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Dos años de cárcel para un septuagenario gijonés que abusó sexualmente de su nieta, discapacitada física

El procesado le dio besos en la boca e intentó tocarle los pechos cuando cuidaba de la niña, a la que no podrá aproximarse durante doce años

Juzgados. DANIEL MON

Dos años de cárcel es la pena impuesta a un gijonés de 79 años por un delito de abuso sexual continuado cometido contra su nieta, menor de edad y con una minusvalía física del 71 por ciento. Este individuo, reconoció este jueves los hechos durante su breve declaración ante el tribunal de la sección octava de la Audiencia, que celebró el juicio a puerta cerrada, y después de que su defensa alcanzara un acuerdo con el Ministerio Fiscal y la acusación particular, ejercida por los padres de la niña. "Ya está, ya se terminó", compartió el procesado nada más salir de la sala.

Este nuevo caso de abusos sexuales cometidos por un familiar, como la inmensa mayoría de estos episodios, comenzaron a producirse en un día indeterminado del mes de enero del año 2020. Volvieron a producirse luego en febrero y, por último, según el escrito de acusación del Ministerio Fiscal, en julio de ese mismo año. En el momento de los abusos sexuales a la menor, nacida en 2006, tenía catorce años. El abuelo, que actualmente está en libertad, es nacido en 1943.

Esos episodios tuvieron lugar siempre con el mismo guion. Este individuo aprovechaba las veces que se encontraba al cuidado de la menor, cuando la madre de la pequeña tenía que ausentarse de la vivienda. El procesado, prosigue la Fiscalía en su escrito, no convivía habitualmente con su nieta, pero aprovechó esos momentos para besar a la niña en la boca. También "intentó tocarle los pechos, pero no lo consiguió porque la menor logró evitarlo colocando sus brazos". Esta actitud, que constituye un delito continuado de abuso sexual, cesó después de que se denunciaran los hechos ante la Policía.

Pero este caso de abusos ha tenido consecuencias en la menor, que tiene reconocida una minusvalía física del 71 por ciento, pero sin que eso afecte a sus facultades psíquicas. Esos episodios provocaron que la niña desarrollase "síntomas elevados de ansiedad asociados a situaciones sociales, sin menoscabar su autoestima", relata la Fiscalía, en base a los informes aportados al procedimiento.

En base a estos hechos, el procesado optó por reconocer los abusos sexuales. Y hasta depositó con anterioridad al juicio la indemnización correspondiente por los daños morales causados a la niña. La cuantía, eso sí, no ha trascendido al ser un acuerdo previo a la vista. Había peritos y testigos citados para declarar en la Audiencia, pero finamente no hizo falta escuchar sus testimonios.

Con el reconocimiento de hechos, y al aplicarse la circunstancia "muy cualificada de reparación del daño", este individuo aceptó dos años de prisión –podría solicitar la suspensión de la condena para evitar su ingreso en la cárcel– y cinco años de libertad vigilada, cuyas medidas concretas se fijarán en ejecución de sentencia por los jueces del tribunal. Además, tampoco podrá comunicarse con su nieta, ni acercarse a ella a menos de 500 metros (ni a su casa, ni centro de estudios ni cualquier lugar que frecuente) durante los próximos doce años.

Las claves

  • Acusado. Un vecino de Gijón nacido en 1943 y en libertad. Fue a declarar al juzgado para reconocer los abusos sexuales cometidos contra su nieta. 
  • Víctima. Una niña nacida en 2006 con una discapacidad física del 71 por ciento, pero que no afecta a sus facultades psíquicas. Los hechos, eso sí, le provocaron «síntomas elevados de ansiedad asociados a situaciones sociales, sin menoscabar su autoestima».  
  • Condena. Dos años de cárcel, un lustro de libertad vigilada y doce años de alejamiento. 

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