La figura de la semana | Isolina Riaño Galán Pediatra en el HUCA y próxima presidenta de la Sociedad Internacional de Bioética

Una médica que sana al tercer mundo

Reconocida profesional en el HUCA e incesante activista en África, afronta un nuevo reto al frente de la SIBI al suceder a Marcelo Palacios

Isolina Riaño.

Isolina Riaño.

Gabriel Cuesta

Isolina Riaño Galán (Almurfe, Belmonte de Miranda, 1961) nunca ha dudado en dar un paso al frente para ayudar a los más vulnerables a través de la Medicina. A esta reconocida pediatra del HUCA ahora le toca también adelantarse para ponerse al frente en su querida Sociedad Internacional de Bioética (SIBI). Siempre vinculada a ella "desde muy joven", tomará el testigo en junio de Marcelo Palacios, su fundador y presidente desde el nacimiento de esta importante entidad hace ya un cuarto de siglo.

Sus más allegados la definen como una profesional "eficaz y con unos valores muy marcados y especiales". Nacida en una familia humilde, que vivió "situaciones muy difíciles" en pueblos de Somiedo, ya de muy joven desprendió su clara vocación de ayuda a los demás. "Mi abuela, por ejemplo, era analfabeta. Yo tuve la oportunidad de estudiar, soy hija del 'baby boom'. A mi familia le agradezco que me haya enseñado a vivir en escasez y en abundancia, que me haya trasmitido el valor del trabajo y del esfuerzo", confesaba en una entrevista en LA NUEVA ESPAÑA.

Tras una adolescencia muy vinculada a Grado, eligió el camino de la Medicina en la facultad de Oviedo por su "faceta humana". Allí se enamoró de la pediatría cuando recibió clases magistrales porque, sostiene Riaño Galán, "trabajar con los niños es estar en contacto con la vida, con el presente y el futuro". Comenzó su andadura como pediatra en el Hospital Carmen y Severo Ochoa de Cangas de Narcea para después trasladarse al Hospital San Agustín, en Avilés. En todos los sitios por los que ha pasado ha dejado "una huella muy profunda". "Es una persona muy cercana a la gente y se ha rodeado de muchos amigos", ensalza su entorno. En 2016, se trasladó al HUCA, donde transmite en su día a día "empuje y garra". Lo demuestra su agenda, siempre apretada. Imparte talleres, conferencias, participa en investigaciones y publicaciones… "Es incansable. Trabaja muy intensamente y se vuelca por completo". También es muy activa en redes sociales, una herramienta con la que se conecta al mundo y trata de ayudar a los demás.

Lo cierto es que lo que realmente define a esta pediatra es su clara vocación social. Ya de pequeña, mucho antes de decantarse por la Medicina, tenía claro que quería ser cooperante. Se enamoró de África al instante, cuando pisó Malaui por primera vez en 1988. Confiesa que le sedujo "la mirada de la gente" y, desde entonces, pasa todas sus vacaciones ayudando en estos países. Viaja ligera de equipaje para llenar su mochila de solidaridad con sus gentes. Esa determinación le alzó a ejercer durante unos años como presidenta de Médicos Mundi, crear la coordinadora de ONGD del Principado de Asturias y fundar la asociación Arco Iris Educación para el Desarrollo. "También realizó estancias en América del Sur, en Bolivia y Nicaragua. Le preocupan enormemente las cuestiones sociales y busca soluciones a través de numerosos proyectos. Por ejemplo, atiende a mujeres embarazadas en Malaui, donde no hay ni comadronas", destacan desde el seno de la SIBI. Precisamente, fue en África donde Isolina conoció a su único hijo, Jesús. No tenía pensado adoptar, pero el "vínculo especial" que se formó entre ellos la empujó a traerlo a España cuando tenía diez años por motivos de salud e hicieron un proyecto de vida en común.

Ese espíritu y compromiso social lo plasmará como próxima presidenta de la Sociedad Internacional de Bioética. "Una palabra clave en mi vida es la cooperación. No solo la internacional, sino en el día a día. También el compromiso y la responsabilidad", reiteraba en este periódico cuando abandonó el Hospital San Agustín. En realidad, es una frase que podría aplicarse a su nueva andadura en la SIBI. Accederá al cargo en junio, pero ya empezará a realizar labores de dirección en enero. Desde el seno de esta prestigiosa entidad consideran que es "una fortuna" contar con alguien como ella. Desde hace dos años es miembro del Comité Científico, principal órgano de la sociedad, cuyos integrantes, muchos de ellos referentes internacionales en sus especialidades, "son escrutados intensamente valorando qué puede aportar". En su caso, se ha valorado "su carácter humilde y predispuesto", además de "un profundo conocimiento de la Bioética a través de largos años de experiencia profesional". Este primer medio año comenzará su rodaje asesorada por un amigo al que admira como el prestigioso médico Marcelo Palacios, fundador del SIBI que da un paso a un lado por su propia voluntad, aunque se mantendrá vinculado como presidente de honor. "Marcelo ha hecho posible un diálogo bioético con la ciudadanía en un mundo muy complejo. Esperamos seguir por ese camino", le agradeció Riaño este pasado viernes, cuando se anunció su nombramiento durante un acto en el Ayuntamiento de Gijón con motivo del 25.º aniversario de la sociedad.

Sus palabras hacen presagiar una línea de trabajo continuista y coherente con la ejercida por Palacios durante este cuarto de siglo. Su elección generó un consenso total entre los miembros del Comité Científico. "Es una persona extraordinaria y va a aportar grandes cosas. Posee una visión muy enriquecedora a raíz de sus años de profesión y ha estado en contacto con multitud de profesionales. Su visión es completa y tiene dotes de mando para tomar decisiones complejas. Es una líder". Guarda una gran relación con excompañeros de los hospitales de Cangas de Narcea y Avilés. También con importantes profesionales del sector de la salud, como el consejero Pablo Fernández Muñiz y Devline Msowoyo, médico de Malaui miembro del Comité Científico de la SIBI con el que guarda "una relación con él muy intensa" fruto de sus proyectos sociales en África.

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