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Los planes de transformación para un símbolo de la ciudad

El Molinón de Orlegi es un estadio de élite, blanco, con formas onduladas y rodeado de zona verde

El proyecto del grupo mexicano para el campo y su entorno, de unos 300 millones, prevé construir dos grandes torres, una avenida peatonal hasta la playa y grandes áreas comerciales

El boceto de El Molinón, según el proyecto del Grupo Orlegi. | Infografía LNE

"Estamos ante una de las obras arquitectónicas más importantes en la historia del fútbol español". La frase la pronuncia, a preguntas de LA NUEVA ESPAÑA, una de las fuentes implicadas en la candidatura de El Molinón para ser una de las sedes que acoja el Mundial 2030 y sirve para resumir la magnitud de un proyecto que supera, con mucho, las expectativas iniciales. Si la candidatura ibérica (España y Portugal) obtiene la Copa del Mundo y el estadio más antiguo del fútbol español pasa el corte, como todo apunta a día de hoy, para convertirse en una de las once sedes elegidas –hay catorce candidatas–, Orlegi Sports tiene prevista una construcción faraónica, cifrada en unos 300 millones de euros, que afectará no solamente al campo del Sporting, sino también a gran parte de su entorno. En definitiva, a toda la ciudad. El plan recoge una enorme infraestructura blanca, con formas onduladas en homenaje al Cantábrico y a la Mareona, con un aparcamiento subterráneo y rodeada de una enorme zona verde. La obra implicaría moverla varios metros respecto a su posición actual.

El Molinón tal y como se conoce ahora sería historia si finalmente se ejecuta este arriesgado, rompedor y ambicioso plan, que, de momento, está en una fase inicial y pendiente de nuevos acontecimientos. La Federación Española de Fútbol tiene en sus manos la maqueta desde el jueves: se trata de un proyecto que supone la reconstrucción de la histórica sede rojiblanca.

«Se trataría de una construcción similar al Nuevo San Mamés», explican distintos actores implicados. Es decir, El Molinón sería un estadio completamente nuevo, levantado bajo dos criterios fundamentales: la sostenibilidad y el rendimiento económico. Porque, por un lado, se crearían 25.000 nuevos metros cuadrados de zona verde. Y, por otro, se generaría una gran área comercial en los bajos. Todo ello permitiría que el estadio cumpliese con los parámetros de la categoría «Élite», la más alta según la UEFA. Es decir, se convertiría de lleno en uno de los mejores campos del fútbol español. 

Estas son algunas de las pautas más importantes de la histórica obra que tiene previsto abordar Orlegi Sports. «España está compitiendo de la mano de Portugal por ser sede de un Mundial y eso ha abierto una oportunidad a Gijón, al Sporting y sobre todo a Asturias. Creo que esta oportunidad que el proyecto le da a España y a Gijón hoy debe convertirse en una oportunidad, sobre todo, para Asturias», afirmó hace unos días Alejandro Irarragorri, presidente de la entidad rojiblanca, para explicar sus propósitos.

Tras un importante período de análisis sobre el estado del icónico estadio español, –en unas condiciones mejorables, imposibles para cubrir un evento de la envergadura de un Mundial, según los informes recabados por el Grupo Orlegi– y las posibilidades que podría ofrecer su entorno, el arquitecto Sordo Madaleno terminó el proyecto de obra hace unas tres semanas. Muy pocas personas han tenido en este período acceso a las maquetas. El proceso, pues, se ha llevado a cabo con sumo hermetismo y discreción. 

Orlegi Sports y la Federación Española de Fútbol, con buena sintonía, consideraban prioritario que no se destaparan los planes. Tampoco, claro, la inversión a realizar, que sigue sin estar al cien por cien cerrada. En este tiempo han insistido mucho en que la candidatura lleve un perfil bajo, argumentando que hay otras 14 sedes metidas de lleno en la carrera. Pero en Las Rozas observan el proyecto como «claramente ganador». Sobre todo, desde la mañana del jueves. 

Y en el Sporting, por su parte, creen que la candidatura está en estos momentos muy bien situada. Se ven entre las once sedes elegidas. Responsables de la FIFA, además, visitarán El Molinón en noviembre. El contexto político actual no es, en cualquier caso, el más adecuado. Hay un clima preelectoral tanto en la ciudad como en la región, marcado por la incertidumbre y la tensión. Fuentes consultadas por LA NUEVA ESPAÑA estiman que el montante que prevé Orlegi Sports para su proyecto (hoy por hoy, porque no se pueden descartar cambios de aquí al inicio de obra) está en unos 300 millones de euros. Es decir, se necesitaría de un enorme esfuerzo económico ante una de las operaciones arquitectónicas más importantes que se recuerdan en la ciudad. El coste del Nuevo San Mamés, al que usan como ejemplo algunos actores implicados en la operación, se elevó a los 186 millones de euros. Ahora, el montante sería notablemente mayor. 

Pero sería, en cualquier caso, por el total del proyecto, no solo por crear un estadio de cero, que, hasta hace muy poco, ya era de por sí algo impensable. El Ayuntamiento, dueño de El Molinón, el estadio más antiguo de España, no será uno de los actores que aporten una inversión significativa, según aclaró hace días la propia alcaldesa, Ana González. La previsión del grupo mexicano es sufragar el histórico proyecto con la suma de distintos actores, siendo el peso mayoritario de la inversión el capital privado.  

