Elena Rúa es la presidenta de EAPN Asturias (Red Europea de Lucha Contra la Pobreza y la Exclusión Social) y también está al frente de la Fundación Ayuda en Acción. Esta mañana participa en una mesa redonda a partir de las 11.20 horas en el Antiguo Instituto, dentro de la jornada de clausura del XV Encuentro Estatal de Participación Combatir la Pobreza.
–¿Qué importancia tiene que Asturias haya acogido por primera vez un encuentro estatal de la Red Europea de Lucha Contra la Pobreza y la Exclusión Social (EAPN)?
–Es un orgullo que este encuentro esté aquí por primera vez, además en el año que se retorna a la presencialidad tras el covid. Ha tenido una gran acogida en Gijón. Es un encuentro que pone en valor el trabajo de EAPN, que es en coordinación de muchos territorios.
–¿Cómo es EAPN en Asturias?
–Nació en 2004. La conformamos actualmente 48 entidades, de muy diferentes tamaño e implantación, pero todas con un gran valor común, que es que trabajamos con personas en situación de pobreza y exclusión social. Y todas estamos radicadas en Asturias trabajando tanto en el ámbito rural como en el urbano.
–¿Se asimilan bien las situaciones de pobreza y exclusión?
–No. Nos queda el reto de romper estereotipos en torno a las personas que sufren pobreza o sus consecuencias, o que viven en riesgo de exclusión social. Nos queda el reto de superar las barreras, de conectarnos a esas personas y de hacerlas visibles. Porque muchas de las personas con las que trabajamos en estos proyectos forman parte de la sociedad en la que vivimos y no nos damos cuenta. Y también vivimos el reto de asumir que la exclusión social y la pobreza no depende solo de un criterio económico, sino que está ligada a otras dimensiones, como la falta de inclusión en lo digital, lo demográfico y geográfico, el tema del género o situaciones generadas por parte de la Administración. Todo esto tiene mucha importancia.
–¿Las brechas digital y demográfica son las que más preocupan en Asturias?
–Sí. Hemos hecho un análisis de forma reciente. Y vemos que Asturias tiene un potencial y un alto valor añadido en la calidad de vida. Pero la población demanda mucho todo lo que tiene que ver con medidas encaminadas a disminuir esa brecha digital, que atraigan población joven, que se asiente, y llene de vida los espacios rurales, para que no desaparezcan los servicios básicos.
–¿Qué porcentaje de familias se encuentran en riesgo de exclusión en la región?
–El último Arope, que es la tasa que utilizamos para medir la pobreza y la exclusión social, situaba en torno a un 26 por ciento de la población en ese riego.
–¿Qué medidas le piden a las administraciones?
–Los participantes en estos encuentros han reflexionado mucho sobre el ingreso mínimo vital, que es una medida muy positiva porque está unificada a nivel de todo el Estado y se tienen en cuenta los ingresos de cada persona. Pero se pide a la Administración que se regule la compatibilidad con otras ayudas regionales. Y que sea una cuantía económica lo suficientemente importante como para que permita una cobertura digna de la vida de las personas.
