Un examen dactiloscópico incriminaría, según defendió ayer la acusación con el apoyo del testimonio de varios agentes de policía, al acusado –D. R. S.– de estafar a una gijonesa de 89 años tras hacerle creer que mantenía una deuda de 498 euros con una compañía eléctrica. Por su parte, la defensa alegó en la vista oral que "no existe prueba alguna de que el acusado estuvo en el domicilio", así como que la citada factura de la luz "nunca existió". La Fiscalía pide dos años de cárcel.

El falso documento, según declaró ayer uno de los agentes, se encuentra archivado en Comisaría y tras un examen pericial se habrían localizado dos huellas dactilares pertenecientes al acusado, "condenado con anterioridad por estafas similares", según la acusación. El hombre habría fingido ser un empleado de la compañía para acceder a la vivienda y, aprovechándose de la vulnerabilidad de la víctima dada su avanzada edad, reclamarle una deuda pendiente que ella llegó a abonar, según la acusación.