A pesar de que la cifra suena inaccesible, Orlegi Sports es muy optimista respecto a conseguir la financiación. Cree que podrá contar con el dinero. Cuenta, en ese sentido, con aliados potentes. Ha calculado los movimientos que debe llevar a cabo con sumo esmero. Además, está prevista la colaboración económica de la Federación Española de Fútbol y del Consejo Superior de Deportes. Eso, claro, siempre que El Molinón fuera una de las sedes elegidas para albergar el Mundial. 

Este es, a todas luces, el proyecto estrella de Alejandro Irarragorri en el Sporting, incluso por encima de la reforma integral prevista para la Escuela de Fútbol de Mareo, porque supone volver a construir el mayor símbolo de la entidad, como es su estadio, y por todo lo que la obra implicaría para Gijón, dejando un legado de por vida con la constitución de un nuevo campo y una gran zona verde de 25.000 metros cuadrados. Su primer movimiento al llegar a la entidad fue, de hecho, ponerse en contacto con la Federación Española de Fútbol para intentar meter a El Molinón en la carrera para ser sede del Mundial. Desde entonces no ha parado de hacer gestiones hasta plantear el proyecto en Las Rozas. Se trata de un claro punto y aparte en la historia del Sporting. No es en cualquier caso un proyecto sencillo. Hay muchas aristas que lo complican. Hoy se dibujan varios interrogantes en el horizonte. Porque el proyecto lanzado por el grupo que preside Alejandro Irarragorri pretende operar en un equipamiento de propiedad municipal, en suelo público, pero, también, en suelo privado, con la creación de nuevas infraestructuras inmobiliarias, como es el caso de las dos torres. 

El Plan General de Ordenación (PGO) actual, aprobado en enero 2019, debería ser sometido a cambios en todo lo relativo a la zona afectada por la operación. Una de las claves estaría en si se puede delimitar esa zona de actuación a través de un plan específico. Y, sobre todo, si este proyecto de obra encaja en la normativa urbanística municipal existente. El nuevo estadio, que estaría ligeramente elevado, se construiría ocupando gran parte del suelo actual, pero también se extendería unos metros en dirección al Palacio de los Deportes, ganando así terreno. Ese plan de obra terminaría, por un lado, con el parking exterior, una infraestructura que ha estado muy sujeta a debate en los últimos años. La nueva propiedad tiene previsto crear un enorme parking subterráneo, cuya capacidad sería notablemente superior al actual, llegando a atender las exigencias de la FIFA. Quedaría entre interrogantes la continuidad del rastro en esa zona, sin un terreno específico habilitado.

El aforo del nuevo recinto, sostienen las fuentes consultadas por este periódico, será igualmente de 40.000 butacas netas, como exigen las normas de la Federación Española de Fútbol para que pueda ser sede de la Copa del Mundo. Las cuatro gradas tendrían todas la misma dimensión y altura, protegerían al público de la lluvia (el diseño no acoge cubierta retráctil). El interior del recinto, del mismo modo, continuaría contando con cantinas para su explotación. Se estudiaría también la creación de un restaurante con zonas VIP con vistas al campo al estilo «del nuevo Santiago Bernabéu». Los espacios interiores del estadio se modernizarían profundamente. Las infraestructuras (salas de reuniones, despachos) estarían a la vanguardia, incluyendo, entre otras mejoras, una sala de prensa de última generación. El estadio, además, sería blanco. Y en la fachada se crearán, en principio, dos grandes escudos del Sporting, uno en cada lateral (un apartado que aún está por decidir). 

El proyecto también recoge la apertura de bajos comerciales para su explotación en los exteriores del recinto, que aspira a convertirse en un gran polo económico para la ciudad y para la región; uno de los de su mayor relevancia. Hoy, el Ayuntamiento tiene una concesión suscrita con el Grupo Cafento hasta 2050 para explotar esos bajos. La nueva propiedad del Sporting tiene en mente dinamizar más el entorno del estadio rojiblanco, tal y como ha hecho saber a los responsables municipales. Dotarlo de los mejores locales. Es algo todavía que está por decidir. 

«La intención es que El Molinón y su entorno sea un polo económico para la ciudad», explican fuentes conocedoras del proyecto. Orlegi Sports plantea crear además un enorme paseo que conectaría la playa de San Lorenzo con lo que sería el nuevo Molinón. Eso, añadido al parque Isabel la Católica, convertiría el entorno en un rincón muy singular de Gijón. Dentro de este nuevo entorno, se levantarían las dos grandes torres previstas, en principio en suelo privado, lo que obligaría a una negociación con los actuales propietarios.

Todos estos detalles serán presentados la próxima semana por el Grupo Orlegi a los grupos municipales del Ayuntamiento de Gijón. Está previsto que el propio arquitecto se conecte por vía telemática desde México para dar detalles de todos los pormenores. En ese momento, dará comienzo una gran carrera para que El Molinón se convierta en sede del Mundial de 2030, siempre y cuando España sea país organizador. Una carrera que se prevé apasionante.

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