brasil. La novela es su trabajo doctoral. El jurado del premio, compuesto por Mercedes Montmany, Marcos Giralt Torrente, Rosa Regàs, Antonio Colinas y por José María Guelbenzu, en calidad de presidente, y con Patricia Menéndez como secretaria, destacó el "excelente dominio de tiempos, acción y estructura del relato" y la capacidad de la escritora de jugar con "diversas voces narrativas". Morán se ríe al escuchar esto y reconoce que ese juego de voces fue una de las cosas que le hizo pensar que no ganaría premio alguno, al menos no en España. "Me parecía que era una historia muy latina, muy venezolana, y me permití explotar voces muy singulares y muy locales que habían hecho creer que mi perfil no encajaría del todo con este premio. Creo que estoy todavía en una fase de irrealidad, pero estoy muy feliz, muy sorprendida. Realmente no me esperaba ganar", cuenta, agradecida.

La publicación de la novela en España avalada ahora por un premio literario reputado le abre una puerta que no sabe todavía muy bien a dónde lleva. "No sé muy bien que puede pasar a partir de ahora, pero mi sueño y mi objetivo es conseguir vivir de escribir. Sé que son palabras mayores", reconoce. Con su nuevo doctorado, no obstante, tiene previsto abrir un taller de escritura creativa en Brasil y, hasta ahora, se había ganado la vida como guionista, un perfil laboral que le sigue interesando. "Supongo que todo esto significa que ahora lo que me toca es seguir escribiendo", concluye. El fallo del premio se celebró ayer en el Café Gijón de la capital española en presencia de la alcaldesa Ana González, que destacó que "cada año se presentan más manuscritos y cada año aumenta la participación de escritores latinoamericanos".