Los constantes incendios que sufre el Monte Areo desde hace dos meses han sacado a la luz dos problemas de envergadura, a pesar de que no figuran en la agenda política local, seguramente por el habitual desinterés de los dirigentes municipales hacia los asuntos de la zona rural, con escasa densidad de población, es decir, un caladero de votos limitado. Por un lado, los fuegos constatan la falta de mantenimiento en amplias áreas del concejo, en gran parte atribuible a propietarios particulares, pero también al Ayuntamiento, responsable de muchos kilómetros de caminos y dueño de numerosos terrenos. Y, por otro, que detrás de las llamas se encuentren uno o varios pirómanos, tal y como aseguran los vecinos e investiga desde hace más de un mes la Guardia Civil, constituye un colosal problema de seguridad. En juego están bienes como viviendas, vehículos, cuadras, naves o cultivos. Y, llegado el caso, estos siniestros pueden suponer un riesgo para la vida.

El Monte Areo, límite natural de los concejos de Gijón y Carreño, es una importante fuente de riqueza para los vecinos de las parroquias de Veriña, Poago, Monteana, San Andrés de los Tacones y Serín. Además de acoger pequeñas explotaciones agrícolas, ganaderas y madereras (así como sedes de pequeñas sociedades), supone un importante pulmón en medio de una zona acechada por la industria y por sus actividades derivadas, con El Musel, al norte; la térmica de Aboño, al oeste; la factoría de Arcelor, al este, y la planta de Cogersa, al sur (por no citar la autopista "Y", eterna cicatriz en el paisaje). En las laderas de esta elevación se asientan además un área recreativa y la mayor necrópolis neolítica de Asturias. Se trata, por lo tanto, de un enclave a proteger por múltiples motivos.

A todo ello, se suma el sentimiento de abandono que manifiestan desde hace tiempo muchos residentes de las parroquias afectadas, incapaces de comprender ahora cómo se han sucedido semanas de incendios sin una respuesta clara. Falla la Administración en la interlocución y falla, sobre todo, en su reacción. Urgen medidas de cara al futuro.